iii.

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Era un miércoles, estaba recostado en la carpeta, ya que no había dormido nada un día antes y solamente podía pensar en dormir. La llamada de atención de la profesora de Literatura hizo levantar a todos. Aún recuerdo la pregunta que me hizo: "¿De quién es la obra Soledades?". No la sabía, pero Daphne sí y no dudó en pasarme la respuesta: "Antonio Machado" decía el papel.

Ya no me importan los regaños de la profesora Violeta, ya nada tiene sentido sin su presencia. No me interesa si me grita una y mil veces que me retire de su clase, no lo hacía. Siempre me siento en su lugar y debajo siguen aquellos dibujos a lápiz, esos que siempre hacía cuando se aburría o cuando aparentaba escucharme. ¿Por qué mentirme? ¿Por qué hacerme creer que era mi amiga? ¿Para que la recordara? Tal vez nunca la entienda, porque por más que trate de ponerme en su lugar, no soy ella y nunca lo seré. Pues lo logró, logró engañar a mi corazón con estúpidas mentiras y éste se niega a la realidad.

¿Triste, no?

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