Capítulo 9

4 0 0
                                    

Tarde del viernes, mi día de maratón de series. Ya tengo casi todo listo; ordenador, aperitivos, bebida..ya solo me queda decidir con que serie comenzar. Y creo que Shameless será la elegida, amo estas tardes.

Son una de las cosas sin las que no podría vivir, junto con la música, la comida y mi familia.

Llevaba toda la tarde en mi habitación cuando decidí hacer un descanso y mandarle un mensaje a Alex para planear lo de mañana. Vendría a mi casa sobre las diez para después ir a la fiesta.

Mañana es el "gran día" y ojalá que salga todo bien, mañana también tengo que llamar a mi prima para lo del estilismo y todo eso; sinceramente no me apetece ir demasiado exagerada o recargada así que ya veremos como acaba todo esto. Iba a retomar la serie cuando mi madre me llamó para avisarme que la cena ya estaba lista, nada más bajar las escaleras ya te llegaba un rico olorcito desde la cocina.

Me senté a la mesa y devoré el plato casi en tiempo récord. Si mi madre no hubiera sido doctora podría haber sido chef perfectamente, tiene manos de oro en la cocina.

Me puse a fregar los cacharros mientras ella se tomaba un té, le di de comer y limpié a mi pequeña bolita de pelo y me quedé un rato con mi madre en el salón ya que con su trabajo no solemos tener mucho tiempo para estar juntas. La mayor parte del tiempo hablamos de banalidades pero para nosotras incluso eso era algo que no cambiaríamos por nada del mundo. Puede que algunas veces no haya sido del todo sincera con ella en ciertos temas, pero siempre he apreciado la facilidad que tenemos para hablar sobre cualquier cosa.

Somos aún más unidas desde lo de mi padre, fue algo que nos marcó para siempre. Cuando nos abandonó, dejó un vacío muy grande que rondará siempre por mi cabeza. Día tras día me culpaba por su marcha, hasta que comprendí que yo no tenía culpa de las acciones de los demás y que con el tiempo cada quien obtenía las consecuencias que se merecía.

No quiso dar ninguna explicación y simplemente se fue como un cobarde. Nunca entendí porque huyó sin afrontar las consecuencias, pero con los años aprendí que mi prioridad ahora éramos mi madre y yo y nadie iba a cambiar eso.

Ella es y será siempre mi ejemplo a seguir. Estoy totalmente orgullosa de ella y espero que en un futuro, ella también lo esté de mi.

Se me pasó la tarde demasiado rápido, así que me puse el pijama, le di las buenas noches a mi madre y me metí en la cama para dormir plácidamente hasta el día siguiente.

Sábado por la mañana, más exactamente las 10:00 a.m. Preparé algo de desayuno, me puse algo cómodo para estar por casa y cogí el portátil para la videollamada con Liz. No sé si estará despierta a estas horas ya que su horario los fines de semana es a partir de la una o incluso eso es hasta pronto para ella. Imagino que ese efecto producen las fiestas.

Cuando pensé que ya no iba a cogerlo, para mi buena suerte, su bonita cara mañanera inundó mi pantalla. Después de que se le pasaran las ganas de asesinarme por haberla despertado recordó el motivo de mi llamada y una sonrisa cómplice asomó en su cara.

Buenos días querida prima, ahora mismo te maldeciria en veinte idiomas distintos, pero como tenemos cosas más importantes que tratar dejaré eso para luego

Fíjate que aún con ese mal humor estás muy guapa recién levantadame regocijé molestandola un poco.

No tientes a la suerte guapita

No pude reprimir la risa. Me encanta chincharla y ella siempre cae, aunque en el fondo nos amamos. Después de contarnos mutuamente como nos han ido estos últimos días, empezamos a pensar en la elección de ropa. Si fuera por mi llevaría unos pantalones con una camiseta bonita y mis zapatillas favoritas. La comodidad ante todo. Pero justo esa idea fue la primera que desechó.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 05, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora