#4 En control

9 2 0
                                    

Desperte cuándo el sonido de los pájaros logro introducirse lentamente entre la espesa neblina de mi inconsciente.  Había dormido y no había tenido pesadillas. Estaba agradecida por ello. Me sente en la cama, frotando mis ojos, la luz del día entraba por mi ventana, iluminando tenuemente mi habitación. El día estaba calmado. Todo parecía en control. Al menos así lo percibía. Después de una noche de descanso total era imposible no amanecer relajada.  Sabía que la Calma se iría en cuánto pusiera un pie fuera de la cama.
Evité pensar en Cristian, porque todo lo que pensaba tenía que ver con sangre y muerte.
Ya no quería imaginar eso
. Yo era demasiado realista y para entonces estaba odiando esa parte de mí.
Me dirigí a la ducha sin reparar en nada más. 
Concentrada en mantener los malos pensamientos alejados de mí e intentando imaginar, lo que pasaría cuándo él regresará.
Me quería. Ya me lo había demostrado y también le quería pero no estaba segura si al mismo nivel que él. ¿Qué podía hacer?
Otra de nuestras obligaciones en el fuerte era reproducirnos.
Sí, así tal cuál, los niños aseguraban nuestra supervivencia.
Aunque continuabamos siendo una especie débil en comparación con los cambiantes, los números nos daban una especie de seguridad. Los niños eran tratados como el futuro de la supervivencia y lo eran.
Me metí bajo el agua, de inmediato relajo mis tensos músculos.
Tal vez podría formar una familia con él.
Yo no tenía a nadie más y él siempre había estado para mí, aún cuándo siempre lo intente alejar. Se mantuvo cerca, pero otorgándome mi espacio. Gracias a él, la Soledad no me consumió por completo.
Y luego estaba ese beso. El recuerdo de sus labios aún estaba fresco en los míos y su calor corporal había despertado sensaciones que nunca creí conocer.
Si él regresaba, tal vez, y solo tal vez lo intentaría. Todo por sentir ese estremecimiento sobre mí piel.
Lave mi cuerpo cuidadosamente con mi jabón y deje que el agua corriera llevándose el resto de mis pensamientos.
Cerré mis ojos.
En El Fuerte habían muchas reglas, demasiadas, nunca me había detenido a pensar en ello. Las personas debían ser recatadas. Nada de muestras de afecto en público. Nada de escándalos. Vivíamos herméticamente. O mejor dicho, sobrevivimos de esa manera.
Cuándo una pareja decide estar juntos, le asignan un apartamento para ellos, los unen bajo una ceremonia civil que es lo que nos podemos permitir y aún conservamos del mundo anterior y les dan una especie de vacaciones a la pareja que debe tomarse como luna de miel. En ese periodo quiera o no quiera la pareja, debe concebir. No importa si están o no preparados, El Fuerte corre con todo lo que necesitan.
Es tan horrible está vida. Tan carente de emociones. Tan vacía.
Pero es la vida del Fuerte. La vida del futuro.

Termine con mi baño, y me vestí rápidamente. Unos jeans negros ajustados y rotos en algunos lugares. Una blusa blanca manga corta sencilla y un sobre todo negro. Mis botas estilo militar negras y mi cabello lo recogí en una cola alta. Estaba mas largo que nunca. Aún en una coleta llegaba mas abajo de mi cintura. Tomé mi carnet de seguridad y mi bolso con mi bata previamente doblada y otros elementos médicos.

Salí de mi casa y me dirigí con paso firme al hospital. Caminar era la única opción. Pero no quedaba nada lejos y lo prefería.

Estaba por llegar al hospital, ya podía divisar la ingrima estructura a unos metros de distancia.  Debían ser cerca de las 8. Iba a buena hora.  Mi jornada comenzaba a las 9.
Caminé un poco mas rápido para llegar antes y acercarme a la cafetería.  No habia tomado nada en casa y los dias siempre eran movidos en el hospital, cuándo fui interceptada por dos sujetos de seguridad del fuerte. Inmediatamente mi sangre se heló.  Pero me obligue a mantener la calma.

-¿Dra Alice?- interrogó el mas alto con voz ronca
-Si, soy yo- me la arreglé para encontrar mi voz entre los nervios.
-Es solicitada inmediatamente la base central- me dijo y ambos hombres encaminaron dejandome saber que debía seguirlos.
Camine detras de ellos sintiendo los latidos de mi corazón detras de mis orejas pero me obligue a mantener la calma. A veces era solicitada en la base central para pedirme apoyo sobre algunas estrategias. Yo era muy inteligente y eso el Fuerte lo explotaba al máximo.
Llegamos a la base central, e inmediatamente me hicieron pasar. Subimos 4 pisos en completo silencio hasta que llegamos a la oficina de reuniones y conferencias. 10 hombres con trajes militares estaban en ella, todos con miradas de preocupación y el seño fruncido.
-Buenos días Dra Alice, que bueno verla- se acerco el mayor Harris y me tendió la mano. Él era quién siempre me solicitaba, era por quién había sido entrenada para ser médico y quién había estado allí en cada uno de los logros. Estricto pero correcto.
-Hola Harris- le salude y me ahorré el decirle que para mi no era un gusto verles. Siempre eran problemas.
-iremos directo al grano si te parece- me dijo tomando asiento e invitandome hacerlo.
-de preferencia si no les importa- le pedí sentandome a su lado.
-Sabes que hace poco otro escuadrón  fue enviado para verificar la situación sobre los rehenes- me dijo y yo asenti- éste grupo también ha sido secuestrado-mi respiración se congeló pero intente que no de notara- nos llegó un video donde nos muestran que la mayoría están vivos, pero gravemente heridos, sin embargo a cambio de ellos, no están pidiendo medicina contra la fiebre alta-yo frunci mi seño confundida, pero entendiendo que había una oportunidad- necesitamos enviar a un grupo de hombres especializados en ataque y defensa, ya los tenemos, pero necesitamos también enviar dos medicos que puedan atender de primera mano a los heridos que podamos encontrar- me dijo levantándose-corre el video por favor- dio la orden y la pantalla frente a mi se iluminó.
Todos estaban ahí, podía escuchar de lejos sus quejidos de dolor. Cristian también estaba. Su estado era deplorable pero estaba vivo.  Me levante de la silla. Las lágrimas se habían acumulado en mis ojos, pero entendí que en ese momento era cuándo más necesitaba ser fuerte.
-sabes bien que tenemos personal médico capacitado, pero no sabemos que podemos encontrarnos allá, así que definitivamente no puede ser personal imprescindible- me dijo y me cayó como un balde de agua fría.
-Tienes cerca de 14 hombres heridos. No sabes en que estado. Y tu te preocupas por no enviar personal imprescindible?-le dije intentando mantener la calma- se muy bien lo que quieres decir y también sé que sabes que no tienes opción. No te puedo recomendar a nadie, porque todos sabemos que hacerlo es la muerte. Puedo preguntar si hay un voluntario más para ir, pero no puedo obligar a nadie. Yo iré- le dije y el se sorprendió. Al instante empezaron los murmullos en la sala.
-No irás. Tu eres completamente imprescindible para éste lugar- me dijo con tono irrefutable.
-no te quiero faltar al respeto, Mayor, pero todos sabemos que el que esos hombres estén en ese estado no ha sido más que culpa de las malas decisiones-lo vi crisparse pero no me detuve- si ellos quieren medicina les daremos medicina, iremos preparados, sabes bien que aparte de ser la mejor medico de este lugar estoy capacitada como cualquiera de tus hombres para defenderme y allá afuera esta la unica persona importante para mí, sumandole a eso, yo soy la unica médico que tienes que puede enfrentarse a lo que sea que nos encontremos allá afuera sin vomitarse encima- mi respiración cada vez mas agitada, me obligue a tomar un respiro y relarjarme. La sala en completo silencio-Yo iré y los traeré con vida- le dije.
-esa no es una decisión que te corresponda- me dijo en un gruñido, pero por su mirada yo sabía que ya estaba adentro.
-Es mi decisión tu única opción es hacerte cargo de mí o preparar mi castigo por insubordinación- le dije.
El ambiente estaba tenso. Todos estaban callados, en medio Harris y yo nos decíamos todo con la mirada.
-Estoy de acuerdo con que la Dra asista en la misión- uno de los generales hablo y obtuvo toda nuestra atención- si bien es una de las mejores médicos también está capacitada militarmente hablando, no será una carga a la que hay que proteger y ella tiene la habilidad para lidiar con la escena que nos podemos encontrar- dijo éste levantándose de su asiento -pero para hacerlo justo. Levante la mano quién este de acuerdo en que la Dra asista- 6 de 10. Sonreí triunfante a Harris.
-¿ Cuánta medicina exigieron?- pregunté 
-20 dosis- respondió el mismo general.
-Bien. Iré por ella y regresaré para el equipamiento militar. Traeré todo lo que crea que necesite. Necesito dos hombres para llevar los elementos médicos. Preguntaré también por otro voluntario. Pero si no lo hay, conmigo estará bien- salí de la oficina sin esperar respuesta. Corrí al hospital, preparé todo. Al parecer ya estaban informados. Observé de reojo las miradas condescendientes de todos sobre mí. Y pedí una reunión urgente. Todo el personal asistió.
-Ire al grano. Como se habrán enterado estoy saliendo a una misión de rescate. Los 14 hombres que estaban en misión fueron tomados como rehenes y a cambio no piden medicina que llevo aquí-señale los bolsos detrás de mí- los hombres están severamente heridos, no sabemos a que nivel, pero están vivos, al menos hasta la fecha en que fue grabado el video, yo pude verlos, está misión necesita la asistencia de dos médicos para poder atender a los hombres secuestrados- dije y todos se miraron entre sí aterrorizados- teniendo en cuenta la situación y el peligro que supone la misión, no obligare a nadie. Yo iré a la misión. Si alguien desea acompañarme, será bienvenido, pero si no, pueden seguir con su trabajo normalmente- dije. Todos se miraron con miedo. Era una decisión difícil. No podía culparlos yo misma estaba asustada. Pero también decidida- bien, que tenga un buen día y mantengan todo en orden hasta que regrese. Pueden volver a sus puestos- tome los bolsos detras de mi con ayuda de los dos militares asignados y salimos del hospital.
-Dra Aliceee!... Dra Alicee!- escuché que me llamaban y me detuve girando a donde provenía la voz.
-¿Tina que haces acá?-pregunte cuando la vi acercarse.
-Ire contigo- me dijo agarrándose de las rodillas mientras recuperaba el aliento por la carrera
-Se que me falta mucho pero al menos puedo asistirte- me dijo sonriendo.
-¿estás segura?- le pregunté incrédula. Los dos hombres detrás de mi intercambiaron miradas.
-Si- me dijo decida y me sorprendí. A veces la vida te da sorpresas.
-Muy bien. Entonces vamos- ella salto emocionada y yo la miré de reojo ¿Está chica será normal?

Mas tarde cuándo cruzamos las puertas del fuerte, entendí porque su emoción. Su mirada iba de un lado al otro, descubriendo lo que había mas allá del muro. Su emoción era palpable.  Yo estaba igual pero definitivamente era mucho mas disimulada y me mantenía alerta al igual que el resto del equipo.
Eramos 7 en total. 5 hombres armados y equipados para defender y matar y nosotras dos.

Según el plan nos tardaríamos día y medio en llegar al lugar acordado. Una especie de Aldea entre el bosque, dónde nos esperarían los cambiantes y dónde tenían a los rehenes.

Me sentía como si respirara aire puro por primera vez en mi vida.  La sensación era increíble.  Hacía horas que nos habíamos internado en lo profundo del bosque. Dejando atrás la civilización olvidada con la que nos encontramos al salir del fuerte. Casas abandonadas, edificios, locales, todo gris, desvencijado. No cabía duda que el mundo había sufrido los embates del tiempo y de la guerra. Todo parecía ajeno a lo que habíamos visto alguna vez.
Sin embargo cuándo nos adentramos en los profundo del bosque, con dirección a nuestro destino el aire adquirió un matiz diferente. Era aire limpio. Había algo direfente en todo aquello y no lo podía comprender.
La naturaleza nos rodeaba. Arboles gigantes nos cubrían con sus sombras, eran tan altos y tan frondosos que tenía alguno de nosotros que trepar por uno cada cierto tiempo para localizar la posición del sol y así verificar que seguíamos en la dirección correcta. 
La oscuridad de la noche empezó a caer sobre nosotros.  No habíamos hablado mucho en el viaje. Los hombres que nos acompañaban iban demasiado ensimismados en no perder la concentración y mantenerse en guardia. Y ni Tina ni yo queríamos romper esa concentración.
Observé a Tina de reojo. Ya no parecía tan atraída hacía el entorno. Cada vez la veía más cerca de mí. Y su mirada ahora pasaba de mí a los hombres que nos acompañaban.
-Alto. Descansaremos aquí. Mañana continuaremos el viaje- la voz del capitán del equipo nos sobresaltó a las dos. Nos detuvimos al intante y empezamos a ordenar todo para improvisar un campamento para pasar la noche. Aunque sabíamos bien que no dormiríamos, teniamos que descansar.
Jeison el capitán, un hombre de unos 40 años de contextura musculusa y suficientemente intimidante dijo que haría la primera guardia. Lo sustituiría Mark, el especialista en armas. El era el encargado de proteger el frente junto con el capitán. Mark no era mucho menor que Jeison, sin embargo tenía la misma contextura musculosa y el mismo aura intimidante.
Percy, Odres y Finn eran los otros tres. Todos militantes del primera Línea. Capacitados para sobrevivir en la peor situación y para matar a sangre fría. Lo sabía porque yo había sido entrenada en lo mismo.
Los tres debían acercarse a los 35 y tenían la misma complexión muscular pero sin llegar a exagerar cómo los dos mayores. Definitivamente tenían que tener una exigente marca de entretenimiento para mantener esa masa muscular en forma.
Tina y yo preparamos algo para comer mientras éstos tres últimos improvisaban el campamento y encendían una fogata. No antes sin discutir sobre si era o no Viable tener una fogata encendida. Pero Mark alego que si ellos sentían el humo de la fogata era obvio que desde que pusimos un pie dentro del bosque ya sabian de nuestra llegada asi que no haría mucha diferencia. Tanto Tina como yo nos vimos la cara. Intenté sonreírle pero me salió una mueca lo mas alejada de ello. La tensión en el ambiente era palpable. Luego de tomar la improvisada cena, tomamos asientos en nuestros respectivos lugares. Una especie de formación circular que nos ayudaría a desplazarnos en caso de una ataque nocturno. Aunque teniendo en cuenta que aun estábamos a medio de dia de distancia era bastante poco probable. Aún así sabíamos que los cambiantes en su verdadera naturaleza podían alcanzar velocidades hilarantes.
No podíamos bajar la guardia. Tomamos té en silencio y antes de que Mark fuera remplazado por Finn me sumi en la inconsciencia recostada al tronco de un árbol y con un arma que estaba segura no me atrevería a usar, bajo la manga.
Esperaba con cierta esperanza que no llegara el momento donde mi vida dependiera de ello.  No porque no supiera disparar, porque de hecho mi puntería era envidiable, sino porque había pasado toda una vida intentando salvar vidas, no quería tener que mancharme las manos aún si fuera con sangre de cambiantes.

Eclipse de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora