Me levanté de mi cama y me arreglé, quiero verme bien para Stephany.
Trato de que la pequeña cicatriz en mi mejilla no se note tanto y me peino las cejas después de ponerme mi uniforme de una manera presentable, tengo planeado invitarla a una cita y no quiero espantarla. Yo no soy mucho de tomar el primer paso, suelo ser muy tímido – En especial cuando hablo con una chica, así que se entiende que me pongo aún más nervioso si aquella chica me gusta- y me apena expresarme con la mayoría de personas, pero con Steph es diferente.
Ella me gusta, podría hacerme un desorden interno tan solo con su sonrisa y ella ni cuanta podría darse. No puedo dejarla pasar de mí, aunque una chica como ella nunca pueda tener suficiente. En el escaso tiempo que llevo conociéndola me he dado cuenta de que es una persona bastante peculiar y ha logrado captar mi atención.
Me subo a mi bicicleta y me pongo andando a trabajar. Sólo podía pensar en algo que regalarle para ese momento en el que le pida salir, algo que le guste mucho. Estaba tan inmerso en ello que casi me caigo en un pequeño andén en frente de la tienda. Soy el primero en llegar – Como casi siempre – Así que saco la copia de la llave que me dio mi amigo y abro la puerta, arremangando mi camiseta blanca de botones para empezar a preparar todo para abrir.
Al terminar, me siento a esperar a algún cliente, mientras anoto en una libreta las ideas que me llegasen a la mente. Me pongo a pensar en las cosas que sé que le gustan a Stephany y se prende un bombillo arriba de mi cabeza, ¡A ella le gustan los chocolates que yo preparo, ¿cierto?!. Anoto esa idea rápidamente y comienzo a planificarla, quiero hacer un nuevo saber exclusivamente para ella. Algo que vaya con su hermosa actitud.
Dejo las ideas a un lado cuando veo llegar a algunos clientes, así que me pongo manos a la obra. Aunque se me hacía un poco extraño que los demás empleados no hayan llegado a trabajar, me han dejado solo. Lo bueno es que no es mucho trabajo, después de todo, la que se pasa llena es la tienda de enfrente.
Han pasado algunas horas y Steph aún no llega, quizás no venga. Todas mis ilusiones se han ido abajo, quizás tenga cosas más importantes que hacer. Los pensamientos negativos se esfuman y una sonrisa se plasma en mi rostro cuando la veo a través del vidrio de la puerta, pero desaparece al notar que no viene sola.
Está con un chico.
¿Será su novio?
Cielos, y yo aquí como tonto esperando alguna oportunidad con ella.
Me molesté un poco con ella porque no me había dicho que tenía pareja, pero me puse más molesto conmigo mismo al notar que no era su obligación decirme aquello. Después de todo, no estoy cien por ciento seguro de que por lo menos encaje en la categoría de "amigo", ella no tiene por qué contarme todo lo que le suceda.
El bolígrafo en mi mano casi explota por la presión que puse al ver cómo el muchacho levantaba a Stephany en el aire.
Por fin entran en la tienda así que me acerco a ellos a pasos calmados. Ella parecía nerviosa.
-¿Qué se les ofrece? – Esas palabras salieron más cortantes de lo que me hubiese gustado.
- Oye, pitufina. Pide tú, no tengo ni idea de qué tipo de dulces hay aquí. – "Pitufina". Deben ser cercanos para que ella le deje colocarle un sobrenombre de ese tipo. Dirijo mi mirada hacia ella y le hago notar que estoy esperando su pedido.
-Los bombones de siempre, por favor – Parece que en verdad me gusta esta chica, hasta en esta situación su voz se me hace tan dulce de escuchar.
-Vale, en un momento se los traeré – Les doy una mirada a ambos antes de ir hacia la cocina y preparar su pedido.
Mientras buscaba una bolsa para meter las cajas de bombones, noto mi libreta sobra la mesa. Arranco la hoja con las ideas y la desecho, parece que no las voy a necesitar. Cuando salgo de la cocina, los veo teniendo una conversación bastante casual. Camino hacia ellos y les entrego la bolsa con ambas cajas.
-La otra es cortesía de la casa.
-Gracias. Vamos, enana – Salen de la tienda con mi mirada encima y doy un suspiro de frustración cuando ya no los veo.
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❝Chocoholism❞
Lãng mạn𝒟ó𝓃𝒹𝑒 𝑒𝓁𝓁𝒶 𝓈𝒾𝑒𝓂𝓅𝓇𝑒 𝓋𝒾𝓈𝒾𝓉𝒶 𝓊𝓃𝒶 𝒹𝓊𝓁𝒸𝑒𝓇í𝒶 𝒹𝑜𝓃𝒹𝑒 𝓋𝑒𝓃𝒹𝑒𝓃 𝒹𝒾𝓈𝓉𝒾𝓃𝓉𝑜𝓈 𝓉𝒾𝓅𝑜𝓈 𝒹𝑒 𝒸𝒽𝑜𝒸𝑜𝓁𝒶𝓉𝑒𝓈 𝒰𝓃𝑜, 𝓅𝒶𝓇𝒶 𝒸𝑜𝓂𝑒𝓇 𝓁𝑜𝓈 𝒸𝒽𝑜𝒸𝑜𝓁𝒶𝓉𝑒𝓈 𝓆𝓊𝑒 𝓁𝑒 𝑒𝓃𝒸𝒶𝓃𝓉𝒶𝒷𝒶𝓃. 𝒴 𝒹𝑜𝓈...