Capítulo 1

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-Siempre quejándote hija.

-Pues normal mamá, siempre con prisas a todos lados.

-Bueno en Canarias dicen que están aplatanaos así que te vas a gustar.

Alba y sus padres esperaban a un taxi que los llevase al aeropuerto. Llevaban esperando ya casi diez minutos.

-Tampoco quiero que sean unos parados, a mi me gusta el orden. No soporto correr por no prevenirlo.

-Ya tenemos un taxi.- su padre estaba metiendo ya las maletas en el coche. Alba y su madre se sentaron atrás y su padre delante.

-¿A donde les llevo?

-Al aeropuerto, por favor.

La madre de Alba se llamaba Rafi, trabajaba de ejecutiva. Su padre se llamaba Miguel Ángel y era jefe de una revista online. Alba miró a su madre intrigada.

-¿Pasa algo, mamá?

-No, no, el sillón lo noto un poco incómodo.- respondió en voz baja.

-Como no, siempre algo te tiene que molestar.

Su madre la miró y sonrió.

-Me encanta tu buen humor.

Cuando llegaron al aeropuerto duramente estaban anunciando su vuelo. Corrieron hasta la puerta de embarque para facturar su equipaje. Facturaron lo más rápido que pudieron y llegaron al avión por los pelos.

-Tuvieron suerte porque el vuelo lleva un poco de retraso y no hay lista de espera.

-Es normal en la familiar.- dijo Alba.

El único sitio que quedaban viajes era una aerolínea que ninguno de ellos conocía. Parecía que todo el mundo quería viajar a Canarias últimamente.

Alba había dicho de ir a algún país lejano, pero sus padres preferían conocer Gran Canaria. Ya no había remedio.

Se sentaron en sus respectivos sitios. El despegue fue fácil y no hubo ningún contratiempo. Alba sacó un libro de su maleta y se puso a leerlo durante todo el viaje.

El vuelo pasó rápido, las dos giras y media transcurrieron tranquilamente. Nada más llegar al aeropuerto notaron la humedad, algo que no le gustó nada a Alba.

-¿Este es el paraíso del que hablabais?

-Eres muy impaciente hija.- le contestó su padre, el estaba impresionado con estar allí.

Alquilaron un coche y pusieron rumbo a su destino.

-Vamos a Agaete, un pueblo bastante pequeño en el norte de la isla.- comentó su madre.

El mar se veía por todas partes, mirarás por dónde mirarás veías mar y más mar. La verdad es que era impresionante.

Ya llevaban unos cuarenta minutos de camino, en los cuales se habían perdido un par de veces por culpa del gps. Pararon en una gasolinera que estaba al lado de un cartel que ponía Gáldar. Entraron a la gasolinera para comprar un par de golosinas y agua. Al salir su padre le dijo que le preguntara a un hombre que por donde estaba su la zona donde se encontraba la casa que habían alquilado.

-Perdone, ¿sabe por dónde es para llegar al pueblo de Agaete?

-Claro, mira, ¿ves ese risco? Pues cogen la carretera esa y verán un cruce y una una parada de guaguas. Giran a la derecha y en seguida están allí.

A Alba le costó un poco entender la rapidez y el acento con el que hablaba. Puso cara de no enterarse de mucho pero aún así le contestó.

-Gracias.

no quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora