Sé feliz.

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Una carta de despedida.
Unas últimas palabras.
El agua que posiblemente extinguirá
los últimos resquicios de nuestra amistad.

Fueron días de luz,
que se volvieron días de oscuridad.
Me traías alegría y diversión,
y ahora solo montones de preocupación.

Pensaba que eras capaz
de dominar al demonio de los celos,
que te superó
porque este fue más audaz.

Demonio astuto.
¿Fue fácil llevarte aquello,
de un modo tan abrupto,
sin que lo supiéramos?
Te llevaste algo
que meses tardamos en construir.
Promesas sin cumplir,
rompiste un lazo vago.


Llegaste
y todo arrasaste.
No más abrazos.
No más miradas.
No más mensajes.
Y mucho menos, no más palabras.

¿Por qué?
¿Por qué nos elegiste a nosotras?
¿Cuál fue tu razón?
¿Cuál es tu excusa,
para destruir mi corazón?
¿Creíste que era divertido?
¿Creíste que lo nuestro debía acabar?
Puede que nuestro dividido
lazo te diese felicidad.

¿O simplemente este capítulo
de nuestra vida necesitaba un final?
¿Fue la entrada al instituto
o conociste gente excepcional?

¿Qué hubiera pasado
si el instituto no hubiera comenzado?
¿Seguiríamos igual que antes?
¿O habríamos acabado así también?
No lo sé.
No lo sé.
Y no lo quiero saber.

Cambiaste mucho,
demasiado para mi gusto,
en un tiempo muy corto.
¿Fueron tus nuevos amigos,
un nuevo lugar,
un nuevo ambiente,
una manera diferente de tratarte
o qué fue entonces
lo que te afectó?

No eres la única,
lo veo desde hace un año,
en mi clase cada día.
Creía que a ti no te pasaría.
Creía que tú no serías igual.
Esperaba más de ti.
La última vez que te vi,
estabas volviéndote como ellos.
Como una copia más
de una generación
que está perdiendo la razón.

¿Fuiste tú, demonio de los celos?
¿Fuiste tú, divinidad de los cielos?
¿Fuiste tú, señor del destino?
¿O acaso fui yo, desde el tiempo matutino,
que en un acto de irracionalidad
todo destruí?
Oh, mi realidad,
quiero volverte a construir.

Desde lo más profundo de mí,
debo decir que no me arrepentí.
Una amistad de tres,
en la que la inestabilidad reinaba,
y solo se veía al mes,
un buen futuro no aguardaba.

Prometo no cometer mis mismos errores.
Prometo cuidar mis decisiones.
Prometo conseguir mis sueños.
Prometo acabar nuestros proyectos.
Prometo arreglar mis defectos.
Prometo amar,
crear,
aceptar,
y lograr
todo aquello que la vida ponga a mis pies
y serme fiel a mí misma,
ya que al caer el sol,
la luna sube
y la oscura abismal
que suele rodearnos
se vuelve nube,
solo soy yo.

Prometo ser feliz.

Promete no volver a caer
en las mismas tentaciones.
Promete ser
alguien que tome opciones
para tu propio bien,
y el de la gente que amas.
Promete hacer
todo lo que te propongas.
Promete mostrar a este podrido mundo
quien eres en verdad,
sin vergüenza, solo con sinceridad.

Te deseo lo mejor:
encontrar al amor de tu vida,
que la gente no te impida
tus sueños cumplir,
y mucho más.
Mucho más,
que solo tú puedes conseguir.
Solo si ves tus defectos
y te pules a ti misma,
la vida te sonreirá.

Te deseo felicidad
por el resto de tu existencia,
sobre todo ahora,
que estamos en un momento crucial.
¿Por qué?
Porque solo quedan,
dos minutos para medianoche.

~~~~~~~~~~~~~

Siento no haber tenido el valor de decírtelo a la cara.

Carta de despedida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora