Con las puntas de los dedos acaricio la superficie lisa, interrumpida en el lugar en el que grabaron su nombre.
Saco de mi mochila la nota y la cinta adhesiva- que por cierto tanto la cinta como el papel para la nota venían con la última nota que me enviaron- y pego la nota a su lápida.
Me permito un segundo más allí, después me levanto y tranquilamente camino hacia los árboles. De todos modos, llegué temprano.
Cuando las ramas de los árboles sobre mí obstaculizan la luz de la luna saco una linterna y sigo caminando mientras aún tengo curiosidad por el lugar que escogieron para que yo dejara la nota.
Escucho como las hojas de los árboles se mueven por el viento y el silbido del mismo, como un búo canta en la distancia, las pisadas de alguien detrás de mí, el ladrido de un perro, el motor de los autos -que aún a esta hora están circulando -al pasar frente a la salida trasera del cementerio...
Las pisadas suenan cada vez más cerca.
Ralentizo un poco el ritmo, pero no lo suficiente como para que la persona que viene detrás descubra mis intenciones.
La persona está cada vez más cerca. Mi pulso se acelera, el flujo de sangre me causa un hormigueo en los brazos. Mis manos quieren temblar y mi respiración volverse irregular, pesada y más rápida mientras la adrenalina corre por mi sistema.
No puedo esperar a que esta persona llegue a mí. Es estúpido. Podría usar un pañuelo con cloroformo o algo así y...
No sé qué hacer. A la una de la madrugada nadie viene al cementerio. Ni siquiera yo debería estar aquí. Tuve que haberle dicho a Elliott que...
Escucho la respiración pesada de la persona que viene detrás.
Me volteo rápidamente, llevando la linterna hacia la cara de quien me seguía.
La linterna se me cae y me quedo allí, mirando directamente a los ojos caramelo que solía amar. Los ojos que me traicionaron.
Trae una sudadera negra, un pasamontañas y algo metálico y brillante en su mano. El pasamontañas me deja ver perfectamente a sus ojos, y las horas enteras que me pasé mirándolos dan su fruto. No necesito ver su cara para saber quién es.
-Johan...
Él sale de su trance, se voltea y sale pitando.
Corro tras él, necesito confirmar que es él, aunque ya lo sé.
El aire frío quema mis fosas nasales cuando lo aspiro.
La luna ilumina el objeto metálico en su mano.
Pasamos la tumba de mi abuela. Seguimos corriendo.
Mis piernas pesan. Mis músculos doloridos se quejan y amenazan con fallarme. Maldito sedentarismo.
Él ralentiza un poco el ritmo, y yo corro más rápido. Necesito saberlo.
No me doy cuenta de la trampa hasta que es demasiado tarde para detenerme. Él ya no se mueve.
Decido que no importa, sólo necesito quitarle el pasamontañas.
Tomo impulso y salto, aterrizando sobre su espalda. Mis piernas rodean su cintura y mis brazos su cuello, como antes solía hacer.
Con mi mano derecha tiro de la tela negra cubriendo su cabeza. El toma mi otra mano y me impulsa hacia delante por sobre su hombro; mi mano derecha se tuerce de una manera extraña y una punzada de dolor extendiéndose hasta mi hombro me hace gruñir, aún así, consigo sacar el pasamontañas fácilmente.
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El Juego del Psicópata.
Mystery / Thriller"Es estúpido. Los humanos somos estúpidos. En especial esos como tú, dominados por su sensibilidad y su humanidad. Por su estupidez. Y por eso, pagarán tus amiguitos. Despídete de ellos, amor. Y nunca olvides a tu querido. ...