Extra 2 :v

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Es viernes por la tarde y me siento triste y confundido, además, ahora que mamá y papá viven en Los Angeles estar en casa se ha vuelto realmente triste.

Me siento triste y nisiquiera sé por qué ¿Será porque mañana es sábado y no podré ver a Taehyung?

Siento que me he vuelto cercano a él en los últimos días y además está el hecho de que él se enteró que me gustaba Jungkook y no me ha apartado de su lado aún sabiendo que soy gay, contrario a mis compañeros, claro está.

Y estoy confundido por que actualmente no sé si Jungkook me gusta realmente, siento que algo cambió desde que lo vi besando a esa chica... aunque no sé que es.

Y me encuentro aún más confundido, porque, si bien antes dije que la única persona que me había gustado o agradado era Jungkook; ahora Taehyung se ha hecho un espacio en mi corazón también.

Después de todo yo lo considero mi mejor amigo y a los mejores amigos tambien se les quiere
¿Verdad?

.

O tal vez no.

Yoongi cerró la pequeña libreta que utilizaba para anotar lo que le pasaba cada día y la guardó en un cajón del escritorio.

— Ahh — Un suspiro escapó de sus labios y danzó en el aire.

Yoongi se reprendió a sí mismo, no era propio de él, el suspirar como una doncella enamorada, o en este caso, como si quisiera dejar salir su alma en el suspiro.

Se levantó de sus silla, con pesar, y salió de su habitación rumbo a la cocina de su gran y solitario departamento.

A veces, el silencio que había, generaba un lúgubre sentimiento en su pecho. A veces... las noches eran largas y tortuosas; aprendió que las noches no eran necesariamente para dormir, que podía hacer las labores que no hizo, o componer, en su defecto.

Su vida, realmente aburrida; su figura, delgada y demacrada; su anhelo, ser un gran compositor y rapero, algún día.

Se paró frente a un espejo, miro su figura e hizo una mueca. Era pequeño, delgado, su piel pálida rozaba el tono enfermo, sus rasgos... como si fuera un felino, y sus piernas de pajilla. Notó las, ahora más grandes, bolsas oscuras que descanzaban debajo de sus ojos, odiaba todo de sí mismo.

Retomó su camino a la cocina y se preparó un café, no tenía el animo para comer nada, a pesar de que ya comenzaba a oscurecer. Su apetito era tan pequeño como si animo.

Con el café amargo recién preparado, se enrumbó hacia su habitación, se sentó nuevamente frente a su escritorio y abrió el pequeño cajón. Esta vez, sacó una libreta más pequeña que la anterior; era de color negro, en ella estaban todas las letras que, algún día, esperaba que otra persona cantara.

Tajó un lápiz y comenzó a escribir.

En su mente ya estaba predispuesto, aquella noche tampoco dormiría.

🐾🐾Liah🐾🐾

Mis queridos y pocos lectores, esta historia realmente no tiene un propósito, pero me gustaría que voten (si les gusta), comenten (lo que piensan) y Compartan la historia.

Realmente les estaría muy agradecida si lo hicieran, gracias por su atención 😄

Felicidad EfímeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora