22: Por un llamado...

2.1K 140 49
                                    

_¡IAN!¡POR FAVOR!¡HAZ QUE NOS SAQUEN DE AQUÍ!- lo sacudo pero solo mantiene una sonrisa- Vamos sacrificate así me das tiempo a que me rescaten- lo pongo delante mío.

_Estaremos bien, nena- trata de tomarme de la cintura para acercarme sin embargo me resisto.

_¡AHHH! ¡Vienen por nosotros!- me pongo detrás suyo escondiendo la cabeza en su espalda y hundo mis manos en su duro pecho- Ese test de mierda que hice para saber cuando y como iba a morir se equivocó, dijo que moriría a los 63 comida por tiburones ¡No a los 21!

_¿Tus últimas palabras cariño?- susurra.

_Te odio, maldito cavernícola.

_Pense que dirías que me amas pero simplemente eres Mía- dice con un poco de fastidio lo que me hace sonreír un poco- Y puedes dejar la ridiculez que vamos a morir la gente se ríe de nosotros, solo mira- niego.

Escucho un sonido raro por lo que abro un ojos y veo algunos delfines rodeandonos, en un dos por tres mi cara de terror cambia por una amplia sonrisa junto con unos ojos que disparan brillitos.

_¿Porque no me dijiste que eran delfines idiota?- me pongo a su lado y con un poco de temor tocó la cabeza de un delfín.

En este momento estábamos en un acuario, Ian había mencionado que nadariamos con "peces grandes" y cuando solo vi sus aletas pensé que eran tiburones por lo que cerró mis ojos para no ver mi escalofriante muerte.

Anteriormente intentamos patinar en hielo pero como ninguno sabía bien como hacerlo nos rendimos antes de quebrarnos un hueso, después fuimos a comer, luego Ian me sorprendió cuando sabía tanto de las obras que había en los museos y los monumentos históricos que visitamos, no se parecía en nada al Ian de la secundaria, este interrumpía al guía corrigiendolo en algunos detalles. Nuevamente tuvimos que ir a comer porque había una persona que parecía un agujero negro pero no daré nombres y después recorrimos caminando algunas calles hasta llegar al acuario, sospecho que al salir de aquí iremos una vez más a comer.

(...)

Observo desde la ventana del balcón el contraste de la noche con las luces de la ciudad, hace unos minutos salí de bañarme y estoy esperando a que Ian también termine de hacerlo para pedir juntos la comida, después de estar todo el día de aca para allá simplemente queremos acostarnos a mirar películas mientras comemos.

Estoy asegurándome de grabar todo este día en mi memoria, cada cosa que veo, cada sensación, siento como poco a poco todo se fuera ordenando como unas piezas de puzzle, se que esto es solo el comienzo de todo pero no puedo negar que en los últimos días con mis amigos y por supuesto Ian me han dado una gran cantidad de energía que me ayuda a querer salir adelante más rápido, si las cosas siguen así se que me podré enfrentar a cualquier cosa con el apoyo de todos los que me rodean.

Lo escucho salir del baño pero sigo admirando todo hasta que me desconcentro al sentir sus manos pasar por mi cintura que terminan unidas sobre mi abdomen, deja un beso sobre mi mejilla y apoya la cabeza sobre mi hombro.

_¿Te dicho he que te amo?- sus palabras provocan que un escalofrío recorra toda mi columna vertebral.

_Unas siete veces hoy, pero ¿quién las cuenta?- giró sobre mi propio eje, apoyo mis manos en su pecho y lo miro fijamente a los ojos- Lamentablemente... yo también te amo.

Cojo su nunca entre mis manos y apoyo mi frente contra la suya.
Como dos imanes que se atraen irremediablemente, mi boca se acerca la suya hasta posar mis labios sobre los suyo, nuestro beso es a la vez tierno y duro. La boca de Ian alterna entre voracidad y delicadeza, jugando con mis labios, cuando creo poder mosdisquear los suyos, vuelve a tomar el control. Dejo que el guíe nuestro beso y saboreo cada segundo. Ian suelta mis labios con una fuerte respiración, pasa una mano por mi mejilla y me acaricia eternamente.
Me besa dulcemente provocando que mi cuerpo se estremezca y mi pulso se acelere, nos quedamos mirándonos durante unos segundos.

ResurrecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora