— ¿H... Hermanos... ? —Repetí atónita, mientras observaba de arriba abajo a Hayato. ¡No me parecía en nada a él!
— Ven. —Me cogió de la mano suavemente, llevándome a un lugar alejado donde podíamos estar tranquilamente, enumerando los hechos.
— ¿Cómo que... Hermanos? —Volví a repetir sin poder creermelo. — Eres un Dios, yo una humana; no nos parecemos en nada. ¿Por qué nos separaron? ¿Por qué mi madre humana no me dijo nada de ti? ¿Por qué vivimos en dimensiones distintas? —Hice pregunta tras pregunta, desesperando me.
— Kaoru, empecemos por el principio. —Recomendó tomando me de las manos.
— Tu padre... No... Nuestro padre me hizo recordar nuestra separación, pero no recuerdo nada más. —Añadí sin comprender.
— Él sólo te hizo recordar esa parte, no quería verte más sufrir por todo lo que te ocurría... Lo demás te lo tengo que informar yo. —Respondió dejando salir un suspiro.
—Adelante. —Dije impaciente.
— Nuestro padre, de niño, estaba obsesionado con el mundo humano, le encantaba meterse donde no le llamaban y fue ahí cuando conoció a tu madre humana. —Hizo una pausa como dando a entender que no compartíamos la misma figura materna, luego prosiguió. — Pasaron un largo tiempo juntos, hasta que su relación fue a más. Nuestro padre rompió las reglas teniendo te a ti, y eso no le hizo mucha gracia a su prometida, que es mi madre. —Aclaró.
— Pero... Tú eres mayor que yo, ¿cómo que nací antes? —Pregunté sin comprender.
— Mi madre se dio cuenta de que tuvieron relaciones y fue ahí cuando empezó a tomar medidas. Prohibió el verse a la pareja, e incluso no estar en el día en que tú llegaste al mundo. —Me puso una mano en la cabeza, acariciándola con una leve sonrisa. — Cuando impuso esa norma a los pocos días mi madre estuvo de mí, pero por obligación no por amor. Fui un niño... Obligado si se puede decir.
— Lo siento, Hayato... Pero eso no responde a mí pregunta. —Le reproché mientras agarraba su mano.
— El tiempo del Mundo Humano y el Mundo de los Dioses no es el mismo, Kaoru, ese es el motivo. —Explicó. — El Mundo Humano el tiempo pasa muy lento, y el de los Dioses muy rápido, es decir, cuando tú naciste yo ya nací hace cuatro meses.
Ahora comprendía el por qué los Dioses vivían tanto tiempo, el hecho de que el tiempo vaya más rápido, los días y años se pasan en seguida, cumpliendo cada vez más años sin apenas notar algún cambio.
— Nuestro padre y tu madre tenían un amor tan grande que mi madre no pudo hacer nada, los dejó verse de vez en cuando, juntándonos a ti y a mí para jugar. —Sonrió Hayato.
— ¿Por qué tú eres un Dios y yo una humana? —Pregunté mirando sus rojos ojos.
— Cuando nuestro padre dejó embarazada a tu madre apenas podía controlar su magia, era un negado para los poderes, incluso quería ser un Humano para abandonar su cargo como Rey para estar con tu madre. —Respondió dándome acaricias en mi mejilla. — El castigo de nuestro padre fue estar un mes bajo Dioses superiores a él, enseñándole sobre el Poder de la Música. Ahí su sueño fue arrebatado aprendiendo perfectamente el uso de su elemento, y dejó a mi madre de mí.
— Su sueño era... Estar con mi madre siendo él humano, y al aprender utilizar su poder... Nunca podría convertirse en uno... —Me dije a mí misma, aclarando me, haciendo que asintiera Hayato ante mi hipótesis.
— Nos dejaron vernos en muchas ocasiones, pero mi madre escuchó que tenía planeado escaparse nuestro padre por su amor... Mi madre mandó a asesinar a la tuya y a ti. —Me quedé boquiabierta, comenzando a emanar lágrimas. — Nuestro padre llegó a un acuerdo, borraros a ambas los recuerdos. —Finalizó.
Después de escuchar toda esa historia, que ni parecía real, me miré preguntándome “¿De verdad yo había pasado por todo eso? ¿Mi madre sufrió tanto? ¿Aquel hombre que me abrazó nada más llegar a Palacio era mi verdadero padre?” Todavía tenía que asimilar todo esto.
Me levanté de mi sitio dispuesta a irme, a estar sola y volver a pensar sobre esto. De repente fui jalada por la mano de mi... Hermano, terminando en un gran abrazo con mucho sentimiento. Todavía tenía que hacerme muchas preguntas hacia mí persona, pero muchas... Pero en ese momento ya nada importaba, solo estar con él.
— No te alejes nunca de mí, Hermana. —Me pidió en susurro apretando me contra él.
¿Por qué él se mostraba y se muestra tan protector conmigo? ¿Por qué me puse mal al darme la noticia de que Ceres era su prometida? ¿Por qué me siento vacía cuando no estoy con él? Ahora es mi hermano, y todavía siento todo eso como si no lo fuera.
¿Me quiere como hermana o como... ?
ESTÁS LEYENDO
Viviendo Con Dioses. | Kamigami No Asobi. |
Fanfiction"¿Dónde estoy? ¿Quiénes son ellos?" Fueron las primeras preguntas que se me ocurrieron. Aparecí por arte de magia en una especie de isla a través de un portal, y no sé ni qué pinto aquí. Me llamo Fujin Kaoru, tengo el pelo lacio, corto y de color v...