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  Me gusta ver a Izuku sonreír, creo que ya he caído en eso antes pero no lo suficiente. Me gusta su sonrisa, me gusta mucho. Es una sonrisa muy grande para alguien tan pequeño, sus dientes están bien cuidados y muy limpios dejando ver estos como perlas, las pecas se desplazan a todos lados creando nuevas constelaciones en sus mofletes, sus ojos se achican en las esquinas y el verde de sus iris brillan con intensidad haciendo que todo sea mucho más bonito.

  El pecoso luce como una pequeña estrellita cuando sonríe como lo hace ahora. Parece relajado, tranquilo, feliz, adorable y lindo. Sobre todo lindo.

  Me gusta más Midoriya cuando está así, sonriendo. Un Izuku sin sonrisas nunca será Izuku. Y aunque sé que las lágrimas son parte de él, preferiría ahorra cada una de ellas para nunca más verlas en su rostro.

  El peli-verde es una de las mejores personas que hay en la tierra no se merece algo tan cruel como las lágrimas y el dolor.

  Al contrario, Bakugou...

  — Entonces... Yo te desagradaba y tu me dabas miedo — Sus esmeraldas se dirijeron al cielo con su bonita sonrisa adornando sus mejillas luego de la sorpresa que había presentado luego de confesarle que antes no me agradaba del todo. Ahora parecía darle mucha gracia esta asunto.

  Me hace sentir un tonto saber que al principio el pecoso me parecía un torpe e infantil niño. Que sonreía por todo sin tener sentido. Quizás no me agradaba por ser tan parecido y a la vez tan diferente. A diferencia de mí, él solo no se amarga la vida pensando en las cosas malas, Midoriya Izuku prefiere sonreír y seguir a delante.

  Al parecer desde un principio el más pequeño prefería mantenerse alejado de mi debido a que a la distancia tenía un aura demasiado superior para acercarse me, una vuelta de ciento ochenta grados si tomamos en cuenta que acaba de admitir que cree que soy un como un gato perezoso.

  Sus risas me impedían tomarme el asunto en serio, mis ojos solo podían notar lo tierno que se veía el pecoso con el parque y la luz de sol como fondo. Luce como el angel que se que es.

  Hablando de parques este es el parque donde lo vi por primera vez, aunque él no me noto aquel día con toda la vergüenza que lo consumió en el momento.

  Es bastante relajante pasar por un momento como este, sobretodo luego del desastre de hace unos días y todo lo que me alteró ver las lágrimas en su rostro. Ahora él y yo vamos de camino a la casa de Midoriya a pasar el rato mientras esperamos a el presidente de la clase y a cierta castaña para ir todos juntos al cine. Iríamos a ver una nueva película e Izuku se notaba muy emocionado y parlanchín con las ganas de ir.

  Es bueno saber que la personalidad del peli-verde no se alteraba tan fácilmente. Él es muy fuerte.

  — Que vergonzoso — Exclamó el pecoso, Izuku tapaba el sonrojo de su cara con sus manos aunque su sonrisa aún era perceptible — ¿Estás seguro de que era yo?

  Asiento no existe forma de equivocarme. El chico empujado aquel día definitivamente era él, no conosco a muchas personas peli-verdes y pecosas mucho menos con esa actitud dulce y nerviosa.

  — Tsk, lo que me faltaba.

  Ante las palabras la sonrisa del pecoso se borró de un tiro. No había que pensar mucho para reconocer al dueño de la voz.

  Izuku quito sus manos de la cara para poder asegurarse de lo que escucho, su rostro tomo un color muy pálido al reconocer al rubio.

  — ¡No seas asi! Bakubro — El pelirrojo hizo notar su presencia con sus palabras — Solo son Midoriya y Todoroki.

  La sonrisa que Kirishima le dedicó al pecoso demostraba su pena ante el menor. Lo mínimo que debería sentir luego de ser cómplice de la cruel broma al pecoso.

  Para la felicidad de todos, el chico explosivo fue suspendido por un par de dias de la escuela. Su ausencia lograba crear una calma indescriptible en el salón de clases y no se suponía que lo volveríamos a ver sino hasta otro par de dias.

  — Tu cállate cabello de mierda. Lo último que me faltaba hoy era conseguirme con el asqueroso de Deku y a su perro bastardo.

  — No hables así de Todoroki-kun, Kacchan.

  Los ojos de Kirishima se abrieron en su totalidad ante las palabras de Izuku. El pelirrojo miro con sorpresa hacía Bakugou y todos pudimos apreciar como su perpetuo rostro de enojo se fruncía el triple de lo normal dejando ver la oscuridad que brotaba desde cada uno de sus poros.

  Izuku no se movió pero pude notar que temblaba ligeramente. Esta vez, el pequeño no se ha encorvado ni ha desviado su mirada, el aún tenía miedo y aún así parecía decidido a enfrentarlo. No tarde en prepararme para defenderlo si era necesario. No permitiré que esa bestía rubia toque ni un solo cabello rizado del pecoso.

  No en mí presencia.

  Entonces en lo que pareció un acto suicida, el pelirrojo se apresuró a acercarse a la bola explosiva que él llamaba amigo.

  — Bakugou, por favor.

  Y como si el chico hubiera hecho alguna clase de brujería el cuerpo del rubio se relajo un poco. En sus labios se formó una sonrisa burlona, si es que a algo que desprendía tanta maldad se le podía llamar sonrisa.

En ningún momento despegó su mirada roja de la verde.

  — Me parece que alguien a olvidado cuál es su maldito lugar. Parece que alguien se cree muy valiente cuando está con el bastardo. Pero tendré que recordarle al inútil Deku donde pertenece. ¡Porque eres una basura que no sirve para nada, un defecto! ¡Te crees muy valiente, maldito, pero sabes que todos te dejarán solos cuando sepan tus mierdas! ¡Estás roto y serás desechado como lo que eres, basura, PUTA BASURA! Me da asco solo saber de tu asquerosa existencia.

  Mí mano se volvió en un puño, listo para impactarse en la cara en ese idiota.

  — Kacchan...

  Una vez más, fui detenido por el peli-verde, mientras que este miraba a Bakugou de una forma que no pude identificar.

  — Ve a mamarle las bolas a algún otro maricon como tu. El bastardo mitad y mitad parece muy interesado.

  — ¡Bakugou, no tienes porqué ser así! — Está vez fue Kirishima quien se interpuso.

— ¡Tú cállate, pelos de mierda! Vamos nos de aquí antes de que vomité.

  Para cuándo pude hacer uso de toda mí paciencia para no ir por esa bestía solo pude apreciar como el pequeño Izuku se lanzó a suelo de rodillas, tembloroso, tapando una vez más su rostro ocultando las lágrimas que resbalaban de sus mejillas.

  En tan poco tiempo la presencia de ese idiota podía volver todo de cabeza.

  — No le hagas caso a ese... — Ya estaba en el suelo a su lado para cuándo hable.

  — Él tiene razón. Lo siento Todoroki-kun, Kacchan tiene razón.

 

My Smiling Boy / TododekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora