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Transcurrieron tres horas desde la desaparición de Sorimachi. Hyuga intentó llamarlo a su celular, sin embargo, no hubo respuesta alguna. Sawada seguía llorando en su habitación sin control, y Ken seguía molesto por lo que sucedió con Coco.

─Todo por ser tan despistado...Takeshi está llorando como una magdalena por su culpa─ sentenció enfadado con la cabeza gacha.

─Lo sé, Ken, lo que pasó fue horrible, pero estar furioso con Sorimachi no funcionará─ posó una mano en el hombro del joven karateca─. Vamos a llamar a sus padres a ver si él está en su casa. Posiblemente no nos quiera responder luego de lo que sucedió─ marcó el número de la residencia del joven oji- azul en el teléfono de línea, y esperó atento a la llamada.

─¿Residencia Sorimachi?─ dijo la madre del joven.

─Soy Kojiro Hyuga. Solo quiero saber si Sorimachi está en su casa.

─¿Kazuki? Mmm no, no lo he visto hace un par de horas. ¿Por qué?

─Porque lo hemos llamado y no nos ha atendido a ninguno de nuestros llamados. Nos tiene verdaderamente preocupados.

─Ya veo, lo llamaré yo misma a ver si me responde. Cualquier cosa les aviso─ colgó.

Esta situación los estaba preocupando cada vez más. Les preocupaba que le haya sucedido algo grave. 

Sawada salió de su habitación con los ojos hinchados de tanto llorar y se acercó a los dos mayores.

─¿Sorimachi no ha vuelto?

─Sigue desaparecido─ le informó Hyuga─. ¿Te sientes mejor?

─¡¿Mejor?! ¡¿Te parece que después de la muerte de mi mascota estoy bien?!

─Tranquilo, Takeshi, no te pongas histérico...

En ese momento, el televisor anunció un hecho de último minuto:

Nos acaban de informar hace unos minutos que un joven de unos quince años, cuyo nombre era Kazuki Sorimachi, fue encontrado sin vida en la orilla del riachuelo en la base de un acantilado alto cerca del bosque. La causa de la muerte fue contusión cerebral a causa de un fuerte golpe que se dio en la cabeza según testigos...

Los tres miraban la noticia en shock. ¡¿Cómo que su amigo estaba muerto?!

"Esto tiene que ser un sueño", pensó Sawada.

Apenas tengamos más noticias, seguiremos informan...─ Hyuga apagó el televisor y dejó caer el control remoto al piso.

─N- no puede ser...So- sorimachi está mu- muerto...

Sawada, que ya había alcanzado su límite de lágrimas, se agachó en el piso frío y volvió a romper en un llanto ahogado.

Como acto reflejo, Hyuga le dio un abrazo para intentar apaciguarlo. Tristemente el joven moreno también se puso a llorar junto al menor.

Ken estaba en un estado de schok muy grande. Su compañero de equipo, su compañero, su amigo...murió por culpa de lo que le dijo.

─So- sorimachi...E- esto no puede estar pasando enserio...Él...él se quitó la vida...

─No creo─ lo interrumpió Hyuga, un poco más calmado─. Puede ser que estaba corriendo por el bosque luego de las cosas que le gritaste y se haya caído por accidente. Que yo sepa él no es suicida...

─¡ESO NO IMPORTA!─ la voz le salió quebrada por el grito─¡Sorimachi murió por mi culpa! ¡No importa si se suicidó o no, la razón de su muerte fui yo! ¡Solo yo! Porque si no le hubiera dicho eso, no habría corrido por ahí...

─Oigan─ el joven de ojos grisáceos interrumpió la charla de ambos mayores─, ¿la muerte de Sorimachi no fue cerca de aquí?

─¡Es cierto! ¡Vamos!─ ordenó el capitán del equipo y los tres jóvenes fueron corriendo con mucho cuidado de no caerse por el acantilado.

Bajaron con cuidado a la orilla del riachuelo y el alma les llegó por los pies cuando vieron cómo subían al cuerpo de su amigo a una camioneta.

─Sorimachi, no...

Un médico se acercó a ellos y les informó que no pudieron hacer nada.

Sawada volvió a romper en llanto y Hyuga se tapó la boca con la mano para evitar que se le escapen los sollozos, pero fue en vano: abrazó a su pequeño amigo y ambos compartieron su tristeza.

Wakashimazu, por otra parte, observaba como la camioneta se iba alejando cada vez más y más. Y él era el responsable de esa situación. Así que sin más, se agachó en la arena y se puso a llorar y a gritar desconsoladamente.

─¡Sorimachiiii! ¡NOOOOOOOO!─ golpeó el suelo con su puño y las perlas que caían de sus ojos mojaban la arena.

Los otros dos jóvenes se acercaron al joven karateca y lo abrazaron. 

Los tres estaban llorando juntos y abrazados justo cuando estaba cayendo el sol.



¡𝗟𝗢 𝗦𝗜𝗘𝗡𝗧𝗢! ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora