𝒜𝓃ℴ𝓉𝒽ℯ𝓇 ℒ𝒾𝒻ℯ

四

Después de un tiempo de charla, dirigieron su mirada al reloj y cayeron en cuenta que ya era un poco tarde. Ocho y cuarenta y cinco. Mikasa se levantó rápidamente de su asiento acompañado de un "Con permiso". Dejó la taza de té vacía sobre la mesa y se dirigió a la salida para ir a la oficina y buscar sus cosas. Sin embargo, antes de colocar un pie afuera de la cocina, la voz de su superior la detuvo.

—Puedo llevarte a casa —propuso Levi levantándose de su silla y dejando su taza en la mesa.

—No en necesario, tomaré el autobús —respondió apenada.

—Creo que ya pasó el ultimo de esta ruta — Levi nuevamente llevó su mirada al reloj—. Solo será un pequeño aventón. La carpeta que dejaste en la oficina la revisaré en casa.

Y sin más, salió de la oficina sin darle a Mikasa tiempo para rechistar.

Esa fue la primera vez que estuvo en su auto. La primera de varias.

***

Otro de esos conocidos "aventones" fue unos días después de aquella noche. Eran alrededor de las siete de la noche y llovía en la ciudad. Mikasa se encontraba en el paradero esperando el bus de esa hora, pero este se había retrasado por la repentina lluvia. No podía tomar un taxi porque además de que no pasaba ninguno, no tenia dinero suficiente. No podía irse a pie porque su apartamento estaba lejos y para colmo de males olvidó el paraguas en su cama cuando salió corriendo hacia al trabajo. Sumando que, la temperatura bajó.

"Debí dejar un poco mi orgullo y aceptar el aventón de Jean" —pensó— "¿Ahora que haré?"

Era tarde y tenia que terminar un trabajo que uno de sus profesores había colgado de repente a la plataforma. Teniendo plazo de enviar hasta la medianoche. "

"Maldito calvo"

"¿cómo se le ocurre hacer tal barbaridad en pleno periodo de prácticas"

Esos y muchos más pensamientos negativos hacia su profesor pasaban por su mente, hasta que un auto se detuvo frente a ella.

—¿Necesitas ayuda?

Esa voz tan conocida para ella.

—Señor Levi —exclamó sorprendida.

Escuchó como el seguro de la puerta era removido.

—¿Qué esperas? Sube.

Otra cosa que había aprendido de él en esos días, era que odiaba un "no" como respuesta. Así que rápidamente subió al auto sin pero alguno.

El auto de Levi estaba cálido gracias a la calefacción, olía muy bien y la radio emanaba música en un volumen bajo. En el camino, su conductor mantenía su vista enfrente mientras ella veía por la ventana los diferentes establecimientos iluminados del centro de la ciudad. La mayor parte del viaje fue en silencio. Un silencio relajante.

Cuando llegaron al edificio, la lluvia había cesado no obstante, aún hacia frio. Mikasa sentía que de una manera u otra, debía pagarle por la molestia.

—Muchas gracias.

—No hay problema.

—¿Le gustaría pasar a tomar algo? Hace frío y quiero compensarle por ayudarme.