Epílogo

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Su manos eran restregadas en su pantalón cuando el sudor se volvía a hacer presente, el ruido de las personas alrededor no parecían hacer merma en su ensimismados pensamientos, sus ojos viajaban constantemente al enorme ventanal frente a él, el gentío lo mareaba porque estaba tratando de encontrar su rostro entre la multitud.

Su pie comenzó a moverse con rapidez denotando su nerviosismo.

Una mano se posó sobre su pierna, deteniéndole bruscamente.

— Tranquilo, su vuelo aún no aterriza. El altavoz nos dirá cuándo.

Le había dicho Jimin.

Soltó el aire retenido en sus pulmones. Sus ojos se llenaban de lágrimas, quería verlo, ansiaba poder abrazarlo.  Los recuerdos empezaron a aglomerarse uno por uno en su mente, sorpresivamente ninguno era acerca de su pasado, más bien de lo que les ha tocado vivir a la distancia, sus largas conversaciones a mitad de la noche, donde Taehyung olvidaba la diferencia horaria y le hablaba acerca de su día, disculpándose tiernamente una vez veía el rostro adormilado del pelinegro.

“Vuelo de Australia con destino a Corea. Hora de llegada, 11: 45 a.m”

Escucharon a lo lejos, Namjoon le hizo una seña, ése era el avión que traía de vuelta al amor de su vida.

Comenzó a sentirse ansioso, se sentía como si hubiese encontrado al fin algo que había estado buscando hace mucho tiempo, algo valioso que alguna vez perdió por fin lo tenía de vuelta, a su lado. Ésta vez se aseguraría que fuese para siempre.

Las personas comenzaron a salir, sus ojos, empañados por las lágrimas, le nublaban la vista por momentos, y éstos se paseaban por cada persona que pasaba frente a él, los emotivos reencuentros que eran ajenos a ellos los podían ver de reojo, conmoviéndole. Y después, luego de soltar un profundo suspiro, su mundo se detuvo. Sus ojos se encontraron con otros que tenía grabados en lo profundo de su alma, esos ojos que todas las mañanas le recibían juguetones, aquellos ojos que amó desde el momento en que le miraron con el mismo amor. Quería echarse a llorar, porque ahí, en el reflejo de esos ojos avellana inundados de amor se encontró él, tan vivo y nítido, en ese brillo que lo reconocía como su todo, como el amor puede lograr verse. Esos preciosos ojos color miel no le miraban como un extraño. Se echó a correr y por cada paso que daba sentía que no lograba acercarse, vió a Taehyung correr a sus brazos del mismo modo y cuando lo tuvo al frente se aferró a ese precioso cuerpo que muchas veces le hizo sentir que el amor podía manifestarse de muchas formas, pero sentirse piel a piel sería la forma más profunda que experimentaría. Lo levantó y giró con el amor de su vida, feliz de tenerlo en sus brazos, tan entero, tan él, sin mentiras, conociéndose hasta los más profundos secretos, pero sobretodo saber que podía verse en ojos contrarios que ya no le miraban como un extraño, ese dolor que alguna vez sintió se había esfumado.

Colocó a Taehyung en el suelo, el menor seguía aferrado a su cuello, su camisa se sentía mojada, lo escuchaba hipar.

— Mi amor.

Taehyung se aferró aún más y negó, no queriendo separarse de su precioso chico que siempre le hacía sentir seguro.

Había dolido dejarlo, había sido aún más difícil tomar la decisión de alejarse de Jungkook, sobretodo ver aquella mirada vacilar y romperse frente a él cuando se lo dijo, pero ¿quién sabría manejar una situación así? ¿Había alguna forma correcta de hacerlo? Lo dudaba, sólo sabía que les había tocado experimentar una dura prueba, si él que era ajeno a todo aquello le fue difícil manejarlo, no sabe cómo es que Jungkook había soportado tanto. Era tan fuerte, lo admira muchísimo y lo ama, ama la forma en que lo sostiene, la forma en que lo ama y lo besa, ama que un hombre como él esté en su vida, un hombre que dió todo por su amor y que peleó por él y apesar de todo, de los errores, Taehyung sabe que Jungkook tomó la decisión correcta. Aquel día que lo conoció, al menos en su memoria así lo recuerda, la primera vez que lo vió, tan misterioso como guapo supo que era alguien a quien debía tener a su lado, su corazón lo reconoció y aunque aún no entiende mucho acerca de cómo funciona su cerebro ahora sabe que el alma nunca puede equivocarse y es increíble cómo es que su corazón siempre lo lleva hacía Jungkook.

Cuando se separaron, Jungkook lo tomó del rostro tan dulcemente como sólo él sabía, todavía estaban en el aeropuerto pero ellos se sentían en su hogar.

Los demás chicos veían la escena, conmovidos al ser espectadores de aquella trágica pero hermosa historia de amor.

— Te he extrañado mucho, mi conejito.

Jungkook se rompió, aquel apodo le traía hermosos recuerdos.

— También te extrañé, mi borreguito.

Sellaron sus labios, en un beso que más que necesidad transmitía esperanza, un beso que daba inicio a una nueva etapa de su vida, una dónde su amor, aquél que habían cosechado durante años estaba más presente que nunca.

— ¿Vamos a casa, mi amor?

— Ya estoy en casa, Jungkookie.

Taehyung no recuperó muchos de sus recuerdos, algunos de ellos parecía más bien fragmentos de sueños que no podía recordar con nitidez pero todo ese tiempo fuera comprendió algo más valioso. Los recuerdos no son cosas que desechas y luego vuelves a traer contigo. Los recuerdos valiosos se quedan contigo en el alma y él tenía todos esos recuerdos junto a Jungkook guardados en ésta, y estaba dispuesto en crear unos nuevos...


Nadie nos enseña cómo amar pero cuando estás con la persona correcta lo sabes, sabes cómo hacer para demostrarle cada día tu profundo amor, ¿Alguna vez dimensionamos lo difícil que puede llegar a ser? La respuesta es no, todos experimentamos diferentes tipo de amor, diferentes escenarios que son difíciles de manejar, que llegan a destrozarnos, a hacernos dudar, pero sino peleamos por ello entonces nunca sabremos lo maravilloso que es encontrar a alguien que te haga sentir que puedes contra cualquier cosa que se venga, porque sabrá darte la fuerza para luchar.

FIN

 ROUTINE🔄 [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora