Ocho

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¿QUÉ USAR?

No lo sabía, después de dejar ir al norcoreano se encontraba rodando por su cama como una chica hormonal, esa mañana se dejó poner un traje, pero justo ahora ya no sabía que usar en la fiesta quería usar un vestido y lo tenía, se había entusiasmado tanto en mostrarle a sus amigos su nueva forma de ser, nadie más sabia de su cambio, no le diría a su familia sabia lo cerrados que eran unos y no necesitaba un conflicto en casa justo en esa fiesta deseaba enseñarles lo guapo que era con vestido y saco, pero ahora tenía un problema y ese problema era que su cita no estaba enterado de sus gustos, tenía miedo de que si se presentaba con vestido frente al coreano este se burlara y lo dejara como novia de pueblo vestida y alborotada.

-No lo haría, no creo que lo haga –intentaba convencerse el capitalino, no dudaba de Dae y no quería dudar, aunque apenas se conocían no sabía nada del norcoreano y seguía preguntándose si realmente solo quería una cita con él. Su mente dejo de divagar al momento que su celular comenzó a sonar con la canción de ... sabía que se trataba del madrileño, pero antes de contestar decidió que lo mejor era mandarle un mensaje a su padre, cuando termino de escribir lo mejor que pudo todo lo ocurrido en la junta mando el mensaje y deseó que su padre no se enojara.

- ¿Qué más paso? –

Leyó el mensaje y se encontró confundido, su padre deseaba saber que paso después, pero no podía decirle que estuvo con el coreano en su hotel o que lo había invitado a salir, pero ¿Por qué no podía? La pequeña pregunta lo ataco y buscando una respuesta se encontró con la imagen de USA, él estadounidense no dejaría en paz a su padre si se creía traicionado, si le decía a su padre le diría que se alejara de inmediato y no quería hacerlo quería demostrarle que él también sabia tener aliados y que no se puede juzgar a una persona por lo que es su padre o lo que pase entre naciones.

-Nada más, te dejo Madrid me llama,

de seguro es para ver el castigo de ONU, adiós –

No agrego más y no volvió a abrir la app para evitar que lo vieran conectado, bien un problema menos y al no recibir más llamadas de Madrid dio por sentado que no era tan importante, ahora el mayor problema ¿Qué se ponía?, tenía el vestido, pero si a corea no le gustaba no tenía otra cosa que ponerse y llegar solo después de ser bateado por el coreano no sonaba para nada bien y estaba la parte de que quería con todas sus fuerzas usar las nuevas zapatillas de tacón que compro y con un pantalón no lucirían, tal vez si le mandaba un mensaje al coreano... ¡No le pidió su número! Se maldijo y después de un rato pensándolo giro a ver el reloj que marcaba las 7 ¿estuvo dos horas pensando en si ponerse o no un vestido? No quedaba de otra, usaría el maldito vestido y si al coreano no le gustaba se iría a uno de esos bares el solo y se ahogaría en alcohol tanto como se le permitiera. Asi que una vez decidido se dispuso a sacar el vestido junto a la pajarita de este, la fajilla roja que tanto le costó buscar sin el traje, sus zapatos de tacón rojo y el saco negro este atuendo se lo vio puesto a una chica y desde el momento en que bajo de peso quiso el mismo vestido junto con todos los accesorios, si bien su cabello era más largo que la joven poco le importo al momento de vestirse y peinarse con unas trenzas muy pegadas a su cabeza del lado derecho dejando el izquierdo totalmente suelto dando la ilusión de haberse rapado solo una parte de su cabeza, tomo unas mallas negras que guardo con recelo en su maleta, si bien usaría vestido no quería morir de frio ni bien se las puso y acomodo empezó a ponerse los zapato en este caso las zapatillas rojas que deseaba que si salía algo mal lo llevaran directamente a su casa.

Después de alistarse por completo se maravilló con lo que el espejo reflejaba, se veía tan andrógino que podía amar a un más a su reflejo que a la persona que era

-Dios, dios, dios, dios –no podía si no repetir esta frase mientras se tocaba la cara y después la fría superficie del espejo, tenía tantas ganas de llorar y no por tristeza se sentía tan feliz y lleno de emoción, ese era él y le gustaba lo que veía por primera vez en mucho tiempo le encantaba lo que veía sabía que en su trabajo era muy admirado por su belleza y su destreza, pero verse en el espejo le abrió los ojos y se dio cuenta de que todas esas palabras de elogio eran ciertas ya no era la capital rechoncha y extraña que solo se la pasaba ocultando lo que era por temor a ser llamado "güero de rancho" "poco patriota" "marica" y si, si le decían marica, se lo decían en la calle cuando era joven y rechoncho dado a que disfrutaba haciendo cosas poco "masculinas" a ojos de muchos y por estas mismas razones CDMX antes era un chico problema, un perdido, un chacaloso y alcohólico de mierda que se la pasaba cual albañil chiflando y lanzando piropos a pobres chicas, aunque ahora ya podía descansar ya podía ser él y quien no lo respetara se tenía que ir derechito a (Toc-toc) La puerta sonó, miro el reloj y se percató de que ya era hora, volvió su mirada al espejo sonrió llenándose de confianza, aliso el vestido se acomodó la pajarita y el saco conto hasta el tres y se encamino hacia la puerta, tomo el pomo dorado y lo giro despacio conteniendo el aliento solo para encontrarse con.

Un cambio necesarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora