Capítulo 08

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Llevaba trabajando desde las 6:00 a.m, esa mañana había salido mucho antes de su apartamento, tenía al menos que avanzar un poco en su artículo o su jefa le quitaría la oportunidad de su vida, pero por otro lado también estaba ansioso, ansioso de volver a esa cafetería y encontrarse al piel canela, tenía que verlo de nuevo. Su corazón ya estaba palpitando anticipando su reencuentro. Iría un poco antes de la hora de ayer, no quería que creyera que era lo seguía, aunque era obvio que estaría ahí sólo por él.

Una sonrisa se escapó de sus labios, volvería a encontrarse con el precioso castaño.

Había llegado justo a las 11:30 a.m, había elegido la mesa de la esquina derecha, no quería ser muy obvio y sentarse donde mismo. Llevaba consigo un libro que había tomado al azar de su biblioteca, un libro que había leído con anterioridad pero sinceramente el libro sólo era una excusa para no verse demasiado obvio que sólo iba ahí a comer una dona que no le gustaba y un rico té que le mareaba por el olor tan fuerte, sólo para ver a cierto hermoso chico.

Pidió un té de menta y una dona de chocolate blanco, de nuevo, y su pedido llegó al instante.

Miraba ansioso en ambas puertas por si el castaño aparecía, empezó a sorber de su té, el sabor era bueno pero el olor era demasiado fuerte para su gusto. La dona, digamos que se la comía muy a su pesar. Tenía claro el porqué lo hacía, pero ya estaba odiando un poco del sabor.

Pasó un rato hasta que se hicieron las 12:15 p.m y el precioso castaño apareció por la puerta donde él entró ayer. Su boca pareció secarse y su corazón de nuevo, estaba palpitando fuertemente.

Bajó su vista al libro en la página que había estado leyendo, la misma página de hace 15 minutos. Miró discretamente y sentía que su corazón saldría por su boca. Se veía precioso. Llevaba unos pantalones aperlados ceñidos a su delgada cintura y a su lindo trasero y caía holgado hasta sus zapatos de gamuza. Su suéter negro estaba metido en sus pantalones y llevaba una bolsa elegante en su brazo derecho, su boina color caqui le que quedaba perfecta en su cabeza y sus rizos castaños salían de ella. Llevaba gafas de armazón redondo, sus favoritos.

Jungkook estaba babeando sobre su libro, no literal pero si mentalmente.
 

•••


Taehyung apenas entró al local sintió que unos o varios ojos le observaban.

Tragó duro, quizá había exagerado con su outfit pero realmente le había gustado cómo le quedaba.

Apenas aquel pelinegro estuvo en su campo de visión quiso dar media vuelta e irse de ahí.

Iba a sentarse en una de las mesas vacías junto la colorida pared pero estaba de verdad curioso de ver la reacción del pelinegro. Es decir, ¿reaccionaria como ayer o sólo habían sido figuraciones suyas?

Tomó asiento en la mesa junto al ventanal contrario, donde había estado sentado ayer el pelinegro, sutilmente lo miró y rió suave.

Su libro, el del pelinegro, estaba en las primeras páginas y a juzgar por el plato vacío a su lado y el vaso aun con té sabía que llevaba ahí un tiempo y de ningún modo aún estaría entre esas páginas, él había leído ese libro anteriormente.

Esta vez sólo pidió un frappé de galleta, no se quedaría mucho tiempo pues aún tenía trabajo que hacer en su apartamento.

Aunque hoy había sido un gran día, había hecho una amiga en su clase de idiomas. La chica era muy extrovertida y le pareció muy tierna, tenían la misma edad, su nombre era Kim Chaeyong.

Sacó su libreta, de repente se sentía nervioso, observado, levantó la mirada pero el pelinegro ni siquiera le prestaba atención y además ¡seguía en la misma página!

Siguió con lo que hacía, comenzó a escribir sobre su libreta algunas frases en francés. Las que había aprendido hoy en la clase.

Escribió y escribió con la cabeza en otra parte y cuando vió su libreta se sorprendió que en ella había frases bien estructuradas en francés, y lo más raro es que sabía lo que decían. Arrugó su cara en una mueca, al parecer ver películas románticas francesas habían dado su fruto.

•••

Ya llevaba rato pasando su vista del libro al castaño, de repente sus labios se curvaban en una sonrisa cuando veía al otro escribir sin prestar atención. El ápice de su lengua sobresalía sobre sus labios, como de costumbre, y se había tomado su frappé en un santiamén.

Hasta este punto se sentía un maldito acosador. Pero no podía dejar de verlo, de ver esa preciosa piel suave, ni esos labios esponjosos. Ni ese cabello rizado que sobresalía en su frente.

Quería quedarse ahí por siempre y admirar al piel canela, pero tenía que irse. Le tomaba quince minutos llegar a su trabajo y otros dos mas llegar a la parada del autobús. Guardó su libro que no había conseguido leer por estar observando al castaño, dejó los billetes y unas monedas sobre la mesa y se dirigió a la puerta a su derecha.

Caminó seguro mientras daba una última mirada por el rabillo de sus ojos al precioso chico, lo vio dirigirle una ligera mirada también y con eso su día había empezado de maravilla.

Mentiría si dijera que no sentía un tirón en su corazón. Esperaría ansioso el día siguiente, mientras tanto terminaría con su jornada laboral y volvería a su apartamento para cuidar de Yeontan.


🍩🍩🍩

A veces no me doy cuenta y me emociono escribiendo, así que no me detengo a pensar si algo tiene coherencia, yo espero que sí. Bueno, gracias por leer💜

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