Alessandro Mckeinck imponente e importante empresario griego que desde muy joven ejerce la presidencia de las empresa fundada por su abuelo Martakis... Mckeinck Holding inc. Nadie conoce su vida privada y con 32 años de edad se ha convertido en uno...
Como de costumbre, llego a la empresa a primera hora y me sorprende no encontrarlo en su escritorio o en mi oficina organizando todo para cuando yo llegue. Salgo y lo busco –y ahora te importa que no haya llegado el niñato- mi conciencia se burla de mí.
_Para nada… solo…solo _ Jennifer está sentada en mi silla, esperándome en la oficina.
_ ¿Qué haces aquí? _ ella se levanta y viene hasta mí, llevando sus manos directo a la bragueta de mi pantalón.
_Te veo muy tenso últimamente con la presencia del secretarucho…
_No lo llames así_ me sorprendo defendiéndolo ante Jennifer y ella me mira volteando sus ojos.
_Bueno… bueno... como se llame_ dice rosando mis labios con los míos y logra excitarme. Me lanza a mi asiento y yo caigo sentado.
_Tienes veinte minutos para que me hagas una buena mamada _ digo tomándola del pelo y halándola hacia atrás, ella jadea y asiente mientras la beso salvajemente_ De rodillas_ ordeno suavemente mientras que con mi otra mano la hundo en su pelo y la tiró más cerca de su entrepierna _ Trate de impresionarme_ digo y ella saca mi polla y se la mete toda a la boca haciéndome jadear.
Cierro mis ojos y me lo imagino a él, en mis pensamientos es el, el que se embute mi polla dentro de su boca húmeda. Mi verga va creciendo y se convierte en más gruesa con cada segundo que pensaba en la buena follada que le estoy dando en su boca. –¿deseas que sea él? – se burla mi conciencia esa pregunta me asusta y abro los ojos encontrándome a Jennifer ahogándose con mi polla en su boca, Por alguna razón, eso me enoja.
Cuando la voy a retirar a Jennifer de mi entrepierna la puerta de mi oficina se abre dejándome totalmente paralizado, su cara es de sorpresa, verlo allí parado con la boca abierta viéndome en esta posición, mi polla toma vida propia y palpita en la mano de Jennifer.
_Disculpen la interrupción _ dice el con inseguridad_ sigan en lo suyo_ sale de la oficina cerrando con cuidado de no lanzar la puerta, en eso reacciono y aparto a Jennifer de mí y arreglo mi camisa y mi pantalón y el hecho de mi oficina.
_Joder_ Salgo a ver si ya Andrus regreso a su escritorio, es la segunda vez que salgo y compruebo que él no está, no sé por qué eso me molesta. No sé por qué me preocupa que él me haya visto con Jennifer -¿será porque te gusta?- Eso nunca, es porque yo soy el jefe, no puedo andar por allí con la guardia baja y permitir que mis empleados me vean con la polla afuera mientras me hacen una mamada.
Tocan la puerta.
_Adelante_ autorizo para que entren_ hola tío, como amaneces.
_Bien hijo… ya todos nos esperan en la sala de juntas _ me hace saber que la familia ha llegado para dar lectura de una vez por todas al testamento del abuelo.
_ Bueno tío… andando_ me levanto palmeando su espalda y el me detiene.
_Hijo te veo tenso… ¿te preocupa algo? _Interroga preocupado _ ¿es sobre la empresa?
_Para nada tío. Despreocúpate… es solo que me levante muy temprano y no he bebido mi café de la mañana…_ miento y el parece creerme. Pero luego pregunta por mi secretario y eso me enfurece, pero me guardo mi rabia_ no se ha de estar arreglando unos asuntos que le encomendé. _ abro la puerta y salgo seguido por mi tío. En recepción por fin lo encuentro en una discusión muy acalorada con Jennifer, eso provoca risas en mi interior.
_Lo que pienses tu o tu jefecito me tiene sin cuidado _Jennifer me mira sorprendida, el rubor sube a su cara. Mi alegría interna se desvanece dando paso a la furia _ mejor ve al baño y lávate bien esa boca…_ él sonríe malicioso al ver que sus palabras surten efecto en la agraviada_ cuidado y se te caen los dientes por guarra y cochina _ ella pierde el color de su rostro y abre muchos los ojos. Sus palabras me dejan atónito, voltea y su cara pierde todo rastro de color –ya las pagaras kirial… ya las pagaras.
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_Señor Kirial _ lo llamo. Mi furia intenta salir a flote, pero me contengo_ la empresa le paga un generoso sueldo para trabajar, no para andar con chismes de pasillo increpando a mi recepcionista_ digo entre los dientes_ ahora retírese a su trabajo y que sea la última vez que llega tarde a su puesto_ doy la vuelta y me encamino a la sala de juntas donde me encuentro con mi tía Sandra y su hijo. Ya el licenciado Antonio Penzini está preparado y da lectura al testamento.
Todo transcurre como me lo esperábamos. Ya mi rabia ha disminuido un poco y comienzo a hablar con mi primo quien a partir de la próxima semana iniciara su aprendizaje sobre el manejo de la empresa junto a mi en la presidencia de la empresa.
