Habia llegado hace más de una hora interrumpiendo un momento muy especial, el destino pareciera burlarse de ella. Era la segunda vez que Mara se presentaba en el momento menos oportuno ya la empezaba a detestar por eso.
Tamborileaba sus dedos en el antebrazo del sofá siempre fue una mujer muy celosa, incapaz de razonar cuando los celos la cegaban y era justo lo que estaba pasando. No le pasaba desapercibida los coqueteos constantes de ella hacía Nicolás y él con su actitud tampoco ayudaba. Sonreía por los chistes mal contados de Mara y estaba muy atento a ella. Eso aumentó más su rabia.
Una idea pasó por su mente y decidió actuar astutamemente, después de todo él era su esposo y lo que pensaba hacer era lo normal en un matrimonio.Se acercó más a su guardaespaldas, estaban sentados en el mismo sofá pero a una distancia prudencial y Mara sentada en el otro en frente de ellos. Alina posó unas de sus manos en la pierna de su esposo y lo acarició de una manera muy sugerente, se recostó en su pecho y cerró sus ojos inundando sus pulmones con su olor. Hueles tan bien quiso decirle.
Nicolás posó sus ojos sobre la mano de su protegida, totalmente sorprendido aunque trató de discimularlo de muy mala manera, tragó saliva nervioso, un adolescente inexperto estaría más calmado que él. No era normal que un simple contacto lo hiciera sentirse de esa manera, su corazón palpitaba como si hubiera corrido kilómetros y ciertas partes de su cuerpo rugía por actuar, no era normal, definitivamente no.
Clavó su mirada sobre ella que en ése momento ella alzaba su rostro, notó su nerviosismo y le dedicó una tierna sonrisa que hizo barrer toda duda y nervios de Alina. Había actuado bajo el dominio de los celos y lucia realmente avergonzada. Antes que pudiera apartar su mano, él la sostuvo y la llevó a sus labios depositando un tierno beso que hizo que su corazón saltara de alegría. Si hubieran estado solos el sofá hubiera sido testigo lo que a grito le pedía su cuerpo. Si ella continuaba mirándolo así no aguantaría; la devorararia ahí mismo.
Que manera de provocarme mujer. Se dijo para sí mismo.
Mara los miraba sorprendida, había jurado que era puro teatro lo del matrimonio pero viendo la manera en que sus ojos se conectaban, en que pareciera que sólo ellos existían en ese momento la llevó a la conclusion de que estaban muy enamorados.
Se aclaró la garganta para llamar la atención de los dos porque ellos seguían ahí observándose de esa manera que ya la empezaba a molestar.
- Mis padres éste fin de semana festejarán su aniversario de bodas y bueno... - miró a Alina y continuó. - Me pidieron que viniera a invitarte Nicolás.
Ella entendió perfectamente que lo hacía a grede, siguió acariciando la pierna de su esposo tratando de que aquel gesto pareciera normal lo cierto era que estaba tratando de disminuir el deseo intenso de sacarla de su hogar.
Nicolás apenas escuchaba lo que su amiga le decía la mano inquieta de Alina no hacía más que imaginarse las diferentes manera de hacerla suya. Se tragó las palabras que queria decirle, que dejara de hacer eso porque no podía jugar de esa manera con él, ella parecía ajena a las reacciones de su cuerpo por sus caricias. Trató de concentrarse en responder, porque temía que se dieran cuenta de lo afectado que estaba.
Pensó en la invitación de Mara y eso lo serenó un poco que haya excluido de la invitación a su esposa lo molestó. No permitiria que la hicieran sentir mal.
- Aprecio mucho a tus padres y agradezco la invitación pero... - besó de nuevo las suaves manos de la joven, se estaba aprovechando de la situación pero que más daba. - sin mi esposa, no iré. - sentenció, mirándola serio.
Ella le dedicó una falsa sonrisa a Alina y luego le sonrió genuinamente a Nicolás.
- Ella también está invitada mis padres se mueren por conocerla. - finalizó con una enorme sonrisa, que a ninguno les convenció. Era tan falsa.
Alina se preguntó como es que Nicolás siendo un hombre inteligente, serio, reservado y extremadamente profesional pudiera tener una amistad con ella. Sacudió su cabeza levemente no podía juzgarla de ésa manera su padre no la educó así, no se reconocía al pareser Mara sacaba lo peor de ella.
Después de seguir hablando trivialidades y miradas asesinas que se dedicaban las chicas, finalmente se marchó no si antes depositarle un beso en la mejilla a Nicolás ante la mirada rabiosa de su esposa que a ella pareciera no importarle.
- Es insoportable. - murmuró-. Pero él alcanzó a escucharla.
- Si, a veces. - aceptó, sorprendiendola.
- Lo siento, sé que es tu amiga y que... - trató de disculparse pero su disculpa era más falsa que la sonrisa de Mara. Nicolás la interrumpió.
- No pasa nada sólo dijiste la verdad, no tienes porque disculparte por eso. - se rascó la nuca con nerviosismo, cosa que no le pasó desapercibida.
- Pasa algo. - preguntó -. Empezó a ponerse también nerviosa. ¿Y si él quería reclamarle lo que hizo frente a ésa odiosa? ¿Y si ellos tenían algún romance? ¿Y si ella lo arruinó?. Aquellos temores y dudas fueron respondidas cuanto él habló.
- ¿Quieres salir?. - propuso evidentemente nervios. Alina ni se dio cuenta porque su pregunta la dejó completamente sorprendida. Miles de episodios pasaron por su mente, imaginandose a su lado no como su guardaespaldas si no como una verdadera pareja. Sus mejillas se tiñeron de una manera tan adorable que el corazón de Nicolás palpitó como loco.
- ¿Qué?. - le salió en susurro. Sus ojos se encontraron y la conexión que tenían ambos subió a niveles incalculables. Pareciera que en cualquier momento se saltarían encima y se deborarian ahí mismo.
- Hemos estado mucho tiempo encerrado y ... se dio la vuelta incapaz de sostenerle la mirada, tenía ganas de golpearse a si mismo actuaba como un verdadero inexperto. Y ciertas partes de su cuerpo lo hacía olvidar lo que pensaba decir. Un suspiro lastimero salió de su garganta. - Olvídalo creo que es una mala idea. - terminó por decir no podían salir no sintiendo esa urgencia de hacerla gemir bajo su cuerpo y de acariciar cada rincón de su piel, tenía no poder controlarse lo cierto es que estar encerrados ahí juntos era peor.
No puedo contemplar la hermosa sonrisa que se dibujó en el rostro de ella por darle la espalda. Sólo escuchó un; estaré lista en veinte minutos y sus pasos alejándose.
Sonrió y sintió un verdadero alivio, ésta mujer sería su perdición y él no haría nada para que eso fuera diferente.
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Siempre tú
RomanceUn pasado que los une. Un motivo que los separa. Un amor por vivir. ¿Podrá la razón vencer al corazón?.