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Sorpresiva mente él tiempo paso volando, y en lugar de ya no soportar a ese perrote por unos días, ya sabia como lidiar con él, claro que montadas y una que otra escena de celos no se pudo evitar. Siendo quien era Gregory y Christophe, era casi normal ver los pelear como si estuvieran recien casados; Wendy no había traído mas mascotas. -Para fortuna de ambos- lo que si había cambiado, era que la chica ahora tenía compañero. Tal como ellos.

Al principió él chico le había caído mal a Gregory, era de esperarse, llevaba mas tiempo con Testaburger era muy normal que empezase a representar celos hacia él novio de su dueña; Kevin no era mal chico, y según lo que les hacia contado Stan, era hermano de Kenny, su dueño. Christophe por otro lado; resto importancia a eso, mientras no se metiera con su princesa, no tendría problemas. Todas las noches se sentaban en él balcón de aquel apartamento. Los perros aún lado de los humanos, cada uno perdido en su mundo.

—Christophe. —El llamado del bichón. Hizo al Husky levantarse de donde estaba.

—¿Que sucede?. —Pregunto acercándose al cuerpo del rubio. Para quedarse a su lado.

—Tu... ¿De verdad me quieres?. —Murmuro cabizbajo, bajando las orejas dejándolas pegadas a su rubio cabello.

—¿Que pregunta es esa? Por supuesto que te quiero, mon amour. —Junto su mejilla junto a la del mas pálido, este se sonrojó ligeramente.

—Pero, yo no puedo darte cachorros. —Sus ojos azules observaron los marrones, Christophe sonrió y ladeó la cabeza.

—¿Que te hizo pensar a ti que yo quería cachorros?. —Elevo una ceja. Él rubio se sonrojo fuertemente y desvío la mirada del castaño. —Princesa, no quiero cachorros, pero en él dado caso que de forma "milagrosa" me hubieras dado una camada, no me hubiera molestado, ni te hubiera dejado de querer. —Lamio la mejilla sonrosada del menor, este tembló.

—P-pero

—Nada de peros, princesa. —Se encimo en él cuerpo mas pequeño, mordiendo juguetón su cuello. —Entiende lo, te adoro. Mas de lo que tu adoras a esa humana.

La cara del rubio acabo igual o peor de roja que antes, puesto que él castaño nunca había comparado su nivel de "amor" como el que él le tenía a Wendy, es bien sabido que un perro ama a su dueño con él alma, da todo por él, siempre piensa en él, nunca estaría dispuesto a abandonar a su humano.

Y que ahora se lo dijeran a él, era tan... Extraño y bonito.

No pudo evitarlo, cuando se dio cuenta ya se encontraba dejando lamidas al hocico de Christophe. Este movía la cola emocionado y gustoso de recibir ese cariño de parte del rubio. Esperó mucho tiempo para obtener dicho cariño, tuvo que soportar mas de un insulto por parte del bichón cuando le apartaba del poodle pelirrojo que ahora era compañero de Eric. Él labrador de Turner.

Pero a final de cuentas, valía la pena.

Toda la maldita pena.

•••

—¡No puedo creerlo!. —Chillo Pip, quien en esos momentos, ya era compañero oficial de Clyde.

—No creen que exageran. —Dijo Damien, rodando los ojos con cierto fastidio mientras su cola se enroscaba con la de Craig.

—Para nada. —Regañó a su compañero, él de ojos carmín bufo fastidiado.

—Es solo un cachorro. —Volvio a decir, Craig mordió su pata.

—¡P-pero es u-un cachorro m-muy l-lindo!. —Hablo Tweek, Stan río suavemente dejando una lamida en la mejilla de chihuahua.

—Estoy de acuerdo con él pequeño. —Hablo Clyde.

Todos rodeaban al pequeño bichón, este, estaba acostado en su cama con un pequeño cachorro. Completamente peludo con los colores del Husky y las orejas blancas como las suyas, él perrito ladeó la cabeza confundido, mirando momentáneamente al rubio que lucia completamente agotado y después al francés que permanecía sentado al lado de ambos con una sonrisa prepotente a mas no poder por la presencia del poodle. Él cual, aún se veía dolido.

—¿Como se llama?. —Pregunto Eric ladeando la cabeza, ignorando la dolencia de su compañero.

—Marly, así lo llamó Wendy. —Dijo él rubio con voz apacible.

—Bonito nombre. —Dijo finalmente Kyle, sonriendo de forma sincera, sonrisa que fue correspondida por él rubio.

—Lo es. —Dijo él Husky, lamiendo cariñosamente la mejilla del cachorro y después la de su compañero.

Se sentía tan bien llamarle así.

Sorpresa fue él día en que Wendy llego con él cachorro, este al no ver a su figura materna como era normal a la corta edad de ocho días de nacido. -ya que la madre fue sacrificada en la perrera- rápidamente asocio al bichón y al Husky como sus padres. Gregory era su mami mientras Christophe era su papi cabe destacar, que él rubio estuvo ofendido días de que él pequeño perro de pekinés le llamará de esa forma, con él tiempo se acostumbró y como suele ser normalmente con cualquier cachorro, él rubio acababa completamente exhausto mientras Christophe se la pasaba fresco como lechuga.

—Mi dueña viene. —Dijo Craig con una de sus orejas arriba. Gregory le sonrió.

—Nos vemos después gatito.

—Lo mismo digo, princesa.

Gregory bufo por dicho apodo, el gato río y salio de aquel apartamento seguido de su pareja, las demás mascotas solo duraron otro rato. Pues bien que era cierto que los dueños estaban por llegar, finalmente solo quedaron ellos dos de nuevo, y claro. No podia faltar él pequeño Marly, que disfrutaba de meterse en lugares pequeños donde solo su mami y él podían llegar.

—¡Wendy llegó!. —Chillo él rubio, Christophe entre cerro los ojos y sonrió.

No importa cuantos años tuviese ese perrito blanco y felpudo.

Seguía siendo un pequeño perro.

•••

Tres de la mañana, los perros mas grandes se encontraban plácidamente dormidos y su pequeño "hijo" se encontraba explorando los alrededores de su nueva casa; un chillido escapó de la boca del cachorro, lloraba solo porqué no encontraba la forma de salir de abajo de la alfombra.

—Tu hijo se asustó de nuevo. —Murmuro él rubio removiendose en la cama naranja y acolchonada.

—¿Mio? Era tuyo hasta hace unas horas. —Gruño él francés sin quererse mover de su cama verde, Gregory gruño.

Los chillidos se hicieron mas intensos.

—Si no vas, te podrás olvidar de montarme por un buen rato. —Aseguró acurrucandose mas.

Él castaño término por abrir los ojos y bufo, se levantó de su cómoda cama para mirar donde se había metido su revoltosa criatura observó un bulto chillando bajo la alfombra y rodó los ojos con diversión, camino en esa dirección y con el hocico levantó parte de la alfombra dejando ver al perrito.

—Sal de ahí enano. —El pequeño hizo un ruidito muy dulce y salio a tropezones de abajo de la alfombra.

—¿Porque no vino mami?. —Miro en dirección a las camas, observando la figura tranquila del bichón dormir.

—Lo has desvelado lo suficiente, cachorro. —Rio él francés, tomando con su hocico al perrito para dejarlo acostado aun lado de Gregory. —Mejor duerme, ¿si? Tu mami y tu papi están muy cansados.

Marly asintió, y termino cerrando sus ojitos para dormir con tranquilidad, Christophe sonrió ante tan dulce imagen, y procedió a dormir también.

Estaba tan feliz.

Tenía un compañero, un cachorro. -que aunque no era suyo- y un buen hogar con una dueña aceptable.

Sabia que hacia bien en quedarse allí.

-End-

Little Dog |GregstopheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora