FÉNIX [larry]

capítulo ocho.

[ Caminó de vuelta a casa con rápidez debido a lo oscura que se encontraba la noche; tan sólo siendo alumbrada por las farolas viejas, miro sobre su hombro al sentir una mirada sobre sí al no ver nada se tranquilizó un poco y continuó con su camino pensando en que tal vez era paranoia.
sin darse cuenta una idea rondaba por su mente se sentía... ¿vigilado?. ]

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Talló sus ojos aún adormilado, estiró su cuerpo y bajo los pies de la cama. bajo a pasos lentos caminó hasta la sala, notó sus pies humedecerse en lo que parecía ser agua no le tomó mayor importancia
pensando que su abuela solía ir por agua en la madrugada.

abrió sus ojos y su respiración se atasco, coloco una mano sobre su pecho justo encima de el corazón, sus ojos comenzaron a volverse brillosos debido a las gotas saladas que amenazaban por salir en cualquier momento.

Su mundo se detuvo y las sensaciones parecían ya conocidas. El tiempo paro repentinamente, su respiración se atasco, su vista nubló. No supo de dónde saco la fuerza para soltar semejante grito de terror.

sintió sus ojos abrirse de un momento a otro haciéndolo parpadear varias veces para acostumbrarse a la luz encendida de su recámara. ¿que carajos había sido eso?

posó sus pies sobre la pequeña alfombra adornando a un lado de la cama. caminó todavía asustado con aire patoso hasta el baño; enguajo su cara y regresó a sentarse a la orilla de su cama.  En definitiva el sueño, o mejor dicho, pesadilla más horrible que había tenido en su vida. Había visto a sus abuelos tirados sobre el sofá de su casa cubiertos en sangre, los ojos bien abiertos veían directamente a él. Podía sentir la mirada pesada como si quisiera traspasar su piel y tomar su alma entre sus manos para devorarla lentamente.

pero eso no es lo que le asustaba de sobremanera, si no que sus abuelos no se habían aparecido por la casa hace semanas.

La vida de Louis se convirtió en un completo caos después de aquella pesadilla, no tenía familia cercana a quién recurrir ni muchos menos sabía sus teléfonos. mantenía las luces encendidas y la televisión en el canal de caricaturas.
revisaba sobre su hombro constantemente al sentirse acosado con una inexistente mirada. Tal como sintió la de Abel y Luz en su sueño.
Fue despedido de la cafetería después de haber faltado tres días de la semana que pasó encerrado en su cuarto inundado en terror. Su compañera de trabajo ni siquiera una llamada hizo.

Asi que ahora era Louis, un Louis lleno de ojeras, tembloroso y bastante asustadizo. El día que decidió  salir de casa preparó volantes con la fotografía más reciente de sus segundos padres; caminó toda la mañana y parte del medio día tratando de encontrar una pista sobre ellos pero no había nada ni una carta ni una noticia. parecía que simplemente desaparecieron de la faz de la tierra.

Eran las cinco de la tarde cuando se sentó sobre la acera de su casa y contempló el cielo; lloró desconsoladamente sin tener un hombro al cual llorarle, un soporte para seguir adelante o una motivación para seguir buscando. oía los bajos murmullos de los niños que pasaban jugando enfrente de él. "¿qué hace llorando solito?, ¿le hablamos?, mamá dice que no hables con extraños".

Comprobó que la sensación de estar sólo en el mundo no era para nada agradable. Miró al cielo una vez más contemplando las estrellas y la luna brillante burlándose de su soledad. rogó a un dios, rogó a sus padres fallecidos, rogó a las estrellas para encontrar a sus abuelos.
Esa noche durmió fuera bajo el frío invernal y la luz de las farolas por miedo a entrar y descubrir a sus adoraciones tirados en un gran charco de sangre.

No estaba seguro de que hacer ni sentir. No sabía si debía continuar o parar con todo de una vez por todas. y es que ¿qué hace un adolescente sólo en la vida?.

Louis no sabía que podía obtener la respuesta si buscaba un poco más... tan sólo un poco.

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hola c: