Día De Lluvia

32 2 0
                                    

El momento de planificar el viaje se vió frustrado por una pelea ocasionada gracias a Iván, quien seguia quejándose de la comida, lo cual enfureció a Liam y le dijo que se fuera de su casa. Gracias a la decisión tomada por Liam todos los demás estuvieron de acuerdo de que ya era hora de irse. Liam cerró la puerta de casa, y luego se dispuso a levantar los platos y a ordenar el desastre que habia en su casa, cuidando de que su gata no probara de aquel colcannon que habia quedado. Para las 15:00 p.m  ya habia terminado, y comenzó a planificar su sábado. Lo primero en su lista sería tomar una siesta, y efectivamente... la tomó. Para las 18:00 p.m ya había despertado y apenas se levantó de su cama, se puso su Blazer negro y partió rumbo a la cafetería del pueblo. Pidió un café espeso y sin azúcar, y mientras esperaba su pedido miraba por la ventana planteándose una sola y única pregunta: ¿Qué hubiera sido de la relación familiar entre el y sus padres, si hubiera nacido niña, así cómo ellos lo deseaban?, pues sus padres le recordaban cada vez que tenían oportunidad que ellos querían tener una hija y no un niño, y lo hacían sin importarles cómo el se sintiera al respecto y esto generaba uno de los tantos conflictos que había en la familia.
Luego de unos 15 minutos el mesero le sirvió su café y acto seguido entró por la puerta uno de sus tantos amores del pasado, una de sus ex's novias que lo habia marcado, pero desafortunadamente no en un buen sentido, pues le era infiel con casi un tercio de Dingle  y no tuvo mejor idea que sentarse en la misma mesa.
-  Hola Liam.
- ¿Qué quieres camille?- Respondió Liam cuidando cuantas palabras le dirigía-.
- ¿Cómo has estado?
- Mejor desde que decidí dejar de ser parte de tu farsa.
- ¿Aún piensas en eso Liam?
- ¿Y tú aún te acuestas con el idiota de la biblioteca que te daba los libros para tus informes en el último año del secundario?
- No, honestamente tú lo hacías mejor Liam
- Jamás dejarás de ser una escoria humana Camille.- Respondió Liam mientras dejaba el dinero de su cuenta y se levantaba de la mesa hacia la puerta-.
Liam decidió dar un paseo por las calles del pueblo, era un día bastante vacío, incluso el único cine que había en Dingle contaba con escasas personas, y en cuanto giró su cabeza hacia la izquierda notó que en un gimnasio ubicado en frente del cine tenía un espectáculo de boxeo y kickboxing, Pagó su entrada y al cabo de una hora y media ya estaba caminando en las calles otra vez rumbo a casa. Llevaba apenas 4 cuadras de haber salido del gimnasio cuando comenzó a llover, y no tuvo mejor idea que correr, cuando se encontró con un auto que casi lo atropella, aquel auto era el de Angie y su padre.
- Hey Liam!, Sube al asiento trasero, te llevaremos a casa por esta noche- Gritó Angie desde el asiento de acompañante-.
Al llegar a casa de Angie, todos bajaron del vehículo rápidamente y corrieron hacia la entrada, donde estaba la madre de la joven bajo el pequeño techo de la entrada, quien los recibió de un modo agradable, con una sonrisa bastante notable y su frase que se repetía cada vez que llegaban visitas.
- Pasen, ya está lista la cena.
- Oh... no se preocupe, yo me iré a casa señora
- No puedes irte ahora Liam, está lloviendo fuertemente y al parecer la tormenta no va a parar esta noche- Interrumpió el Padre de Angie colocando una de sus manos en el hombro de Liam-.
Liam miró a Angie con aspecto de estar incómodo y ella sólo atinó a sonreirle.
-Pasa Liam.- insistió la madre de Angie moviéndose de la puerta-.
Una vez que estaban todos sentados, Liam prefirió mantener una charla con la familia de Angie antes que comer más que un par de bocados de la carne de cerdo que estaba en su plato.
- No has tocado tu comida Liam-. Le dijo el Padre de Angie mientras cortaba más carne-.
-No tengo demasiado hambre señor Müller-. Respondió Liam masajeando su cabello en señal de incomodidad-.
-Vamos Liam, prepararemos la cama en donde vas a dormir.
Ambos subieron las escaleras y al llegar a la habitación de Angie comenzaron a revisar el armario en busca de sábanas y frazadas. Liam mirando a su alrededor descubrió un viejo tocadiscos y preguntó si podía utilizarlo, y al oír a Angie decirle que si, comenzó a buscar entre sus discos de vinilos, hasta que encontró un álbum de jazz que contenía las canciones que solía escuchar de niño, en aquellos veranos que pasaba tirado en la cama.
Los amigos pasaron horas y horas hablando sentados en una misma cama, iluminados con la luz de la lámpara que se encontraba en la pequeña mesa de Luz que estaba ubicada al lado de donde ellos estaban.
- Porqué jamás quisiste contar tu historia Liam?
- Porque no es algo que verdaderamente sea interesante Angie- Respondió Liam inclinando su cabeza hacia abajo-.
- Vamos Liam... Puedes confiar en mi.
- Son demasiadas cosas Angie... Recorrí mucho a pesar de aún ser joven y no me gusta llorar frente a nadie.
- Está bien Liam, te comprendo.- Contestó Angie tomando su mano mientras lo miraba-.
Angie se frustró demasiado, su noche se veía arruinada gracias a que no podía saber nada de Liam, sin embargo... Nadie sabía el motivo del porqué la frustraba más que ella, y era porqué  estaba enamorada de Liam hace más de un año, pero el temor al rechazo o el que la amistad entre ellos acabara era siempre más grande que sus ganas de confesarlo.
-Buenas noches Liam-. Le dijo Angie amargada -.
- Ya es hora de dormir?
- Si Liam, necesito descansar, por hoy fue suficiente movimiento.
- Está bien, entonces... Buenas noches Angie.
Liam tenía la oportunidad de irse a dormir en la cama que estaba a no más que un par de pasos, pero cómo notó que Angie estaba en un estado de amargura, prefirió quedarse a intentar cambiar el ánimo de su amiga acariciando su cabello y su rostro por lo que restaba de la noche.
Cuando Angie despertó, se encontró con pájaros cantando en el árbol que estaba frente a su ventana y con Liam durmiendo sobre su pecho, su cuerpo no emanaba más que alegría y felicidad, y con una sonrisa eufórica decidió despertar a Liam, quien cuando abrió los ojos no argumentó nada sobre el cómo había terminado ahí, cómo si nada hubiera pasado. Miró el reloj, eran las 11 p.m, a lo que respondió levantándose de un gran salto de la cama y nuevamente se puso su blazer para salir rumbo hacia su casa.
- Espera Liam... No quieres desayunar?
- Mmmm... Está bien, pero algo rápido.
Ambos bajaron hasta la cocina y cuando llegaron abajo, Angie comenzó a preparar la mesa y las tazas para el desayuno, luego de unos 20 minutos preparando tostadas y llenandolas del primer dulce que encontraron en la nevera, por fin llegó el momento en el que se sentaron a tomar el delicioso y relajante té de jengibre que Angie había hecho. Después de algunos sorbos, Liam recordó que su gata no tenía comida a su disposición, y dejando la taza y la tostada que estaba por meter en su boca, salió disparado hacia la puerta sin despedirse de su amiga.
- Cuando volveremos a vernos Liam!?-. Gritó Angie desde la puerta-.
- No lo sé Angie, Tal vez cuando el grupo se reúna de nuevo.
Y así Angie se quedó viendo cómo Liam desaparecía corriendo entre las calles del pueblo.

La historia detrás de su historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora