Capítulo 3

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-Mamá luego voy a salir con Natalia.- dijo Alba entrando al salón.

-¿Natalia es la del pelo negro con flequillo?

-Sí, me viene a buscar y después no se que haremos.

-A ver cuando me la presentas, que sales todos los días con ella y aún ni la conozco.- Desde el día que se habían dado los móviles si relación se había fortalecido muchísimo, quedaban bastantes veces a la semana. A Alba le encantaba pasar tiempo no Natalia, en escasas semanas se había convertido en alguien imprescindible, no sabía que haría sin ella en aquella isla-. Un día la invitas a comer.

-Bueno ya habrá alguna oportunidad.- contestó sonrojada. ¿Qué por qué se sonrojó? Porque a Alba le era inútil ya negar sus sentimientos por Natalia. Le gustaba mucho y por eso le daba vergüenza invitarla a comer con sus padres.

-Dile que está invitada siempre que quiera.

Alba se fue a su habitación a ponerse el bikini, ya que no sabía si irían al mar en algún momento de la tarde. Mientras esperaba le llegó un mensaje de Natalia diciéndole que ya estaba llegando, por lo que Alba salió de la casa y se fue a la esquina donde siempre quedaban.

-BUH.- le gritaron en el oído justo al llegar a la esquina.

-JODER.- dijo y empezó a dar manotazos a aire.

-Chacha Alba, que soy yo.

-Cabrona no me des esos sustos, que lo paso mal.

-Dame un abrazo anda.- dijo Natalia mientras abría sus brazos. Alba se acercó y Natalia la envolvió, empezaron a caminar y Natalia dejó su brazo por encima de los hombros de Alba.

-¿A dónde me llevas?

-Pues no sé, ¿te apetece darte un baño?.- Alba asintió muy entusiasma-. Te voy a llevar a un sitio que te va a encantar.

Empezaron a caminar en otra dirección, el camino estaba siendo un poco largo y Alba nunca había ido por esa zona, y mira que había recorrido bastantes sitios durante esas semanas.

-Aquí es.- Natalia la había llevado a una especie de paseo marítimo, giró la cabeza y la miró un poco confusa-. No seas impaciente, sígueme.- Le cogió la mano y la llevó entre piedras.

-Nat que me voy a matar, ¿cuanto queda?

-Calla y camina.- tras unos cinco minutos saltando entre piedras llegaron a su destino-. Mira y flipalo.

El lugar donde la había llevado era como una especie de cueva en medio de piedras gigantes, el sitio era precioso y Alba dudó si alguien más a parte de Natalia conocía de él.

-¿Cómo lo encontraste?.- preguntó con brillo en los ojos.

-Un día Santi y yo estábamos haciendo el pinga y encontramos este sitio, nunca hemos visto a nadie aquí.

Se acomodaron en aquella cueva y se quitaron la ropa para quedarse en bikini. Alba no pudo evitar ver como Natalia se quitaba su ropa, tenía un cuerpazo de modelo. Alba se tumbó en la arena hasta que sintió como le empezaban a caer gotas de agua por el cuerpo, abrió los ojos y vio a Natalia escurriéndose el pelo encima de ella.

-¡Pero serás zorra!.- se levantó y corrió tras ella, Natalia la llevó hasta el agua haciéndola meterse para que la pudiera coger-. Joo Nat, que estaba súper tranquila tomando un poco el sol.

-Pero Alba es que me aburría sola.- dijo mientras se metía un poco más hondo-. Ven aquí porfa.

-Pero no hago pie allí.- Natalia se rio-. Oye no te rías.- dijo mientras hacía un puchero.

-Te subes a mi espada.- a Alba le convenció la idea y se acercó hasta ella, una vez Alba en su espalda empezaron a hablar-. Albi ponte por delante que no me gusta hablarle a la nada.- dijo y ambas rieron, Alba se descolgó de su espalda y Natalia dio la vuelta sobre si misma. Alba nadó hasta su cuerpo y se enganchó a ella, Natalia mientras rodeó su cintura para mantenerla, se miraron y se sonrojaron, no habían pensado en la posición en la que se iban a poner.

-Eres un bebé.- le dio un toquecito en la nariz y se escondió en su cuello.

-Oye Albi... ¿cuándo te vas?.- preguntó un poco tímida saliendo de su cuello.

-El siete de septiembre, ¿por?.

-No quiero perderte.- le confesó mirándole a los ojos-. Se que vamos a estar a muchísimos kilómetros, pero no te quiero perder.

-Nat...- juntó sus frentes-. Yo tampoco te quiero perder.- mantuvieron la mirada hasta que una voz las sacó de su burbuja.

-¡Natinat!.- gritó desde la orilla Santi, menos mal que estaban de espalda y no vio en la posición que estaban.

-Mejor nos vamos, ¿no?.- Alba asintió y se separaron, ambas sintieron como que les faltabas algo. Nadaron hasta la orilla y allí se encontraron a Santi.- ¿Qué haces aquí?

-Es que me he traído a Marta para impresionarla, ¿pueden irse porfa?.- dijo en voz baja para que la tal Marta no lo escuchara.

Ambas se fueron de allí, no les importaba irse para que esos dos tuviesen un tiempo a solas allí. Hicieron el camino de vuelta por las piedras hasta llegar a paseo marítimo. Todavía era temprano, por lo que decidieron ir a un bazar, comprarse algo de merendar y luego ir a sentarse a algún banco.

Una vez en el banco empezaron a comerse sus bocadillos mientras hablaban de todo y a la vez de nada. Natalia terminó antes que Alba ya que esta tardaba muchísimo en comer.

-Alba tía, termínate ya el bocadillo.- dijo riéndose.

-Joe Nat, no tengo yo la culpa de que me guste disfrutarla al máximo.- dijo y le pegó un pequeño manotazo en el brazo, manotazo el cual Natalia pudo coger en el aire , llevó su mano hasta la suya y empezó a jugar con sus dedos.

-Tu manos son súper suaves, ¿lo sabías?.- dijo mirándola a los ojos. Alba no dijo nada, pero no desvió su mirada en ningún momento-. Albi...- Natalia carraspeó de lo nerviosa que estaba y Alba entrelazó sus manos.

Se fueron acercando poco a poco hasta que de nuevo otra voz las interrumpió.

-¿Alba? Cariño, ¿qué haces tan lejos del pueblo?.- dijo su padre acercándose hasta ellas, Natalia inmediatamente apartó sus manos.

-Pero papá, estamos al lado del pueblo.

-¿Al lado del pueblo? Pero si estáis a veinte minutos caminando, esto no lo vuelvas a hacer. Ahora mismo nos volvemos tú madre y yo, y te vienes con nosotros.

Hacía tiempo que no veía a su padre así de cabreado, ¿de verdad estaban tan lejos del pueblo?. Sus padres le habían dicho dese un principio que no se alejara mucho ya que ellos
no conocían la zona, pero es que se le había pasado el tiempo volando con Natalia.

Se dieron un tímido abrazo ante la mirada de sus padres y se Alba volvió a casa con un sabor agridulce, había estado a punto de besar a Natalia, se moría de ganas, pero ambas veces que tuvo la oportunidad no pudo.

Llegaron a la casa y sus padres le echaron la bronca, menos mal que no la castigaron con no poder salir con Natalia, pero si que la advirtieron de que a la próxima sí que no se libraba.

no quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora