Chiste sin gracia

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Todo eso era definitivamente una mala broma, ¿no es así? Sí, de seguro aquel largo viaje lo había dejado tan cansado que se encontraba alucinando, era eso o se había quedado dormido en la ducha, después de todo no había manera de que aquella imagen fuese algo verídico. Quizás anhelaba tanto aquel encuentro que sus ojos lo estaban engañando.

Una pequeña parada al cementerio para saludar a su difunta madre debería haber apaciguado el dolor en su corazón, no abrir viejas heridas. Yoongi sentía que sus rodillas temblaban sin que pudiese quitar la vista de las dos figuras a sólo unos metros de él. Un sujeto algo y vestido completamente de negro junto a un híbrido, un gato, de adorable y esponjoso cabello, cuerpo delicado y suave piel, era casi como ver a Jimin, pero no podía ser, éste tenía el cabello rosado.

–¡Ya... no es cierto, por favor no le crea! – Gritó de pronto el felino, dando un suave empujón a su acompañante, antes de dejar salir una suave risa.

Y el rubio sintió como su garganta se secaba. Era inefable, ira, felicidad, nervios, angustia, un sinfín de emociones atravesaban su cuerpo luego de haber presenciado la majestuosidad de la risilla ajena, no había duda alguna de que se trataba de Jimin, el híbrido que él conocía, su Jimin, la musa que lo acompañó durante aquel largo y tortuoso viaje.

Con la misma celeridad las dudas aparecieron, es decir, ¿por qué estaba precisamente en Daegu frente a la tumba de su madre? ¿Por qué debió cambiar el color de su cabello? ¿Quién era aquel extraño tipo a su lado? ¿Debía ir a saludarlo? ¿Correr y estrecharlo entre sus brazos?

El centenar de preguntas se esfumaron tan pronto como el cantante exhaló, puesto que la vibración en el bolsillo de su chaqueta lo sacó de su ensoñación, ni siquiera tenía que sacar el aparato para saber de quién se trataba, tal vez había tardado más de lo que se esperaba. Suran no se iba a enojar por su retraso, lo sabía perfectamente, pero aun así lo mejor era emprender la marcha.

Un chasqueo de su lengua fue suficiente para regresar sobre sus pies y entrar en el automóvil. Nada de eso tenía sentido, era como si la vida se esmerase en arruinar cada uno de sus planes, ¿cómo podría llevar a cabo su venganza ahora? Hasta parecía que la gélida capa de su corazón se había comenzado a deshacer. No, no podía ceder, iba a llegar hasta el final. Y con ese pensamiento se dirigió sereno hasta el aeropuerto. 


🐾🐾🐾🐾🐾


Aquella falsa sonrisa era parte de su rostro, sin embargo, en cuanto sus piernas se detuvieron, la alegre expresión se desvaneció inmediatamente, el rostro del pelirrojo empalideció y un amargo sabor bajó por su esófago, incluso podía decir que eran náuseas.

Aquella mujer. Sí, era esa jodida mujer. Reconocería esa sonrisa en cualquier lado, sin importar cuántos años hayan pasado, ni como su figura se borraba lentamente de su memoria, Hoseok podría reconocer a su madre, y eso sólo hizo hervir más su sangre. De todos los jodidos lugares en Corea, en Asia y el mundo, ¿por qué tenía que estar en Busan?

Sus manos empuñadas con fuerza se enfriaron producto de la presión y su entrecejo se juntó mientras contenía los enormes deseos de correr hacia ella y gritarle o incluso golpearla, ¿cómo se atrevía a verse tan radiante? ¿¡Cómo osaba ser feliz después de todo el sufrimiento que le trajo!?

Jung estaba más que decidido, tendría que sumar un extra a sus planes mas eso no era un problema, y es que, si podía con los solucionar inconvenientes en medio de las feroces inversiones, esto no era otra cosa más que un juego de niños. La ira dio paso a una nueva puerta que él mismo desconocía, claro que él era creativo, no obstante, las ideas que surgieron en aquel instante eran algo novedoso, único.

La temperatura de su cuerpo se reguló y sus comisuras se curvaron en una sonrisa, ¿debería esperar un poco más o iniciar en ese mismo segundo?

Guiado por las enseñanzas de su padre, se movió con sigilo, disimulando. Un engaño no hacía nada de daño, ¿verdad? Porque lo que esperaba no era eso, sino causar un enorme daño, uno irreparable, como aquel que tenía en lo más profundo de sí.

–Ahm... disculpen. – Su voz tranquila, irrumpió la conversación de las dos mujeres presentes. –¿Está abierto? –

El ex bailarín de verdad hubiese pagado por documentar el semblante de su progenitora en cuanto lo vio, hasta parecía que lo había reconocido. Por su parte la otra persona sólo asintió amablemente antes de despedirse.

–Eh... ¿entonces si puedo comprar algo, señora? – Insistió el pelirrojo.

–Ah... sí, lo siento. – La adulta desconcertada, ingresó al local dejándole la puerta abierta a su futuro cliente. – Disculpa, es sólo... que me recordaste a alguien. –

–Está bien, no hay problema. – Respondió con una acorazonada sonrisa, Hoseok. – Me han dicho que mi cara es muy común. –

Una charla trivial que le estaba dando ganas de vomitar, pero como buen as de las finanzas, debía evaluar a la perfección las alternativas, inspeccionar los mínimos detalles para optar por la mejor alternativa, ¿no es así?

Actuar era sencillo, ya lo había hecho demasiadas veces, aquel cinismo disfrazado de carisma era su especialidad, no le había fallado en una sola oportunidad y daba por sentado que no lo haría esta vez tampoco, porque los Jung no perdían jamás. 




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⏰ Last updated: Jul 05, 2020 ⏰

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I'm gonna love you [ KookMin ]Where stories live. Discover now