[3]

379 20 0
                                    

—Te dije por centésima vez que me dejes tranquilo. —Gruño él bichón ya estresado del constante intento de olfateo del francés.

Llevaban conviviendo casi veinticuatro horas, ¿que otro olor podría hallar en él?

—Oh vamos. —Se quejo él de hebras castañas cruzándose de brazos, él rubio suspiro de alivió.

Se recostó en él sofá con los párpados cerrados, buscando dormir otro poco, eso claro. Hasta que sintió como él mas grande se acostaba justo sobre su pequeña barriga y clavaba la nariz en su cuello, él rubio se termino por crispar y dio unos cuantos chillidos que no pasaron desapercibidos por su vecino. -y admirador- él cual no tardo en asomar sus grandes ojos verdes para ver una escena que no le gusto en lo mas mínimo.

—¿Gregory?. —Pregunto alto, bajando ambas orejas de ver que él otro perrito tardaba en salir, otro olor aparte del de él rubio estaba allí, y no le gustaba como olía.

—¡Kyle!. —Los ojos verdes se iluminaron de solo observar él rostro de su vecino, brillo que se esfumo apenas vio quien olisqueaba con descaro bajo la cola escondida del rubio.

—¿Y él quien es?. —Ladeo la cabeza. Saliendo de la ventana y caminando por las barras de metal de las escaleras para aterrizar en las de su amor platónico.

—Es Chritop- ¡te dije que dejes de oler me!. —Chillo exasperado y con la cara roja, él Husky río roncamente y se sentó a su lado dejando caer parte de su cuerpo sobre él mas chico dejándolo plantado en él piso. —Es mi compañero. —Dijo a regañadientes, con ganas de morder al Husky.

—¿Compañero?. —El pelirrojo analizó con la mirada al francés.

Los ojos marrones de Christophe se posaron en los verdes del pelirrojo, la mirada inexpresiva del Husky dejo un claro mensaje al poodle pelirrojo que le hizo hervir en cólera y celos.

“El es mío”.

—Mi princesa vive rodeado de pura raza común. —Resoplo él Husky, hundiendo gustoso su nariz en la nuca del pequeño peludo.

—N-no soy una princesa. Idiota. —Respondió totalmente colorado él rubio. Kyle carraspeo.

—Al parecer los contactos de Eric no se equivocaron. —Alego él pelirrojo, Gregory negó.

—¿Cuando lo han hecho? Ese hijo de puta parece saberlo todo. —Refunfuñó, y de no ser porque tuviera a semejante perro encima. Ya Kyle estaría sobre él deleitándose con su aroma.

Ambos perritos quedaron en silencio, Gregory de vez en cuando queriendo liberarse del Husky sobre él, sin obtener mucho éxito claro esta; Kyle, bueno. Él solo observaba con molestia la escena de su perrito siendo reclamado involuntariamente por otro perro.

—¡Chicos!. —Irrumpio Pip, quien venia acompañado del pastor alemán. —La reunión empezó hace diez minutos, ¿no se los dijeron?. —Bajo ambas orejas, los dos mas pequeños del apartamento -o al menos uno- empezó a subir las escaleras. —Gregory, ¿no vienes?. —Ladeo la cabeza.

—Lo haré, en cuanto este mastodonte se quite de encima. —Resoplo, Christophe río y se acerco a su orejita.

—Me levanto si me llevas. —Dejo un mordisco sobre la peluda oreja, Gregory jadeo.

—Solo levantate. —Dijo finalmente, muy apenado pues sus vecinos y amigos no dejaban de observarlo fijamente.

Él rubio empezó a subir las escaleras metálicas, Christophe le siguió él paso casi mandando una advertencia silenciosa a los perros alrededor, Clyde tuvo un pequeño escalofrío que rápidamente se quito cuando observo al chihuahua subir las escaleras, fue tras él.

Little Dog |GregstopheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora