d o s

153 23 2
                                    


Jeno.

La biblioteca posiblemente era mi lugar favorito de todos, estaba rodeado de libros de los cuales podía aprender, y acá vez que me encontraba sentado me costaba elegir una para leer ya que consideraba que todos eran buenos, al final terminaba leyendo unos tres a la vez, y por fortuna era un lector muy rápido, me encantan.

La capilla era uno de los lugares mas grande de la comunidad, era el lugar de reunión del consejo y también salón de educación para menores de edad, logré descubrir la biblioteca luego de una clase de historia, desde ese instante no pude salir de aquel lugar que constantemente olía a madera y libro viejo.

A lado estaba el coro, sus voces en armonía abundaban la sala con enormes estantes y me hacían leer con más paciencia, me gustaba tenerlos de fondo mientras avanzaba en mi lectura, aunque conocía a otros chicos que odiaban leer con un poco de ruido en el ambiente, incluso a mi padre le fastidiaba eso, por eso mi madre decía que yo era un chico muy paciente y armonioso.

—¡Lee Jeno! — El grito hizo eco en el enorme espacio que acumulaba los libros, tuve que bajar la cabeza por el gran portazo que se hizo escuchar. — ¡¿Sabes que sucedió?!

Cerré mi libro de un golpe y observe la pálida cara de Jisung Park. Se veía afligido, y algo que me causo más ansiedad fue el cesar del coro al fondo. Removí la silla y recargue mi brazo en el respaldo, tratando de descifrar la preocupación en el rostro de mi amigo.

—¿Que sucede? –Observe su aspecto desaliñado, tenia el uniforme de su escuela, pero su camisa no estaba dentro del pantalón y su cabello era un revoltijo.—

Tomó una bocanada de aire antes de acercarse a mi y mirarme a los ojos — Llegó una lista de la tierra de los vivos. — Hizo una pausa desgarradora, mi piel se puso de gallina aun sin entender la situación — Algunos líderes murieron, Jeno.

Trataba de que esas palabras no me afectaran en aquel instante, pero mi corazón se congelo y olvide como respirar.

La silla hizo un estruendo cuando chocó contra el piso. Tomé mi mochila a toda velocidad y junto a Jisung salí corriendo lejos de la biblioteca. Mis manos sudaron aunque hubiera un frío feroz  sobre el paraíso.

El paraíso... No sabia si podía considerarlo eso ahora. Por primera vez mis entrañas se retorcieron tanto que el miedo se termino reflejando en mis torpes actos. Las puertas eran abiertas con fuerza cuando yo las empujaba, escuche el jadeo de Jisung como un eco, pero ni quiera podía escuchar mi propio corazón que latía a gran velocidad contra mi pecho. Cuando salimos de la escuela la nieve empapo mis zapatos, escale una pequeña colina blanca mientras los lamentos del pueblo se hacían escuchar, y cuando llegue al final, el aire que inhale me quemo los pulmones.

El pueblo llorando me hacia pensar en el apocalipsis, con la mirada busque a mi madre apurado, la confusión me mareaba y enterré una pierna sobre la nieve al intentar acercarme a los demás, me arrastre, y escuche a Jisung llamándome desde atrás, pero el pánico al no conseguir a mi madre me tenían inquieto y aterrado. Tropecé con mis pies al intentar levantarme y corrí hacia la primera mujer de traje como perla que vi.

Esa era mi madre.

Su llanto aniquilo mis oídos y tuve que rodear su delgado cuerpo con fuerza para consolarla, a diferencia de los demás ella tenia un aura vacía, triste, una que jamás había visto antes a su alrededor. Las lágrimas comenzaron a empapar mis mejillas, aunque no entendía si mi padre seguía vivo o no, su estado me hacia entender que algo andaba muy mal y no tenia solución.

Su aroma agradable invadió mis fosas nasales cuando intente respirar, sus finas manos cubrían su rostro y atajaban las lágrimas, se sostuvo contra mi cuerpo y la agarre con firmeza, consiente que se podría desplomar en cualquier momento bajo mis pies.

Paraíso. ⇁ nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora