Capítulo 3.

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Ya habían pasado dos días desde el incidente en la biblioteca, el cual no podía sacar de mi cabeza por más que lo intentara. No había visto mucho a Visser, ya que se mantenía ocupado con los entrenamientos. Sumándole el hecho de que me ha estado evitando a toda costa.

Ayer estaba sentada en el porche de mi casa, esperando a Clark para hacer un trabajo de literatura juntos. Visser estaba caminando por la vereda en camino a su casa y, en cuanto me vio, casi que corrió. No parecía querer verme. Ya actuaba como un niño pequeño.

También me ignoró durante la práctica esta mañana. El D.T había decidido cambiar algunos horarios para que yo pudiera practicar y a la vez asistir a educación física. Lo que significó coincidir con el entrenamiento del equipo de Visser.

— Simplemente no entiendo cuál es su maldito problema —dije, con la boca llena—. Que no me hable me genera paz, pero que me evite me hace sentir rara. ¿Me entiendes?

— Primero, traga —me indicó mi mejor amiga, Elle—. Segundo, según tú, odias a Grizz. Debería venirte bien que te evite.

— Es que no lo entiendes —suspiré, frotando mi cara con mis manos—. Discutir es como algo... nuestro. Algo a lo que estoy acostumbrada. Me gusta cuando está en silencio, pero, como dije, que me evite no es normal y no se siente bien. No entiendo por qué, pero no me gusta. Aunque es su problema. Maldito niñato.

— ¿Estás segura que lo odias? —preguntó mi rubia amiga, mirándome curiosa.

— No es que lo odie... —respondí— simplemente así deben ser las cosas, y me gusta que las cosas estén en su lugar.

— Eso ya lo veremos —susurró, con una rara sonrisa en su cara.

El resto del día siguió su curso normal: Visser corriendo a diferentes direcciones en cuanto me veía y yo mostrándole mi hermoso dedo mayor. En otras palabras, todo iba bien. Hasta que llegó la hora de tener historia.

No me malinterpreten, historia es una de mis materias favoritas en todo el mundo. Simplemente me encanta saber cómo varias naciones y países han sido llevados a parcial o total destrucción gracias a un hombre a cargo... y que, sin embargo, siguen estándolo.

Mi verdadero problema con la materia constaba en dos puntos importantes: el primero, era que compartía esa materia con Gareth, quien no era muy bueno en ella; el segundo, era la profesora.

La Sra. McCartney era un ser completamente desagradable, quien justo me odiaba en cada forma concebida. Ella alegaba ser importante debido a su apellido, creía estar relacionada con Paul McCartney. Por supuesto que nadie le creyó eso, excepto por Jason, quien tiene una nota alta solamente por eso.

Habían varias cosas desagradables sobre la Sra. McCartney en realidad. Uno, quizás el que estaba más a la vista, era su gran verruga en la mejilla derecha, cubierta en pelos. No me gustaba criticar a personas por su físico o aspectos pequeños sobre el mismo, pero puedo jurar sobre mi madre que siento que esa cosa me observa y me juzga. 

La segunda, era su falta de empatía. Era, sin duda alguna, una de las peores profesoras en la historia de la humanidad. Contando que antes solían usar reglas para golpear a sus alumnos. Una vez nos mandó un trabajo que no pude entregar, debido a que estuve internada en el hospital por casi una semana. La muy hija de perra me bajó 3 puntos y dijo "no me importa su excusa. La puede pasar por arriba un autobús que, si su reporte no está en mi escritorio, yo voy a tomar medidas".

Y la vieja lo hizo.

Una pensaría que a sus ya casi 60 años no hay razón para estar amargado, y mucho menos para tratar a otra gente mal. Digo, se están por morir, ¿en serio quieren que los recuerden como viejos cascarrabias? No lo creo.

El Vecino |Grizz Visser| AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora