CAPÍTULO 40

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Sabía que tendríamos que seguir trabajando en eso de la confianza entre Zayn y yo, pero los días que pasamos en la cabaña fueron de gran ayuda. Estábamos totalmente solos, sin ninguna presión ni con nadie que nos incordiase. Pero ahora que íbamos de vuelta a Londres no dejaba de pensar en que todo cambiaría, en que volveríamos a distanciarnos, en que todo volvería a ser como antes.

Seguía con los ojos cerrados disfrutando de la dulce voz de Zayn cantando mientras conducía.

- Marel, ¿estás despierta?- Preguntó en un susurro Zayn.

- Si- Dije perezosa.

- Bien, ya estamos llegando.- Abrí los ojos para encontrarme con el conocido trafíco que había a la entrada de la cuidad. Las gotas de agua seguían cubriendo la ventanilla, haciendo que las luces del exterior se viesen malformadas.- ¿Estás bien pequeña?- Preguntó mientras me acariciaba el muslo con la mano.

- Si, es solo que no quiero volver... estábamos tan bien los dos solos en ese pequeño mundo nuestro.- Dije con melancolía en mi voz.

- Ya lo sé. A mi también me encantaría quedarme ahí contigo para siempre pero el deber me llama!- Dijo haciendo un pequeño gesto de superhéroe, el cual me hizo reír.- No te preocupes preciosa, nada va a cambiar.- Dijo con un pequeño guiño.

Conseguí subir todas mis cosas al piso después de despedirme de Zayn. Sorprendentemente abrir la puerta sin que se me cayese nada, y entré en el acogedor y caliente piso. Espera, ¿caliente? Estába totalmente segura de que quité la calefacción el día en el que salí...

Todas mis alarmas saltaron cuando ví una alta y delgada figura delante de mí, y encendí todas la luces de inmediato. Dí un salto hacia atrás mientras gritaba y se me caían todas las cosas que traía al suelo. ¿Esa cosa llena de pelo que me miraba mientras reía era Harry? Quedé paralizada, sin saber que hacer, con la boca abierta y los ojos como platos. Cuantas veces había soñado que Harry volvía, que estába ahí conmigo cuando lo necesitaba, incluso llegué a imaginármelo abrazándome y consolándome cuando una mañana estaba tirada en el suelo del baño llorando por Zayn.

Todos los sentimientos afloraron a la vez mientras que Harry caminaba hacia mi con una bonita sonrisa y los brazos abiertos. El cariño, el amor, la rabia, la tristeza, el enfado... No sabía que sentir, que hacer, no podía ni respirar.

- Yo también me alegro de verte, princesa.- Dijo susurrando en mi oído mientras me abrazaba en uno de sus abrazos que tanto adoraba. No podía moverme, su presencia, tenerlo pegado a mí, su olor, me traían demasiados recuerdos, y lo peor era que los últimos recuerdos que me venían a la mente eran las que el no estába, en las que lo he necesitado y en las que no aparece.

Se separó de mí al ver que no le respondía el abrazo.

- Bueno, creía que esto iría mejor...- Dijo rascándose la nuca.

- Te fuiste...- Conseguí susurrar, como si eso fuese una buena explicación a mi reacción.

- Lo necesitaba, te lo dije.

- Y yo te necesitaba a tí. Una vez me dijiste que estarías aquí siempre que te necesitase, bueno pues todo este tiempo te he necesitado y tú no estabas.- Dije intentando contener todas mis lágrimas y tragándome el nudo de la garganta.

- No podía quedarme aquí a aconsejarte sobre cómo recuperar a Zayn.

- Como tampoco puedes ahora volver y pretender que todo vaya bien.

- Yo... yo creí que te gustaría verme, no sé, volver a estar conmigo.

- No es eso, sabes que me gusta estar contigo, es solo que...

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