4 - 「 Bosque de bambú 」

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Ya era de noche cuando Shen Qingqiu decidió detenerse. Agotado, arrastró sus pies hasta un pequeño bosque de bambú.

Salió del Abismo Sin Fin cuando el sol estaba en alto y no se había parado a descansar en todo el día, sin ser capaz de encontrar un momento de paz.

Todo sea dicho, Shen Qingqiu actuó precipitadamente y sin pensar. A pesar de que no necesitó reflexionar mucho para llegar a la conclusión de que no quería pasar el resto de su eternidad enfrentándose a monstruos y viviendo en la soledad absoluta, tampoco se preguntó qué haría una vez abandonara aquel lugar.

Porque... a los ojos de todos, probablemente él debía estar muerto, ¿verdad? No habría lugar para un fantasma en la secta.

En el fondo, Shen Qingqiu quería pensar que alguien habría llorado por su pérdida; que, a pesar de los muchos años que habían pasado desde entonces, alguien todavía no le olvidaría.

Sin embargo, otra parte de él mismo trató de ver el lado positivo: ¡ya no tendría que arriesgar su vida nunca más! Una vez escapó del abismo, le llegó una notificación del sistema que le avisó de su próxima misión, tras la que, si lo hacía bien y ganaba los puntos suficientes, se libraría del sistema y podría comenzar a actuar con libre albedrío, ¡sin preocuparse por el sistema de puntuaje!

La misión parecía sencilla, además. Anteriormente, Shen Qingqiu ya había tenido que resolver un caso y enfrentarse a Mariposa, cuando usó el "Modo Fácil" por primera vez. Esta misión era similar: Shen Qingqiu tenía que viajar hasta Zhouzhuang y ayudar a su escasa población a librarse de un demonio acuático que había estado sembrando el terror en aquella zona. En esta ocasión no disponía de ninguna opción alternativa para facilitar la misión, pero a Shen Qingqiu no le preocupaba. Ahora contaba con energía demoníaca, y era capaz de matar a este demonio de un solo golpe.

Fácil.

Sencillo.

Una misión ofrecida por el sistema, ¿qué podía salir mal?

Shen Qingqiu había mirado fijamente la brillante pantalla donde aparecían todos los datos, apenas resistiendo las ganas de gritar. Debía obtener 10.000 puntos. Si fallaba, le restaría 100.000.

En otras palabras, moriría definitivamente, no más oportunidades.

Genial.

Maravilloso.

Shen Qingqiu amortiguó un grito con su manga. No importaba, se dijo. Podía hacerlo.

Mantuvo su actitud positiva. Ir a Zhouzhuang tampoco parecía una mala idea, podía aprovechar la oportunidad para comprar unas túnicas nuevas o un sombrero de paja para ocultar su rostro. Nunca había visitado esta localización, por lo que habrían menos posibilidades de que alguien le reconociera.

Zhouzhuang estaba lejos, ahora era de noche, y no le vendría mal descansar, pues todavía le quedaba un día de viaje.

Aquel bosque de bambú era perfecto, pese a que podía llegar a parecer amenazador en la noche. Sus prolongadas cañas causaban la impresión de que el bosque se extendía infinitamente, y se alzaban hasta el cielo sobre su cabeza, ocultándolo en un verde más oscuro que el jade. Las cañas se movían empujadas por el viento, y crujían alertando a cualquiera falsamente.

Pero para Shen Qingqiu, este bosque solo le evocaba tranquilidad y paz mental. Sus estándares para cosas tenebrosas habían dado un giro de ciento ochenta grados durante los últimos siete años. Escogió un sitio conveniente custodiado entre una roca tan grande como dos hombres y un matorral, y se sentó allí.

Normalmente, él trataba de no pensar en ello, pero estando a solas y únicamente acompañado de su traicionera mente, esta vez no pudo evitar recordar su anterior vida.

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