En el año de 1968, una epidemia invadió la Ciudad de Venus en Everise, un virus conocido como "La Maldición del Fénix" acababa con tu vida en cuestión de semanas, ¿cuales fueron las decisiones del gobierno en esos meses llenos de angustia y desesper...
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La recién electa presidenta de Everise; Anju Yuuki fue invitada al país de Underland, una nación que por muchos años ha tenido fuertes inversiones en Everise a cambio de ciertos favores a Underland, por muchos años las presidentas de Everise se doblegaron ante esta nación, pero ahora todo seria distinto en el nuevo gobierno.
Anju Yuuki y la emperatriz Quinella se hallaban en un salón muy bien decorado y bastante lujoso, simplemente tomaban el te sin ninguna interrupción de los medios, se podría decir que era una reunión secreta.
— Como le había dicho, señorita presidenta electa, Underland necesita de Everise, y Everise de Underland, en el pasado sus antecesoras sabían cuales eran los precios de nuestra ayuda en su pais, desde luego todo tiene un precio y si queremos avanzar unidos tenemos que cooperar
Anju Yuuki daba un pequeño sorbo a su te y coloco la taza en el plato que sostenia
— Lamento decirle, "su majestad" que eso se acabo
Quinella hizo un leve gesto de disgusto al oír eso de la nueva mandataria
— Quiero un futuro prospero para los niños de Everise, quiero que sean grandes ciudadanos y tengan esperanza en su país, cosa que si acepto su oferta, no pasara ¿verdad? — Le continuo comentando Anju a la emperatriz Quinella
— ¿Sabe de lo que es capaz Underland si se niega? para nosotros, rechazar nuestra oferta significa declararnos la guerra
Anju siguió riendo levemente, pero sin demostrar mucha burla hacia su homologa
— Yo no le tengo miedo a Underland, y mucho menos le tengo miedo a usted, señorita Quinella, creo que es hora de que Everise siga su camino de manera independiente sin depender de Underland, si acepto la oferta estaría entregando muchos recursos a su país, y de nuevo nuestra economía se vería afectada, haga lo que quiera, nosotros como país saldremos adelante unidos, pase lo que pase —
Quinella se levanto de su asiento y fijo sus ojos en la peli castaña, siendo invadida por la ira
— Esta bien, señorita Yuuki, usted sabrá lo que hace
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