8: Tú a descansar y yo al trabajo

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Como recordatorio: hace dos capítulos, acababa con Agoney saliendo a por un indigente que llevaba un cuchillo que goteaba sangre. De nada :)

Interrogatorio tras interrogatorio, llegan a algunas conclusiones

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Interrogatorio tras interrogatorio, llegan a algunas conclusiones.

La primera es que el indigente no tiene nada que ver con ninguno de los delitos, cosa que Agoney ya esperaba cuando se aproximó al hombre.

La segunda es que el asesino se está volviendo más descuidado, y tira las cosas por donde sea. O, por el contrario, está intentando despistarlo.

En realidad, sea cuál sea la opción correcta, está cada vez más confuso.

Un análisis por parte de Ricky confirma algo que ya imaginaban: ni una huella. Supone que es el único motivo por el que se ha deshecho tan rápido del cuchillo.

El moreno lo piensa todo bien: a los dos asesinatos, tiró la pistola y la sustituyó. Al tercer asesinato, tira el cuchillo. Tiene que haber algún patrón, pero no quiere riesgos, y bajo ningún concepto va a repetirse. "Bajo mi propio cadáver", piensa con ironía.

—García. —Sale de la sala de interrogatorios.

Alfred se acaba de colocar la chaqueta vaquera encima de su camisa. Le hace un gesto para hacer ver que lo escucha.

—¿Bravo y tú habéis acabado con el tema de las mariposas?

—Sí, señor... —Se rasca el pelo—. Está todo en su despacho.

—Genial, estás libre. Necesito que —coge una bolsa de plástico numerada. En ella, se encuentra el cuchillo recuperado— vayas ahora mismo donde Nerea para averiguar si se trata del mismo cuchillo para los tres asesinatos. Que cotejen lo que haga falta, pero quiero saber si hay más de uno por ahí suelto. Ah, y quiero imágenes buenas de la mariposa que tiene grabada en la clavícula. Es por una comprobación.

El catalán asiente y se marcha. La rubia del equipo aparece entonces, con un informe en las manos.

—Tengo todo lo de las mariposas.

—Ya me lo ha dicho García, perfecto. —Se lo quita sin cuidado. Está sobreexcitado por todas las cosas que han pasado y no quiere perder un minuto—. Los padres de Adriana ya están aquí. Quiero que los separes y los llenes de preguntas. Asegúrate de apuntar todo lo que pueda sernos de utilidad, y mandar a alguien que contraste sus coartadas. No hay que presuponer nada, cualquier minuto en el que no se sepa dónde estuvieron puede ser vital. Cuando tengas todo lo necesario, me llamas o vienes a molestarme en mi despacho.

—¿Qué vas a hacer? —La malagueña arquea una ceja.

—Sacar toda la información, ponerla por partes, ordenarlo todo. Se nos está escapando algo, pero aún no sé el qué. Solo llámame cuando tengas todo lo que necesito.

Y despliega un auténtico campamento en su despacho. Tras retirar todo lo necesario del escritorio, coloca los papeles de cada uno de los casos uno al lado del otro. Entonces, empieza a leer sobre mariposas.

El pañuelo de mariposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora