18:37 PM

356 24 0
                                    

Esto no es justo para mis senpais. "Pero no me gusta cómo me ha hablado Kageyama."

No.

Sé que en el fondo no es eso. Que desde el principio del día nada me ha salido como quería. Y todo empezó cuando...

"¿Dónde está Yacchan?"

Qué raro me siento ahora mismo. Raro, y algo así como estúpido. Y no sé por qué, pero de pronto siento unas ganas terribles de llorar.

"¿Pero qué me pasa?"

Se me están saltando las lágrimas. Me duele el pecho de tal forma que tengo que agacharme y encogerme sobre mí mismo.

"Patético. Soy patético".

- ¿Hi-Hinata? ¿Te encuentras bien?

De pronto, noto como mil pájaros me revuelven violentamente la barriga. Levanto con mucha lentitud la cabeza hacia la persona que acaba de llegar. Sus ojos redondos, enormes y curiosos me miran con preocupación.

"Es preciosa".

- De verdad, ¿te ocurre algo?

"Eres preciosa".

- ¿Por qué no hablas? Me estás asustando.

Estoy tan atónito que no puedo formular palabra. "¿Qué haces aquí? ¿Dónde estabas?"

- ¿Hinata?

Noto cómo mis orejas arden.

- ¿Dónde estabas?- logro decir entre susurros, casi para mí mismo. Noto cómo la voz me sale quebrada, ronca, cómo si no fuera la mía.

- ¿Eh? Yo...

Cuando se dispone a hablar, se abre violentamente la puerta del gimnasio. Es el capitán.

- Hinata, no puedes salir de esa forma sin más, están todos muy preocupados. ¿Eh?- se da cuenta de la presencia de Yachi-san.- Hitoka, ya has vuelto. ¿Qué tal te ha ido en Tokyo?

- Bien, gracias...

"Tokyo... ¿Cómo que Tokyo?". Mi sorpresa parece llamar la atención del capitán. Yachi está avergonzada por algo, lo sé por sus mejillas redondas y sonrojadas, aunque suele adoptar esa aptitud en cualquier situación.

Me doy cuenta de que Sugawara-senpai se ha asomado por la puerta y lleva puesta su siempre constante sonrisa. Admiro mucho a mi senpai y su resistencia mental en cualquier situación, como si no tuviera ninguna debilidad o miedo. Yo en cambio tengo muchos, y ahora mismo me siento débil e impotente.

- Hinata, ya va siendo hora de volver, ¿no?

Miro a Yachi-san, que parece muy sorprendida. Ahora está confusa, porque no sabe qué ha pasado. Realmente sigo sin saber qué es lo que me ha hecho actuar así. "He tenido un mal día, pero ya estoy bien"- pienso. Poco a poco, logro esbozar una sonrisa.

- ¡Estoy bien! Es sólo el idiota de Kageyama, que me ha puesto nervioso. Estoy bien.

- Me alegra oírte decir eso después del día que has tenido.- dice el capitán, que parece relajarse.

- ¡No nos preocupes por nada, Hinata! Que nos tenías a todos en ascuas.- añade Sugawara-senpai.

Me disculpo a los senpais y entro con paso decisivo al gimnasio, riéndome. Intento no mirar a Yachi-san, a la que dejo atrás. No sé por qué, pero de alguna forma quiero que se preocupe, que necesite saber que me pasa algo.

"Porque eres tú lo que me pasa".

Doy un respingo cuando me percato de lo que acabo de pensar. Me siento tan confuso.

- ¿Qué? ¿Ya más calmadito?- es Kageyama. Está preocupado, lo sé por la forma en la que me hace esa pregunta.

- Sí, tranquilo, Capuyama...

Me da una patada, pero sé que todo está ahora normal entre nosotros. Nos peleamos muy a menudo, aunque mi reacción de hace un rato fue un poco exagerada.

El resto de la tarde transcurre con mucha más normalidad, pero dentro de mí noto como un vacío que me pesa. Me acabo enterando por Tsukishima y Yamaguchi de que los grupos 4 y 5 tienen una visita a la universidad de Tokyo, y la clase de Yachi-san la tenía hoy. Eso hace que me enfade un poco, aún sabiendo que está mal que me comporte así. "¿Por qué estoy siendo tan egoísta?".

Día azul de noviembre - HinaYachiWhere stories live. Discover now