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  El monólogo de Izuku bajaba de tono cada poco, hasta que el balbuceo casi sin sentido y las lentas palabras terminaron de desvanecerse en el aire hasta que solo podía escuchar su debil respiración. Al notar esto, desprendí mí atención de la nube con forma de lo que yo aseguro es un conejo y no un gato para asegurarme de que el pecoso se había quedado dormido.

  Al rededor de su boquita aún quedaba restos de glaseado como prueba del trozo de pastel con exceso de azúcar que había devorado hace poco. Tuve la intención de limpiar la evidencia pero una parte de mí sentía como si eso no estuviera bien del todo por lo que reprimi el impulso y trate de concentrarme una vez más en el cielo o intentar yo también tomar una siesta.

  Solo que, la perfecta idea de aprovechar la relajante tarde recostado sobre el fresco césped bajo un clima perfecto y con el estómago lleno de delicioso pastel para dormitar un poco, fueron opacadas por la curiosidad de tener a un peli-verde a mí lado en lo que parecía un profundo sueño.

  Volví a voltearme, acomodándome y apoyando el peso de mí rostro sobre la palma de mí mano para tener una mejor imagen del chico junto a mí. Ya ni siquiera recordaba de que me hablaba tan animosamente hace nada. No podía apartar mí mirada de él, como si me hubiese quedado ignotisado por la cantidad de pequitas en sus cachetes redondos, o quizás admirando lo largas que eran sus pestañas, los pequeños labios ligeramente rosas sobre la piel bastante blanca o incluso podría ser por el nuevo descubrimiento de que su cabello rizado era mucho más oscuro que el césped sobre el que dormitaba. Me preguntó cómo será el resultado al comparar ese verde que predominaba en el parque con el brillante y esperanzador de sus iris.

  No sé si pasé mucho tiempo mirándolo o solo unos minutos pero repentinamente el pequeño comenzó a moverse y estirarse. Ambos seguíamos en los uniformes de la escuela pero al parecer no era una verdadera preocupación que se ensuciara de tierra o césped. Luego sus ojos se abrieron dejando ver las orbes de aquel verde inigualable.

  — Perdón — Su voz sonó bajita y algo ronca por la pequeña siesta.

Era tonto que pidiera disculpas solo por dormir un rato. Aún no entiendo porque no hice lo mismo.

  — Ya sabes — Se acurrucó poniendo su cuerpo de lado, para que fuera más fácil el contacto visual que con Izuku nunca era nada incómodo, pero la mirada del pecoso lucía diferente de lo usual — Por lo que pasó ayer... con Kacchan.

  Rompí el contacto visual volviendo a recostarme sobre mi espalda, con la mirada pérdida en el cielo notando que la nube gato-conejo ya no estaba a la vista. Hablar de cretinos como Bakugou o el viejo jamás era algo de lo que disfrutaba y que Midoriya lo sacará a la luz luego de una tarde tan maravillosa me fastidia más, pero no con él, jamás con él. Lo único es que no quiero escuchar un "perdón" más de sus labios.

  — Te dije que no tienes que disculparte cada vez que algo así pasa.

  — Y yo te respondí que si lo era.

  Un extraño silencio se instaló en el ambiente, uno incómodo y tenso. Muy raro teniendo en cuenta mí compañía. Pero Midoriya no era capaz de mantenerse callado mucho tiempo.

  — Siento que desde que somos amigos no hago más que causarte más problemas de los que ya tienes.

  — Eso no es cierto.

  — Kacchan por ejemplo — Continuo hablando ignorando por completo lo que dije, ahora Izuku también tenía los ojos clavados en el cielo más no parecía mirarlo exactamente. Las nubes y el profundo azul se reflejaban en sus ojos como si estos fuesen espejos y aún así ambos pares de esmeraldas lucían tristes y desanimados, como si pensara en algo profundo y deseperante — Antes no tenían problemas, ni siquiera se hablaban. Pero ahora sino hubiese sido porque...

  — Ya eso no importa.

  — A mí me importa, soy un pésimo amigo. Si no fuese tan inútil no tendría este problema y tu no estarías involucrado.

  — Midoriya.

  — Tu eres tan genial y fuerte. Todoroki-kun al lado de ti no soy nada y todo lo que hago lo arruina todo. Soy un caos que no sirve para nada y no sé cómo sobrellevar mis problemas sin hecharme a llorar, mientras que tú.

  A no, eso sí que no.

  Me levanté inmediatamente, sentado mirando a Midoriya a los ojos directamente intentando demostrarle la seriedad de mis pensamientos en este momento.

  — Ni se te ocurra confundirme con ese idiota de Bakugou. Yo no soy mejor que nadie y tu no eres ningún inútil. Bakugou sabe muy bien eso y si es necesario iré hasta donde esté para terminar lo que empezamos. Tú eres inteligente, amable y habilidoso no permitiré que te menosprecies a ti mismo.

  La mirada esmeralda expreso completa confunsión, pestañeo un par de veces antes de poder abrir su boquita.

  — ¿Comparte con Kacchan? ¿A ti?

Y sin esperar una respuesta su cuerpo comenzó a revolcarse entre el césped y su carcajada inundó el parque llamando la atención de un grupo de personas que pasaba por allí.

Así de rápido Izuku había recuperado su brillo, volviendo a ser el de siempre.  Dejando su problema de lado y retomando el tema trivial de antes de que se quedará adorablemente dormido. Sé que el problema sigue allí aunque lo ignoremos, pero esa era una de las increíbles habilidades de pecoso, el podía sonreír aunque el mundo se esté cayendo a su alrededor.

  Aún así el pecoso negaba ser increíble.

My Smiling Boy / TododekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora