01 - amarte y mi dolor.

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Supongo que el amor es lo más hermoso del mundo, es algo que te llena de alegría pero, ¿también de dolor? Estoy enamorado y lo único que gano es sufrir. Maldita sea Jinyoung. Pensó una y otra vez el menor mientras tocaba su dulce piano en aquel amplio salón. Hoy tenía el día libre, usualmente estaba con su mejor amigo pero desafortunadamente este no podía por la época de exámenes. Sabía perfectamente que su querido amigo estaba ocupado, pero lo molestaba que últimamente ni un hola le enviara por mensaje, cuando se veían era distante, ¿qué habrá hecho mal después de enamorarse?

Sus manos, tocaban aquellos finos teclados creando sonidos agudos por el aburrimiento que cargaba al estar toda la tarde metido en su casa, podría bailar pero no tenía ánimos de hacerlo, le gustaba bailar cuando se sentía enérgico hoy, solamente sentía una tormenta en su corazón. Se levantó de la pequeña sillita del piano, cerrando el cajón para tapar las teclas e irse hasta la segunda planta directamente a su habitación, recostándose en la cama boca arriba, observando el techo, sus ojos, tan vagos le traicionaron cuando su vista fue cautivada ante la foto que tenía junto a Jinyoung, aquel día en el que ambos habían estado en el parque de atracciones, el ver a su amigo reírse. Ese día fue maravilloso, lo recordaba al pie de la letra, el estar todo un día con él, pudo verificar que estaba enamorado de su pequeño amigo el cascarrabias.
Pasaron las horas y su mente seguía cuestionándose el cómo podía quitar esos sentimientos tan irreales. Le molestaba el pensar que era un tonto al enamorarse de su amigo, había leído libros sobre eso pero siempre el final era bueno, claro, ambos terminan juntos. Pero aquí era distinto, su amigo supuestamente era hetero, y le gustaba una de su clase de derecho. Se sentía un completo idiota.

Su teléfono vibró tres veces, sacándolo de sus duros pensamientos, haciendo que su cuerpo se levantara del cómodo colchón para observar los mensajes enviados, por fin, el amor de su vida le había escrito.

Hola.
Hoy, 17:57.
¿Estás ocupado?
Hoy, 17:57.

Sonrió, no era unos mensajes que demostraran algo pero le alegró mucho que su amigo le saludara después de unos días. Estaba aliviado pensando que este estaba muriendo por el estrés acumulado por los exámenes que vendrían.

Hey, hyung ¿cómo te ha ido estudiando?
Hoy, 17:58.
Y no, no estoy ocupado. ¿Ya terminaste?
Hoy, 17:58.

Esperó ansioso la respuesta del mayor, pero sabía que por ende este se tardaba un poco en responder. Así fuera porque estaba ocupado o porque usualmente no mantenía tanto con el teléfono cuando estaba en época de estudios.

Ya terminé. Me ha ido bien como
siempre. ¿Nos vemos?
Hoy, 16:08.

Bingo, Yugyeom podía sentir aquella euforia que siempre sentía al tener cerca a su amigo. Una tarde junto a él en este día tan deprimente era lo único que necesitaba.

SÍ. VEÁMONOS.
Te extraño mucho. ):
Hoy, 18:10.

Perfecto, Yugyeom.
Nos vemos en la cafetería
del centro. Así charlamos,
hace mucho no nos vemos.
Hoy, 18:12.

¡Allí nos vemos!
✔️ Visto a las 18:14.

Rápidamente no dudó en cambiarse e ir directamente hacia la cafetería como si su vida estuviera en ello.

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Jinyoung apartó uno de sus muchos libros que tenía encima de su escritorio, para así soltar un suspiro echando su rostro hacia atrás mientras su antebrazo tapaba la mayoría de su cara. De reojo miró el reloj que estaba en la pared las seis y media, seguro el menor ya estaría en la cafetería, lo conocía bastante bien. Era muy puntual. Tenía que contarle algo, la chica que supuestamente le gustaba, le había correspondido, y sí, supuestamente, a Jinyoung no le interesaba nadie, excepto el pequeño que tenía de amigo. Joder, amaba a Yougyeom con su alma, pero sus padres son homofobicos y obviamente tenía que fardar ante su sexualidad. Sabía perfectamente que estaba mal sentir algo por su mejor amigo, y más si era hombre. Nunca tuvo dudas de su sexualidad, hasta que simplemente vio a Yugyeom con otros ojos, se enfocaba mucho en su sonrisa, en los movimientos cuando bailaba o como sus manos tocaban aquel piano blanco. Todo sería maravilloso, absolutamente todo, pero sus padres no aceptaban eso ni muertos, y él mismo estaba dudoso si en verdad le gustaba los hombres o sólo era un capricho.

Menudo capricho.

Se levantó para ponerse su chaqueta de cuero, para salir de su apartamento seguido caminar hasta la cafetería que quedaba a pocas calles, el clima estaba helado, escondió sus manos en los bolsillos del pantalón caminando despacio, pensando en cómo le iba a decir aquello. No quería decírselo pero como era obvio, sus padres se lo contarían, por desgracia los padres de Jingyoung amaban a Yugyeom, lo adoraban, pensaban que era un chico que en un futuro sería artista. Su respiración pesó contra su pecho cuando sintió que estaría cerca de aquella cafetería, observó al rededor pasando a la otra acera al no ver tantos autos, llegando hasta la puerta, pudo ver por los grandes ventanales del local a Yugyeom sentado, esperando a su llegada. Simplemente sonrió. Entró al local, desabrochándose la chaqueta de cuero para sentarse al frente del menor, colocando aquella prenda en la espalda de la silla. Miró como el joven le dedicaba una amplia sonrisa que hizo su corazón ablandarse. Él siempre lograba que Jinyoung fuera alguien más cariñoso, sólo él.

— Hyung, ¿cómo estás? Hace mucho que no nos vemos y me es imposible no extrañarte, me aburre mucho estar solo en casa y más que mis padres nunca están. Siempre me encuentro en el salón tocando el piano mientras me muero por el aburrimiento, ¿cuándo terminarás los exámenes?— Dijo esto, y a los segundos vino una camarera que con ternura preguntó que querían para comer o beber, Jinyoung pidió un café junto a un pequeño pastel de vainilla. Yugyeom, por lo tanto pidió un café como su mayor junto a un trozo de tarta de chocolate con vainilla.

— Gracias. — Dijo el mayor mientras veía como la chica se alejaba, y de inmediato sus ojos se posaron al menor para así sonreír.— también te he extrañado, Yugyeom. Y me parece bien que estés tocando todas las tardes el piano, así puedes practicar para tus audiciones que llegarán pronto. Te quería decir que mi etapa de globales han terminado con buenas notas, también que ya estoy de vacaciones. — Un brillo en los ojos del menor se apoderaron de él.— también vine a decirte que, ¿te acuerdas de HeeJin? Pues, el otro día le dije que me atraía y sorprendentemente yo a ella también. — soltó un suspiro mientras recibía aquella taza de café con su postre y observaba como el menor cambiaba las expresiones mientras la joven le otorgaba sus alimentos. Dedicó una sonrisa por la atención para después enfocarse en el menor. Algo había cambiado en Yugyeom.

Roto.

— Hyung, yo, mh. Me alegro por ti, sí. —Balbuceó mientras miraba su taza de café con sus manos sosteniendo esta para calentarse. Se sentía horriblemente mal, sentía un vacío en su pecho. Era idiota, un jodido idiota. Era obvio que su amigo estaría con la chica que le gustaba, después de todo era hetero. Y mierda, quería llorar pero no podía, tenía que reprimir aquella sensación.— ¿ya son novios?— Le dolió.

— No, no, todavía no. Mis padres la quieren conocer, sabes como son, el otro día me llamaron si tenía a alguien en mi mente y yo les dije que sí. Me preguntaron mucho y sin más alternativa tuve que decirles el nombre de la chica.— En realidad en sus pensamientos solo pasaba la sonrisa del menor, le dolía mentir ante sus sentimientos pero era lo mejor, absolutamente lo mejor. — Y, Yugyeom, ¿tú cómo te ha ido últimamente?

— Ya te lo dije antes.— Su cabeza estaba gacha, la verdad ya no tenía ánimos.— Me sentía aburrido, algunas veces me distraía yendo a mis clases particulares de baile, pero ya me son monótonas.

Ojalá morir en ese instante.

— Jinyoung, hyung. — Captó la absoluta atención del mayor.— Discúlpame, tengo que irme ya, se me olvidó que tengo cosas pendientes para mañana. Otro día nos vemos, ¿bien? — Se levantó de aquella silla colocándose la chaqueta, cabizbajo.— nos vemos hyung, cuídate.

Jinyoung no dijo nada, ni una palabra salió de sus labios sólo veía como su menor se iba rápidamente. El como había dejado la taza de café y su postre sin probar, no sabía que sentía en ese momento. Resignado.

Qué idiota era el amor.

Inefable. - Jingyeom. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora