†Capítulo 5: Sakamaki Ayato†

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Mi nombre es Sakamaki Ayato, ore-sama es el quinto hermano y tengo 170 años, y soy el menor de los trillizos. Cordelia me crío para ser el heredero de ese hombre a pesar de que este ya haya decidido que su sucesora sería mi hermana mayor, Sakamaki Reina.

He vivido toda mi vida siendo comparado con mi hermana mayor por lo que inevitablemente desarrollé una rivalidad con ella. Aunque esta ni siquiera me tomará en cuenta. Lo cual es triste. He hecho todo para que me reconozca pero lo único que hace es lanzar una sonrisa.

Es odiosa, tan perfecta e intocable, nada parece ser un desafío para ella, aprendé todo con solo una mirada. Incluso mi esgrima es deficiente si se compara con el de ella.

Soy un vampiro con sangre de demonio y mis poderes deberían ser los mejores, pero comparado con ella que posee fuerza y habilidades sin precedentes, me siento patético.

Mis hermanos parecen adorar el suelo que pisa y no lo entiendo, ¿Por qué si somos hermanos la diferencia es tan grande? Tenemos el mismo progenitor pero todo en ella parece elevarse a alturas que ninguno puede alcanzar.

Ni siquiera Shū que es su hermano completo tiene un apice de los poderes que ella muestra, y tampoco en apariencia se pueden comparar. Y es que al parecer, Reina es la copia exacta de la madre de ese hombre.

Cordelia odio todo sobre ella y supongo que ese odio lo herede por completo y creo que puedo entenderla, después de todo, quien querría que un ser tan diferente a nosotros gobernará sobre nuestras vidas. Yo no quiero eso, por lo que lucharé para quitarle el título de heredera. No dejaré que sea la sucesora de ese hombre por más tiempo.

"Pensamientos bastante ambiciosos son los que tienes, hermanito." Susurra una voz seductora en el oído del vampiro de cabello rojo.

"Kyaaaaa." Grita espantado y con un fuerte sonrojo luego de sentir ese aliento tan cerca de su oreja.

"Que grito más femenino, Ayato-chan. Pero bueno, siempre he pensado que te ves como una niña, así que no es sorpresa." Se burla con una sonrisa de lado la joven Reina mientras se sienta en la cama del nombrado con una pierna sobre la otra y las manos juntas encima de su rodilla.

"Tsk, ¿qué haces en la habitación de Ore-sama?" Cuestiona con los dientes apretados casi al punto en que se puede escuchar un leve chirrido.

"Bueno, pude sentir tus malos pensamientos hasta en el Palacio así que vine a ver qué planes siniestros estabas planificando en aquella cabeza de chile habanero que tienes." Se burló nuevamente la joven.

"No llames a ore-sama de esa forma, maldita bruja." Se quejó con rabia el chile haba- quiero decir Ayato.

"Es hechicera, no bruja, hermanito. Pero supongo que con un cerebro tan pequeño es imposible que sepas la diferencia." Rectificó con una actitud que solo sacó más de quicio al adolescente.

"Maldita-..." Fue detenido con un dedo en los labios y una mano en el pecho.

"Maldita esto, maldita aquello, eres realmente fastidioso, hermanito. Por lo mismo es que eres el hermano que menos me gusta. Tan arrogante y parecido a esa zorra, hasta sigues su legado de odio, que patético." Son sus palabras llenas de crueldad lo que hacen que Ayato vea negro.

Sus palabras logran remover algo en el interior de Ayato, y un recuerdo que parecía dormido aparece.

"¿Hasta cuando planeas usar a Ayato para tus planes?" Cuestiona una preadolescente Reina.

"Lo que haga o deje de hacer con mi hijo, no es tu puto problema." Respondió enfurecida Cordelia.

"Es mi hermano, es mi problema si te metes con él, más porque usaste ese maleficio para volverlo tu títere. Él no se merece una madre que solo lo ve como una herramienta. Y tú no mereces un hijo que intenta complacerte en todo para que le muestres una pizca de amor."

"¿Y qué? ¿Tanto miedo tienes que un día intenté matarte y lo logré? ¿Acaso la amada princesa no puede defenderse lo suficientemente bien?" Se burló con cizaña la primera esposa.

"Tu legado de odio ha ido demasiado lejos, usar a tu hijo para matarme porque eres incapaz de hacerlo por ti misma, ¿cuanto más bajo quieres caer, Cordelia?" Reina no podía entender los pensamientos de esta harpia y más porque su odio era tan desmedido en su contra.

"Iré tan lejos como sea necesario, no te dejaré en paz incluso si muero, tu vida es lo que quiero y eso es lo que tendré." Sus celos no dejaban otra opción más que quitar a Reina del camino al costó que fuese necesario.

"Suerte con eso, pero en algún momento despertará y cuando eso suceda, es mejor que no estés cerca." La joven princesa había comenzado a crear un contra hechizo para deshacer el maleficio de la demonia pero tomaría algunas décadas que surtiera efecto.

"Cuando eso suceda, ya será demasiado tarde para que pueda lamentarse." Fue su cruel respuesta, le daba igual el que su hijo menor fuera herido por sus acciones, solo quería hacer desaparecer a Reina.

"Algún día lamentaras el haber jugado así con la vida de otros y tú infierno dará inició, Cordelia." Terminó de hablar y desapareció en un destello de luz.

"Maldita perra entrometida, ya verá como la haré caer, usaré todo a mi disposición para eso, no te robaras a Karl." Grito con furia mientras destrozaba toda la habitación y un pequeño Ayato veía todo desde su escondite.

Reina observó mientras Ayato se desmayaba y lo tomó en sus brazos antes que tocará el suelo.

"Falta menos para que al fin te libres de su odio, pero mientras tanto supongo que tendré que seguir jugando mi papel." Susurró con una mirada vacía, muchas cosas habían cambiado con su presencia en este mundo y la mayoría en torno a los trillizos tenía consecuencia directa con su nacimiento. "Me siento culpable, aunque creí que no volvería a experimentar ese sentimiento." Pensó con molestía.

Post final del capítulo.

Esperó que les haya gustado el capítulo, si es así dejen su comentario y denle una estrellita a la historia.

Con amor
Se despide
Marly 🥰🤗

Sakamaki Reina †Diabolik Lovers†Donde viven las historias. Descúbrelo ahora