#5 Encuentro

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Capitulo dedicado con cariño a:
AlessBaudelaire
En agradecimiento por la bella portada♡





Desperté sobresaltada por el sonido de las aves. Está vez era casi insoportable el trineo de los pájaros estando al aire libre. Debían ser las 6 de la mañana, tal vez un poco más tarde. El día estaba pálido y hacia frío esa mañana.
Reacomode mi espalda contra el tronco dónde recordaba haberme dormido. Casi me quejo cuando estire mi cuello y mi espalda. Estaba adolorida, totalmente.
Vi a Mark ir de un lado a otro, junto con los demás acomodando su equipo y alistandose para partir. Me levante, no sin esfuerzo, para hacer lo mismo que ellos.
Terminamos de alistar todo y emprendímos la marcha.
La tensión era palpable. Todos sabíamos que estábamos a solo horas para el encuentro. Mis nervios estaban a flor de piel. El bosque empezó hacerse más espeso conforme avanzábamos. Tuvimos que salir de la línea recta que seguíamos uno detrás del otro, y buscar cada uno la manera de pasar entre los árboles.
Sentía miedo también, todos sabíamos a lo que nos enfrentábamos o tal vez no, quizá solo era una trampa y nosotros íbamos camino a ella. Pero de lo que si estaba segura es de que, así hubiera la mínima posibilidad de salvarlo, yo la tomaría.

Empecé a imaginar distintos escenarios y la manera en la que pudieran desenvolverse las cosas. En todas y cada una, perdíamos.
Lo único a nuestro favor eran las armas con balas de plata. Incluso se habían creado arcos con sus flechas puntas de plata. Pero aún así sabíamos que eso en todos los intentos por desaparecer a los cambiantes no había servido de mucho.
Un trueno resonó por el lugar. Tastabille sobre un tronco caído por la impresión y todos detuvieron sus pasos.
- definitivamente no es un buen día para morir - solto y senti mi piel erizarse - se acerca una tormenta. Muevanse- fue la última orden que dio antes de que la tormenta se desatara sobre nosotros.
La lluvia torrencial empezó a caer y aunque nos dificultaba la vista y el paso, no nos detuvo. Seguimos avanzando conforme la lluvia arreciaba. Sabía cómo era la lluvia, siempre que llovía quería salir y mojarme en ella. Quería sentir como ese acto tan amable de la naturaleza acariciaba mi piel. Pero en estos momentos no podía sentir más el frío congelarme hasta el alma. Tal vez moriríamos hoy y yo solo podía cuestionarme las muchas cosas que hubiera querido ver y hacer.
Me pregunto: ¿mis acompañantes se cuestionaran lo mismo?
El frío era inclemente. Nuestras ropas mojadas no ayudaban mucho, a pesar de que ya había pasado la lluvia hacía un poco menos de 15 minutos. La tormenta había pasado ya, apenas se escuchaba a lo lejos el zumbido del estruendoso trueno que por largo rato nos atormento. 
Jeison, el capitán iba delante de mí, yo lo seguía casi 5 pies por detrás y casi chocó con él porque no lo vi frenar su camino. Con una señal de manos detuvo todo avance, los hombres se pusieron el guardia y él también. No sabía si era por el frío o por el cansancio pero mi cerebro no terminaba de procesar lo que ocurría a mi alrededor. Todo ocurría como en cámara lenta.
De pronto estuvimos rodeados por lobos. Gigantes lobos de tonalidades oscuras, nos rodeaban de manera que nos hicieron retroceder formando un círculo. Los hombres junto a mí, tenían sus armas en alto listos para disparar, el capitán gritaba una serie de órdenes que no lograba comprender. Tina se aferraba a mi brazo, temblando y llorando de miedo. Los lobos nos rodeaban sin dejarnos salida.
Pero había algo extraño, no atacaban. Solo nos mantenían encerrados.
-capitan- logre decir sin que me temblará la voz - por favor, no disparen- mi vista estaba fija en el gigante lobo negro que estaba frente a mí. No perdía de vista ni un solo movimiento -no nos van atacar- les dije.
-De que rayos hablas?- gritoneo el desde su posición. Se notaban sus nervios.
-baje su arma capitán, no van a lastimarnos- le dije más segura está vez. Había algo en la mirada de aquel cambiante gigante de color negro que me hacía no tener miedo.
El lobo gigante de color tan oscuro como la noche retrocedió un paso, gruñendo en mi dirección. Su mirada de un verde tan brillante que parecía incandescente se dirigió a mi arma. Se me había olvidado que la tenía.  Dirigí mi mano con cuidado al arma, sin despegar mi vista de él. Gruño cuándo la toque con la punta de mis dedos, y me mostró sus diente afilados. Pero bajo la atenta mirada del lobo de ojos verdes y la incrédula y sorprendida mirada de mis acompañantes me separé de mi arma y muy lentamente la baje hasta colocarla en el suelo. Frente a mí.  El cambiante dejo de mostrarme sus dientes. Sin embargo seguía en guardia.
-hagan lo mismo - les pedí a los que estaban conmigo.
-si lo hacemos moriremos sin la posibilidad de pelear- gruño el capitán en mi dirección.
-Si lo haces, tendrás una mejor oportunidad de sobrevivir- le dije- es una orden, bajen sus armas soldados- esta vez si hablé firme. Mi voz no dejaba lugar a replicas. Todos allí sabían que yo había pasado por un entrenamiento igual de especial que el de ellos y por mi posición en el Fuerte mis órdenes eran mucho más importantes que las del capitán de nuestro escuadrón. Todos obedecieron. Lentamente bajaron sus armas hasta ponerlas frente a ellos.
-Si morimos, saldré del infierno a buscarte- griñón el capitán en mi dirección pero acatando la orden, no de buena gana.
El lobo de mirada incandescente no me perdía de vista. Estaba sudando frío. Al estar todas las armas en el suelo noté como el lobo negro lanzaba una mirada de reojo los demás a mi costado. Luego volvió su vista a mí. Estaba como a 5 metros de distancia, la majestuosidad de su pelaje y el brillo hacía que quisiera tocarle. Era simplemente hermoso, terrorífico pero hermoso. Nunca pensé que esas dos palabras quedarán bien en una oración. Pero definitivamente eran las únicas que podrían describirlo. Era magnífico. Mi sangre se heló cuando lo observé mover una de sus grandes patas en mi dirección. Y luego la otra. Lo vi acercarse a mi, lentamente, sin alejar su mirada de mí. Mi corazón retumbaba dentro de mis paredes vasculares. No podía escuchar más que el sonido acelerado de mi respiración. Con cada paso que daba era como si creciera más. Dos pasos más y estuvo frente a mí.  Debí estirar todo mi cuello hacia atrás e inclinar un poco mi espalda para poder mirarlo a la cara. Una respiración del lobo sobre mi cabeza me bastó para volver a la realidad. Finn, Mark, Tina, Odres y el capitán habían retrocedido. Frente al gran cambiante negro solo estaba yo.
El cambiante abrió sus patas delanteras para poder inclinar su cabeza hacia abajo y poder verme.
Yo lo miré, en ningún momento bajé mi mirada de sus ojos resplandecientes. Entonces el aullo. Tan fuerte y agudo que tuve que taparme los oídos y retirarme un poco de él.  Los demás cambiantes también aullaron, aturdiendonos por unos segundos a todos. Luego de eso, con sus hocicos tomaron nuestras armas y corrieron a través del bosque alejándose.
De un salto el cambiante negro ya no estaba frente a mí. Mi arma tampoco.
Todos nos miramos las caras. Lo que había pasado no tenía explicación, a estas alturas ya deberíamos estar devorados.
Recordé entonces lo que pidieron a cambió de los rehenes. Necesitan la medicina más que cualquier cosa. Supe entonces que tenía una oportunidad.
Antes de poder hablar, sentí detrás de mí la rama de un árbol romperse y luego más. Eran pasos. Mis acompañantes se congelaron en sus lugares, con sus miradas clavadas sobre mi hombro. Los pasos estaban cada vez más cerca de mí. Cada vez más fuertes. Mi respiración era potente y aún así podía escuchar las hojas y ramas romperse. El sonido se detuvo. Mire fijamente a Tina intentando ver a través de su mirada lo que veían sus ojos. Pero me fue imposible.
-Dame la medicina- dijeron detrás de mí, la voz ronca y profunda me saco un estremecimiento de susto. Intenté que no se notará. Pero los nervios me recorrían de arriba abajo, a la misma velocidad que se movía mi sangre por mis venas. El cambiante había tomado su forma humana. Eso hasta ahora, habia sido un mito.
Intente encontrar mi voz para hablar y me giré para encararlo. Pero mi voz se perdió otra vez cuándo vi los ojos verdes tan profundos del hombre que estaba frente a mí.
Me estremeci fuertemente al notar que lo que nos separaba eran dos cuartas o un poco más.  Estaba muy cerca de mí, desnudo de la cintura para arriba, su torso increíblemente trabajado no dejaba lugar a dudas de la fuerza que poseía. Ni sus brazos ni sus manos. Todo en él emanaba fuerza vital y cruda. Su piel de un tono bronce, brillaba y resaltaba en aquel lugar.
Su cabello negro estaba mojado y caía sobre sus hombros en ondas rebeldes. Su cara angulosa y de rasgos marcados estaban coronadas por los ojos más verdes que hubiera visto en mi vida. Definitivamente, no era humano. Debía medir más de dos metros. El estaba robando todo mi espacio personal.
En algún punto mi conciencia se encontró con mi subconsciente e hicieron corto circuito y todo comenzó a funcionar de nuevo, entonces noté que no estaba solo. Detrás de él estaban dos hombres más, con la misma complexión que él pero diferentes colores de ojos y cabello y a los lados, dos cambiantes en su forma animal.
-la medicina por los rehenes, ese fue el trato- le dije mirándolo a los ojos. No sabía cómo, pero había logrado que mi voz no temblará al hablar.
- el trato es, sus vidas por la medicina- dijo el mirándome, con una clara amenaza en sus ojos.
- no fue por eso por lo que vinimos- le dije temiendo por la vida de Cristian.
- cambiaron los planes, ustedes están desarmados y nosotros los superamos en número- me dijo señalando son sus brazos a los hombres detrás de él.
- Tina, tráeme el bolso con la medicina- le pedí. Ella se acercó a mí temblando de pies a cabeza y me entrego el bolso.
-esto es lo que quieres no?- le pregunto. El miro el bolso y su mirada brillo- bien, tómalo- se lo tendi. El me miró con una sonrisa de suficiencia en su cara.
- eres muy inteligente. Es una buena elección. Sus vidas ya no corren peligro, sin embargo los otros se quedarán para ser nuestros esclavos- se burló mientras sus acompañantes también se reían. Mi sangre hervía pero debía controlarme el ya me había dado lo que necesitaba. Cristian estaba vivo.
- bueno, tal vez debería decirte que esté medicamento que llevas es muy peligroso- él detuvo su expresión de burla inmediatamente y le paso el bolso a uno de sus acompañantes, el de cabello rubio para mirarme.
-veo que ya tengo tu atención- le dije y fue mi turno de sonreir, más por nervios que por otra cosa.
-Que diablos crees que haces? - me pregunto Jeison molesto- largemonos de aquí- me pidió jalando mi brazo, pero me solté y camine dos pasos hasta estar frente al cambiante.
-como te decía, es una medicina muy pero muy voluble. Ayuda a disminuir la fiebre inmediatamente que se aplica y la mejora es sorprendente. Pero, si se aplica un poco más de la dosis que necesita el paciente está medicina crea un electrochoque cerebral. En pocas palabras, muerte cerebral- le dije.
-Que hizo Dra? Que medicina trajo?-  me pregunto Alice consternada.
- éste es mi plan B. Lo siento mucho- les pedí disculpa mirandolos sobre mi hombro - para aplicar esta medicina se debe tener el valor exacto de la dosis que se va aplicar dependiendo de la masa muscular y peso del paciente, esa tasa solo la puede sacar un médico- le dije mirándolo a los ojos. Su respiración era errática, era obvio que estaba molesto.
- tienes suerte, yo soy médico. Así que, el trato es, los liberas a todos y dejas que se marchen y yo me quedo y te ayudo con tu problema- le dije. Mi respiración acelerada.
- eres una...- me dijo acercándose rápidamente a mí y tomándome de los brazos para acercarme a su cara. No pude evitar gemir del dolor, sus dedos como garras se clavaban en mi piel.
Detras de mi Tina intenta acercarse pero Jeison la detiene del brazo.
- Yo no soy nada- le digo mirándolo a los ojos, me las arreglo para no demostrarle mi miedo- yo solo lucho por la supervivencia de mi especie igual que tu por la tuya- le dije.
- ¿Como se que no me estás engañando? ...¿ como sé que no es una trampa?- me cuestiona.
- porque tienes mi vida en tus manos, si llegase a engañarte podrías hacer conmigo lo que quieras. Y como has visto soy demasiado inteligente como para dar un movimiento en falso- mis palabras más seguras de lo que yo estaba.
- Bien- me soltó, casi lloré al ver los moretones en mis brazos - pero si me estás engañando toda tu civilización sufrirá las consecuencias- me advirtió.
-busquen a los rehenes, traiganlos y dejenlos en libertad. Ella se viene conmigo- escuche que dio al orden y me tomó del brazo llevándome con él de arrastras. Escuche a Tina llamarme con la voz temblorosa pero yo solo podía concentrarme en pisar bien para no caerme. Dos pasos de mi opresor eran cuatro míos.
- puedo caminar sola, no me jales- le pedí intentando sacar mi brazo de su agarre.
El se detuvo soltandome, casi caigo de no ser porque pude recuperar el equilibrio sosteniendome de un árbol.
- espero que sepas bien lo que estás haciendo Doc, porque te estás metiendo en la boca del lobo y créeme, no quieres saber de lo que soy capaz cuándo se burlan de mí- me amenazó acercándose a mí, retrocedi cada paso que el dio en mi dirección hasta quedar entre un árbol y él.
- puedes confiar en mi palabra. Pero yo quiero saber si puedo confiar en la tuya. Tu tienes mi vida en tus manos para asegurarte de que cumpla, pero yo no tengo nada de ti- le dije.
- no se puede confiar en humanos, ustedes son despreciables- su tono hostil me hizo hervir la sangre.
- lo dice el cabeza de la especie que casi exterminó a la mía- su mirada se clavó con más potencia sobre mí.
- no me tientes niña- gruño.
- no soy una Niña, sé muy bien lo que hago y digo. La medicina es suficientemente importante como para que aceptes un trato con humanos. Estas aceptando uno conmigo. Así que supongo que desde que no me estas devorando en estos momentos me necesitas mucho más de lo que yo puedo necesitarte a ti- no sabía de dónde había sacado esas palabras. Sinceramente estaba jugando mucho con mi suerte. Casi me arrepentí de haberlas dicho.
- Es cierto. Te necesito y necesito esa medicina- dijo mientras miraba su dedo índice a donde yo dirigí mi mirada también. Su uña humana empezaba a transformarse y a crecer, hasta convertirse en una garra tremendamente mortal - pero, nada te asegura que después de que me ayudes no te asesine- me dijo mientras con su mano me tomaba del cuello pegándome de forma brusca y dolorosa al árbol detrás de mí. Tuvo cuidado de no clavar su garra y desgarrarme el cuello, sin embargo la amenaza era cruel y clara. Estába dejando claro quién tenía las riendas de la situación - nada puede impedirme que te mate ahora mismo y vaya a tu civilización a buscar a otro médico aunque tenga que matarlos a todos en el proceso- su voz baja me erizo la piel. Estaba demasiado cerca de mí. Su mirada clavada en la mía -¿ dime que piensas de eso? - me pregunto con sorna.
- eres despreciable- me dije, el agarre en mi cuello se incrementó- pero yo no soy como tú- para entonces lágrimas corrían por mis mejillas- voy ayudarte con la medicina y ya luego tu verás qué hacer conmigo. No me importa. Pero si hago esto, tendrás que garantizarme la seguridad de mi gente. No los lastimaras- le pedí. Su mirada cambió un poco pero luego volvió a ser tan fría como era.
- si ellos no cruzan los límites no tienen porque morir- me dijo y me soltó.  Empecé a toser. Estuve más preocupada por la garra a un lado de mi cuello que por mi respiración.
- eso que quiere decir?- le pregunté viendo que se alejaba.
- si ellos vienen y atacan, tenemos que defendernos. Y ya tu sabes quiénes van a ganar- me dijo zanjado el tema.
Él tenía razón. 
Ahora debía encontrar la manera de hacerles saber que mientras no vinieran al bosque estarían seguros.
Camine detrás de él. Suficientemente alejada para sentirme segura pero no tanto como para perderle de vista. Casi tenía que correr.
El lo notó y en algún momento redujo el paso, dandome un respiro. Pude pensar entonces en el encuentro. Todo fue muy diferente a como lo pensé. Pero al menos había logrado que dejaran libre a todos, aunque el precio haya sido mi propia condena.
Cristian tenía una oportunidad de vivir.
Y eso era lo que me mantenía firme. Si alguien lo merecía, era él.

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2019 ⏰

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