El Eco Alquímico

Capítulo XXIV De compras

-Tsubaki. Ya acabé de sanar a tu novio- decía Karma dándole paso a la asesina ioniana, quién, al igual que el noxiano, se sobreexaltó

-¡N-NO SOMOS PAREJA!- ambos le gritaron al mismo tiempo, por lo que Karma soltó una pequeña risa

-En fin... No hagas mucho esfuerzo físico aún, Paracelso. A pesar de que te sané, aún no estás en condiciones óptimas- le recomendaba la Iluminada mientras los veía alejarse

-Bien Zero, tengo que ir al mercado, y por lo visto, Karma y yo somos las únicas que no quieren matarte, ¿quieres venir conmigo?- la chica fue seria al decir esto, poniendo ambas manos en sus bolsillos y mirando únicamente hacia el frente

-No soy fanático de ir de compras... Quizás pueda dormir en un árbol-

-Bueno, ¿y si ves algo que te interese?- Tsubaki le preguntó esto dirigiéndole una mirada, de esas mal dibujadas en los animes que equivaldría a un 7u7

-No soy un niño para andar emocionándome por un juguete en la repisa. No jay forma de que me convenzas-

-¿Qué te parece comprar otra chaqueta? La que tenías la lanzaste al aire en nuestro primer encuentro y nunca la recogiste-

Paracelso pararía en seco y miraría a Tsubaki, con una sola frase en su mente, que ni loco diría -Ha dado en el clavo...- luego, se replanteó y dijo -Bien... Iré contigo-

Tsubaki mira a Zero y lo toma de su mano, empezando a correr, mientras jalaba de este

-¡Caminas muy lento! ¡En nuestra pelea ibas a una velocidad enorme!- le gritó la chica, corriendo con él detrás

-En nuestra pelea tenía prisa en derrotarte. Ahora no tengo ninguna-

Mientras Zero es arrastrado por la chica, llegan a un cruce, no necesitaban doblar en ningún momento, pero, como Tsubaki iba corriendo, no se dio cuenta de que una manada de toros salvajes empezó a cruzar la zona

Cuando estubo a punto de ser atropellada, fue jalada hacia atrás, cayendo justo en los brazos del alquimista

-Ten más cuidado... Justo por eso no ando co- Zero fue cortado de repente, pues Tsubaki había empezado a besarlo y jugar con su cabello

Luego de unos segundos así, ambos se separaron, con Zero mirándola bastante sonrojado, la chica volteó la mirada al darse cuenta que lo hizo

-¿Por qué?- fue lo único que pudo salir de la boca de Paracelso -¿Por qué me besaste?-

-Bueno... Quizás fue el momento, cualquier chica besaría a alguien que la salvó de ser embestida. Que tus pectorales sean fuertes no ayudan a que no tenga la tentación- le respondió totalmente roja

Zero dejó de abrazarla y empezó a caminar hacia el mercado, que ya se veía de lejos

-Sólo compremos lo que necesitamos...- respiró hondo, y dijo una frase que llevaba tiempo sin decir -Yare yare daze...-

Una vez frente al sitio, decidieron separarse cada quién por su lado. Con la fuente del centro como punto de reunión

Zero caminaba tranquilamente por la zona de mercería, mientras repasaba los materiales necesitados -Tela negra, tela gris y una cremallera...-

Mientras seguía en su búsqueda, un vendedor ambulante, con un ramo de flores lo interceptó, diciéndole -¡Oiga! ¡Se ve bastante joven! ¿No quiere llevarles unas flores a su pareja?-

De inmediato, Zero tuvo una imagen de Tsubaki en su cabeza, que borró de inmediato -No tengo ningún tipo de pareja. Gracias y que tenga buen día- Zero trató de ignorarlo, pero el vendedor seguía insistiendo

-Vamos muchacho, te ví besándote con alguien en la entrada, ¿realmente dirás que no es tu novia?-

Zero tomó al vendedor del hombro y lo miró de forma amenazante, tanto que hasta unos kanji de la palabra flotaban a su alrededor, apretando su hombro con cada vez más fuerza, aplicada por la hidráulica de su brazo

-Escúchame bien... No me interesa ser engañado por un florista...- Paracelso lo levantó, aún sosteniendo su hombro y lo terminó diciendo -Piérdete-

Lo lanzó con fuerza hacia un kiosko, el cual estaba cerrado, por lo que nadie, salvo el vendedor ambulante, salió herido

-Yare yare daze...- dijo alejándose hacia un kiosko con telas calmadamente

-Buenos días joven... ¿En qué puedo servirle?- le preguntó amablemente el vendedor, a lo que Zero sacó una hoja de papel y le dijo

-Necesito algo de carbono y oxígeno. Algo de hidrógeno en menores cantidades, y algo de carbono y OH- Zero tomó una pausa, al ver que el vendedor no le entendió, le repitió -6 yardas de tela gris y 2 yardas de tela negra-

El vendedor asintió y empezó a cortar la tela en el tamaño asignado

-¿Algo más señor?-

-Sí. ¿Tienes cremalleras?-

-¡Por supuesto! ¿Cuánta necesita?-

-Lo suficiente para llegar a 1,90, mis abrigos no son tan largos-

El vendedor accedió y le dio lo deseado, luego de que Zero pagara, transmutó todos los materiales en una chaqueta nueva, y fue a la fuente a esperar a Tsubaki

La chica había regresado mientras él miraba al cielo. Se sentó junto a él y le comentó

-Puedes quedarte en mi casa. El cuarto de huéspedes está disponible-

-Tsubaki... ¿Por qué me ayudas?-

-Tú mismo lo dijiste...- Tsubaki se acercó un poco más y se apoyó de su hombro -Soy la única que no te quiere ver muerto-