Pensar en ti

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Nota de la autora: Holaa!! les quería agradecer a todas las personitas lindas que me leyeron y me dejaron sus mensajes.  

La verdad me animaron mucho para seguir con la historia. Muchas gracias!!!! No duden en dejar sus comentarios , dudas y que les va pareciendo la historia!!! Sin mucho mas que decir, disfruten este capítulo!! :D


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Capítulo 2 "Pensar en ti"


La navidad estaba próxima, sin embargo Ruben no había decorado su casa. Se sentía desanimado,  era la peor época del año para estar solo. Estaba sentado en el  sofá de la sala,  delante del televisor, como siempre. Pero no estaba mirando a la pantalla, tenia en sus manos un pequeño paquete. Lo miraba fijamente, con algo de pesar.

"La Hermandad", cómo era conocida la banda más peligrosa del pueblo, le había contactado. De alguna manera Ruben había sido reclutado. Al principio tuvo mucho miedo de lo que le  podría pasar, se había negado cada vez que le buscaban. Luego empezaron las amenazas hacia él y más tarde el acoso y la violencia física. Vegetta le había salvado de uno de esos encuentros. 

Pero en algún punto Ruben sabia que si seguía negándose el acoso seria peor. Por lo que  finalmente había accedido, sería un intermediario para la banda. No conocía a nadie mas que a los dos chicos encapuchados con los que a veces se encontraba. 

En el pueblo corrían rumores de que la alcaldía  era manipulada por "La Hermandad", así que ellos se tomaban la libertad de hacer y deshacer como quisieran. Solían elegir personas comunes y corrientes para hacer sus trabajos sucios de manera que no puedan ser descubiertos por nadie. Ruben se había convertido en una de esas personas durante los últimos meses. Nunca sabia el contenido de los paquetes que entregaba. En esta ocasión estaba esperando para entregar el paquete a una persona que lo vería cerca del muelle. Eso era su trabajo. Tenia miedo cada vez, de lo que podría pasar, si la policía le encontraba, o si fallaba lo que la hermandad seria capaz de hacerle.

Por la noche de regreso a su casa Ruben caminaba lentamente por la vereda, no tenia prisa en llegar.

 Las casas iluminadas y con decoraciones navideñas, no hacían más que deprimirle. Se imaginaba a Mangel, de la mano de Lolito, abrigándose frente a alguna chimenea y disfrutando del calor familiar de la época. Sintió nostalgia y envidia. Su familia vivía en otro país y el debía pasar solo la nochebuena. 

Incluso pensó en lo fracasado que se sentía al verse forzado a ser uno de los perros de "la hermandad". Podría acabar en prisión en cualquier momento si fuera descubierto. Pero dado que en su otro empleo le pagaban demasiado poco para sobrevivir, el pago de la hermandad era hasta ese momento lo único bueno que obtenía. Y de su vida sentimental, no era necesario mencionar lo mal que todo iba. 

Decidió entrar a una tienda por comida, se sentía cansado y hambriento. Además si de verdad iba a caminar a su casa le quedaba todavía un buen rato ya que estaba al otro lado de la ciudad. 

En la tienda tomó un jugo en botella y unas galletas. Estaba pagando la cuenta, cuando sintió una mano tocar su hombro.

Se asusto un poco y pegó un pequeño salto. -Perdona-dijo la voz de la persona.

En ese momento lo reconoció-Vegetta?

-Si, el mismo- le dijo él con una sonrisa - hola Ruben, Cómo estás? 

-Bien-respondió Ruben sin poder esconder un suspiro.

Por alguna razón que Ruben no se podía explicar en ese momento, ambos habían empezado a charlar y finalmente habían terminado en un restaurante cenando juntos. Vegetta le había propuesto ir a comer  y él había aceptado. 

Mientras esperaban la comida Vegetta le preguntó a Ruben -Y como estás? en que trabajas ahora?

Ruben sonrió, era una pregunta que prefería evadir. - Actualmente soy asistente en la oficina de obras publicas. -Dijo nerviosamente. -y tu?

-Soy el CEO de Construcciones 777.

Ruben se sorprendió mucho ante aquella respuesta. Vegetta era una persona muy exitosa.

En ese momento se detuvo a mirarlo. Era un hombre de apariencia fuerte, musculoso y con un aire jovial y juvenil. Se fijo en su cabello negro y finalmente se encontró con sus ojos violeta. 

Los grandes y profundos ojos de Vegetta le miraban con interrogación. 

Ruben se ruborizó de inmediato ante su imprudencia. Se había dejado llevar. -Debe ser un trabajo muy pesado -le comentó a Vegetta -ser el líder de una empresa tan importante.

-Lo es -respondió Vegetta -La verdad a veces es muy agotador, pero la construcción es algo que me apasiona.

Ruben pensó en contarle de la construcción de alcantarillas de la oficina de obras publicas, pero temió que aquello no sea lo suficientemente interesante.

Para su fortuna en ese momento el mesero trajo la comida.

El resto de la noche fue una velada muy agradable, al inicio se había sentido cohibido,  pero para el final de la cena ambos conversaban y reían animadamente. Una sola noche había bastado para que se sintieran como dos viejos amigos.

Al despedirse Vegetta le pidió su numero de celular. 

Ruben llegó a su casa de mucho mejor animo que cuando había salido. No podía dejar de pensar en Vegetta, sus ojos violetas y sus historias sobre la arquitectura y sus cambios  en la historia del mundo.

Le pareció que era un hombre atractivo y además muy interesante. Se quedó mirando en su celular el contacto de Vegetta. Quizá debía escribirle. ¿Pero con que excusa? ¿Y si tenia pareja o algo? Además su encuentro había sido solo una casualidad no es como si fueran a salir después de eso.

Se acordó de Mangel, y tuvo que espantar el pensamiento de traicionarlo. ¿Estaba bien que salga con alguien más, verdad?. Él ya había seguido con su vida. Esta vez era su turno. Tenia todo el derecho de seguir adelante también. Ya sea  salir con Vegetta o con alguien más, ya era hora. 

Se sorprendió a si mismo con la platónica idea de que ojala esa persona nueva en su vida sea Vegetta.

Estaba montándose toda una película en su cabeza donde se enamoraba de Vegetta, cuando su celular sonó y lo sacó de sus pensamientos.

Habían llegado dos mensajes.

Uno de ellos era de Vegetta y el otro era de La Hermandad.

Un escalofrio le recorrió la espalda.


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