Valiente

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Tres meses del divorcio. La casa se sentía  vacía. Ruben estaba en la sala jugando ovewatch. Traía puesto aun sus pijamas aunque eran ya las dos de la tarde. No se sentía nada animado. Hace una semana se había encontrado de frente con Mangel en el pueblo, lo vió de la mano de alguien más. 

Fue en ese momento que la realidad lo golpeó, Mangel había seguido con su vida. Mangel ya no volvería con él. Y se sintió un idiota por esperarlo. No lo admitiría en voz alta pero durante todo ese tiempo el pensó que su relación podía arreglarse. Que Mangel volvería para hablar las cosas y le diría que todo iba a estar bien. Pensó que se disculparía por decir que ya no sentía lo mismo por él y que le abrazaría y le besaría, que todo volvería a ser como había sido durante sus 6 años de relación. No era algo que se olvidaba de un día para el otro.

Pero nada de eso había sucedido, dejó de jugar y cerró los ojos. Las lagrimas se agolpaban en sus ojos. No sabia que sería de él de ahora en adelante. Nunca se imaginó una vida sin Mangel.

Esa misma tarde, en otra parte de la ciudad Vegetta llegaba de su trabajo a la casa que compartía con Willy, su pareja y amor de su vida. Pero no lo encontró.  Solo encontró aquella maldita carta. Lo estaba dejando. Le decía cosas como explorar cosas nuevas y no estar seguro de lo que quería de su vida. El mundo de Vegetta se vino abajo en ese momento. Willy se había ido y no lo había llevado a él. 

4 mese después

Vegetta caminaba por el pueblo, había ido de compras. Estaba más delgado, aunque eso no le hacia perder su aspecto musculado y fuerte. Lo sabia. Muchas mujeres se le quedaban viendo, ya estaba acostumbrado a eso. Y tenia que reconocer que secretamente disfrutaba de ello. 

De regreso a su casa llevaba dos bolsas en cada mano con sus compras. Mientras caminaba por las calles solitarias de los suburbios de la ciudad pudo ver en un callejón a tres hombres. En un primer momento pensó en acelerar el paso y marcharse, no quería tener nada que ver con los delincuentes peligrosos que era bien sabido existían en la ciudad. 

Pero una segunda mirada le basto para ver que dos de los hombre habían empezado a golpear al tercero. Aquello no era ni un poco normal. 

Lo tiraron al piso y empezaron a darle patadas. Le gritaban insultos y el chico a penas si era capaz de defenderse. En un arranque de ira Vegetta decidio hacer algo al respecto. Lo mas seguro era que eran asaltantes o pandilleros y querian robar al chico.

Se acerco furioso y termino dandose de golpes con ambos. Los derrotó, al final del dia el entrenaba diario. 

-No lo entiedes -dijo uno de los delincientes encacpuchados.

-No sabes con quien te estas metiendo-dijo el otro. 

Sin embargo ninguno de los dos tuvo la fuerza de quedarse a pelear más.

Vegetta inmediatamente se acerco a ver al chico que estaba tirado en el suelo, tenia el labio reventado y un ojo morado. 

-gRACIAS-dijo con un tono de voz ahogado.

En ese momento Vegetta lo reconocio. -Pero sieres Ruben-dijo sin poder disimular su asombro.

-Vegetta? -Ruben también lo reconoció en ese momento.

Ambos habían sido antiguos compañeros de colegio. Nunca fueron amigos ni se llevaron bien. Pero al memos el trato era cordial.

-Que bueno verte. Me acabas de salvar la vida hombre.

-De nada, vaya susto que me di. En cuanto vi que te atacaron supe que tenia que hacer algo- te robaron algo?

Rubius agacho la mirada ante la pregunta de Vegetta. -No tío. 

A Vegetta le extrañó demasiado la respuesta. Si no era para robarle, entonces porque le habían pegado.

Pero noto la incomodidad de Ruben, seguramente no era momento para hablar de eso.

Lo acompaño a su casa y lo dejo ahí.

No pensó que se fuesen a volver a ver en mucho tiempo. Pero ocurrió...


Continuara?



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