El chocolate olvidado

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Eran las 2 de la mañana. Todo estaba completamente en silencio mientras Jungkook encendía su ordenador. Bebió un sorbo de esa taza que contenía un delicioso chocolate caliente, cogiéndola con ambas manos para calentarse.

Hacía ya varias horas que Yugyeom había salido a trabajar y ya lo echaba de menos. Había intentado dormir pero ni siquiera había conseguido cerrar los ojos, así que decidió ponerse a editar su vídeo.

Cuando ya la pantalla mostraba el programa utilizado para editar, el chico se puso manos a la obra. Estaba tan concentrado que hasta su chocolate se había enfriado.

Sus mejillas se tiñeron de un rojo fuego en cuanto llegó al momento más intenso que había grabado nunca. Dejó prácticamente de editar el vídeo, ese momento le despertó todos los recuerdos de esos juegos íntimos que lo enloquecían.

Veía casi sin pestañear como Yugyeom no paraba de morder su sensible cuello, lugar donde Kook llevó su mano para acariciarlo suavemente.

Si hubiera podido despegarse de la pantalla del ordenador, se habría dado cuenta de la creciente erección que aparecía bajo su bóxer. Sin embargo, las imágenes le tenían tan absorto que volvió a esos minutos.

Yugyeom bajó sus mordiscos hasta la clavícula del mayor, lamiendo el hueso una vez que llegó. Los jadeos de Kook no esperaron para salir de sus labios, ni él lo impidió, ya que sabía que a su novio le volvía loco cualquier sonido que hiciera.

Cuando la peligrosa lengua del peligris llegó al pezón rosita, las caderas del mayor se movieron inconscientemente consiguiendo rozar ambas erecciones. El gemido ronco de Yugy chocó contra ese botoncito con el que seguía jugando, mientras tiraba la camisa contraria al suelo.

La mano pálida del menor se dirigía hacia el borde del pantalón de pijama, quería tocar ya la entrepierna de su novio, pero este le detuvo.

— ¡Espera, no quiero manchar la ropa! —jadeó con fuerza cuando notó un mordisco bastante fuerte en su pezón como respuesta.

— Entonces quítala toda —respondió apartándose del pecho de su novio, acomodándose en la silla.

La cara de Kook se coloreó ligeramente pero le hizo caso. Se desnudó completamente lo más rápido que pudo pues estaba desesperado. Antes de empezar con el menor, tuvo una idea y con una sonrisa ladina la llevó a cabo.

Cogió el borde de la camiseta del chico sentado y la quitó de golpe, pero con tanta emoción que acabó rompiéndola. Entre las carcajadas del contrario, se agachó y posicionó entre sus piernas consiguiendo una mirada curiosa desde arriba. Yugyeom no estaba acostumbrado a que su pequeño hiciera eso por iniciativa propia pero no iba a quejarse.

Un sonoro suspiro salió de la boca del más alto, junto con su lengua para lamer sus labios pues estaban resecos de lo que su novio le hacía allí abajo. Poco a poco, mientras bajaba con extrema lentitud los pantalones junto con sus bóxers, pasaba su lengua suavemente por cada trozo de erección que dejaba al aire.

Con dificultad, el menor se levantó levemente para ayudar al otro y así bajar completamente su ropa, pero no pudo ni volver a sentarse cuando sintió su pene entrando en la boca del pelinegro. Solo con el gruñido que acababa de soltar, consiguió que un gemido desde la garganta de Kook chocara contra su miembro.

— Ahh, hyung... —mordió su labio con fuerza mientras apretaba la silla debajo de él con fuerza. Estaba luchando para no colocar sus manos en el pelo negro y guiar sus movimientos porque sabía cuanto odiaba eso el mayor.

Por su lado, Kook miraba como su novio disfrutaba por el oral que le estaba haciendo. Sin dejar de succionar con fuerza, rozaba su lengua por cada trozo de piel que le era posible. Amaba el tamaño normal del chico pues le entraba perfectamente en la boca, aunque nunca se lo iba a admitir.

¡Déjame dormir! - YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora