Irregular

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Todo fue un caos, aunque había comprendido que estaba pasando no tuvo tiempo de hacer nada, algo dentro de él le impulso a saciar el deseo que apareció, aquella pequeña barrera de protección había sido derribada con un solo beso.

Sus labios cerrados se abrieron para tener más contacto, las lenguas se encontraron en un movimiento acompasado, esto no duro mucho, las caricias suaves eran ahora agresivas y sucias, sus manos que antes me sostenían para no dejarme escapar fueron deslizadas desde mis hombros hasta mi cintura, se extendió un escalofrío derivado del placer que estaba sintiendo, el temblor de mi cuerpo se acentuó, miedo, pánico, lujuria, quería pedir auxilio pero no podía, deseaba detenerme.

Mi boca fue liberada y me sentí desprotegido, me sujeté con fuerza, ¿Qué estás haciendo? Me dije —No lo pienses —susurro suavemente a mi oído, el sonido de su voz suave pero cargado de codicia me hizo vacilar —Es innecesaria la lucha—ahora estaba en mi cuello dejando pequeños y cortos roces, jadeé, de un momento a otro estábamos en una cama, bendita magia.

Lo racional se dejó de lado, sus manos viajaron por mi cuerpo, estimulando cada poro de mi piel, solo podía pensar en más, no hubo halagos, ni palabras bonitas, no eran necesarias.

Sentí mis pezones ser acariciados, lamidos, excitados con el aliento contrario, siendo mojados y succionados, un gemido tras otro sin detenerse, declarando un más silencioso, su mano acaricio mi garganta haciendo un recorrido hasta mi pelvis, tomó mi glande suavemente estimulándolo con calma, enterré mis manos en las sabanas para contenerme.

Mientras mi mente se distraía con la sensación de la masturbación, algo húmedo y duro comenzó a abrirse paso entre mis nalgas, pronto entendí que era un dedo lleno de lubricante, no sé en qué momento lo hizo o como pero no importaba, la sensación de incomodidad duro poco, ambos movimientos me hicieron sentirme abrumado, mi cuerpo ofreció resistencia ante la preparación, pero al estar en manos expertas esto no fue un problema. Mis jadeos aumentaron, la estimulación en ambas partes me hizo sentir que acabaría, y como adivinando la reacción de mi cuerpo las caricias sobre mi miembro fueron detenidas.

Fui recostado de lado y una de mis piernas fue levantada levemente — No, aún no es tiempo de terminar— esto fue murmurado contra mi nuca, la presión que sentí me hizo soltar un gruñido, cerrar los dedos de mi mano con fuerza, arquear mi espalda y mi cabeza terminó en su hombro pero esto no le detuvo, su miembro se abrió paso dentro de mi poco a poco, el dolor sin embargo fue irrisorio, el ser invadido y llenado de esta manera solo me hizo querer continuar, los movimientos suaves y sutiles hicieron que toda la habitación se colmara de indecentes sonidos.

Era un simple acto de carnalidad, el vaivén de caderas se perpetuó por un largo momento, su pene golpeaba con fuerza mis entrañas, se sentían calientes como una leve sensación de quemadura, estaba en mi limite, mi cabeza daba vueltas—Chase— su nombre fue lo único coherente que salió de mi boca, lo que provoco una risa oscura y ronca.

El cosquilleo en mi cuerpo se intensificó, mis ojos estaban llorosos, el aire parecía no llegar a mis pulmones, el orgasmo nos alcanzó a ambos, hubo un breve momento de calma, donde nadie dijo nada, solo un poco mas de caricias estimulantes, me encontré en esta neblina de confusión, nuestros instintos básicos estaban saciados, el cansancio me alcanzó.

—Descansa, iré a darme una ducha puedes tomar una después de mi — hubo un roce suave en mi cabeza, solo asentí y cerré los ojos, no estaba dormido, mi mente estaba lucida, solo pude regañarme por ser tan débil y caer.

Me levanté y tomé mi ropa, tenía que salir de aquí, me vestí rápido y caminé por los pasillos, aunque hubo un breve momento de desconcierto jamás había estado en una de las habitaciones, se guio por su gps, el cual rastreo a sus pobres creaciones masacradas, esto hizo que se sintiera peor, no había lógica en lo sucedido.

InusualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora