[3]

178 21 8
                                    

Los chicos volvieron a sus casas, destrozados hasta el fondo del alma, y les contaron a sus familias lo ocurrido, lo cual fue innecesario, ya que ellos ya habían visto el informativo. Dolidos por la noticia, abrazaron a sus hijos y trataron de consolarlos en todo momento. 

A Sawada se le pasó un poco lo de su cachorro; lo que importaba ahora era la muerte de su amigo, su amigo con quien estuvo jugando fútbol desde que entró a ese colegio, con quien formó una amistad inseparable, con quien se reunía cuando tenía alguna tarea y necesitaba ayuda, con quien quería estar siempre...

Hyuga se acostó en su cama y le avisó a todos sus compañeros lo de Sorimachi, quienes también habían visto el noticiero y estaban devastados hasta el fondo del alma. Sin dudas será un regreso a clases muy duro para cada estudiante del colegio Toho.

El que más estaba triste era Wakashimazu, quien no dejaba de sentir un sabor amargo en la boca y un nudo en el pecho que no le permitía ni siquiera tragar saliva. Se acostó en la cama y apoyó el rostro en una almohada, humedeciéndola con sus lágrimas de dolor. No dejaba de pensar en Sorimachi, en el buen amigo que era a pesar de que solía ser un poco torpe. Veía recuerdos como la vez en la que Kazuki se atragantó en el recreo con una galleta y él y Hyuga se mataban de risa en vez de ayudarlo, o la vez en la que tenían que hacer un examen de Matemáticas y él puso cosas sin sentido que provocaron que perdiera el examen, y los demás se reían de las cosas que puso. Recordaba esos momentos llenos de alegría e inocencia y eran como ver una película en blanco y negro, pero que ahora se teñía de sepia e iba acompañada de una melodía triste. Deseaba con toda el alma volverlo a tener frente a sus ojos y decirle cuánto lo sentía por lo que pasó con Coco. Solo quería unos segundos más con él para pedirle disculpas y para sentir su calidez en este mundo. ¡Solo pedía eso, unos segundos más a su lado!


Despertó al día siguiente y soñó con Sorimachi, pero fue un sueño en el que Ken caminaba en la oscuridad y un montón de portales con momentos entre ellos y sus demás amigos se hacían presentes en todas partes, provocando la tristeza y la desesperación del joven de la cabellera larga. Se agachó en el piso. Una lágrima cayó en una charco con agua, permitiendo ver la sombra de Sorimachi frente a él.

─Wakashimazu, espero que ahora estés feliz al no tenerme a tu lado para estorbarle la vida a otras personas─ sentenció con un deje de tristeza.

A Ken se le llenaron los ojos de lágrimas, y dejó salir todo el llanto. Fue un llanto ahogado. Se tapó el rostro con sus manos. Saltaba su cuerpo con cada hipo, y corrió a abrazarlo, pero fue como abrazar a la misma nada, ya que el joven oji- azul se desvaneció frente a sus ojos antes de que pudiera si quiera tocarlo.

Recordó ese sueño y se tapó de pies a cabeza con la sábana, y volvió a dejar salir su angustia y su desesperación.


Las vacaciones transcurrieron bastante rápido, y todos los estudiantes del colegio Toho estaban tristes al empezar las clases sin la presencia de su compañero. Se detuvieron frente a su casillero, donde había una foto suya con decoraciones como flores y papeles de colores. 

Ken no podía ni siquiera articular una palabra por el dolor que sentía en su pecho. Caminó en silencio hasta su clase, donde hablaron de ese tema tan fuerte.

─Estudiantes, como ya todos sabrán, nuestro compañero, Kazuki Sorimachi falleció en vacaciones de turismo─ anunció el director del colegio.

Todos comenzaron a llorar y a compadecerse. Ken solo se colocó en posición de descanso para no escuchar más cosas acerca de eso, que lo único que quería era olvidarse por completo que existía, que era el responsable de la muerte de esta persona tan especial para él y para el resto de sus compañeros, que no quería seguir pensando en su existencia.

¿Una trincheta? ¿Pastillas? ¿Qué?

Salió de su clase con dirección al baño. Volvió a ver su casillero, y la tristeza le oprimió el pecho. Jamás iba a olvidarse de ese rostro.

─Sorimachi, lo siento─ apoyó su rostro en la foto de su amigo.

¡𝗟𝗢 𝗦𝗜𝗘𝗡𝗧𝗢! ❱ 𝗖𝗧 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora