Cosas extrañas

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Draven

Mi vida ha sido un puto caos desde el momento en que nací. Fue abrir mis ojos por primera vez y ya estaba jodido. A mis padres les echaron de casa por no poder pagar las cuotas mensuales, problema que se resolvió gracias a un dinero que mi padre ganó en las apuestas. Lo malo; se volvió adicto a ellas y su suerte no fue tan buena como la primera vez.

Años después de deudas y desahucios llegó Raven, mi pequeño hermano, el cual trajo unos años de luz a casa, iluminó nuestra siniestra vida. Pero la felicidad en mi hogar duró lo mismo que un estornudo, fue tan efímera, tan pasajera. Mi padre cayó en el abuso del alcohol, y los golpes y gritos llegaban cada noche a mi habitación. Ayden era un caballero entre comillas,amaba demasiado a mi madre como para levantarle la mano,y en su lugar, la frustración que sentía era descargada sobre su hijo mayor, ósea yo.

Eventualmente los golpes dejaron de doler, dolía más ver las lágrimas de impotencia que mi madre derramaba al no poder evitar lo que aquel hombre le hacía a sus hijos. De ahí aprendí que el miedo puede con todo,incluso con el amor más fuerte, que se supone, es el de una madre. De ahí aprendí a usarlo a mi favor.

Podría decir que fue un alivio cuando un policía vino a casa para decirnos que habían encontrar el cuerpo de mi padre, sin vida. Al parecer tantas deudas le cobraron factura y alguien decidió acabar con él. Podría decir que ese día mis pesadillas terminaron, que todo fue color rosa,pero no, todo se tiñó del negro más profundo. La muerte de Ayden trajo varias consecuencias, más desahucios, deudas que aún no se habían pagado, de las cuales los intereses llegaban a un mínimo de 100 000 dólares. Pero, sin dudarlo, la más chocante y dura consecuencias fue el suicidio de mi madre. La mujer no pudo con tanto, y tomó la decisión más fácil, su muerte.

Mi trágica y muy desdichada vida me llevó a ser lo que soy hoy, me convirtió en esta persona. Debía salir adelante, con un hermano pequeño, sin familiares que quisieran acogernos, y en la mira de la asistente social ¿Qué más podía hacer a los 12 años? Mi salida fue juntarme con los peores chicos del barrio, ladrones que daban lo que obtenían a un capo mayor a cambio de dinero y seguridad para sus familias.

Así fue como llegué hasta esto. ¿Quien diría que tener una habilidad para robar y ser pequeño me ayudaría en tanto? Luego de unos meses en mi  tétrico oficio, Dino Wood, el jefe de la mafia de la ciudad, supo de mi existencia y de mi ruin don. Me ayudó más que a los demás, incluso me pagó los estudios. Poco a poco nos fuimos haciendo cercanos, hasta el punto de que me llevó a vivir con él, y por supuesto, también mi hermano menor.

Dino me enseñó todo lo que sé, era un gran hombre, la verdad. Nos crió como si fuéramos sus hijos, junto a los suyos propios, Ashton, el mayor, el cual tenía mi edad, y Abby, que tan sólo tenía 1 año de diferencia a Ash.

Eventualmente me metió aún más en sus negocios, y para cuando tenía la edad de 16 años me hizo prácticamente su mano derecha, junto con Ash, pero para ser sincero, ese hombre confiaba más en mi que en su hijo Playboy, era muy inteligente, pero prefería pensar en mujeres.
A causa de esto, fui yo quien tuvo que hacerse cargo de todo el negocio cuando ocurrió la repentina muerte de Dino unos meses atrás.

Y ahí estaba, justo en la mira de todo loco que creía que podía acabar conmigo. Diré que los últimos casi lo habían logrado, si no fuera por Katherine probablemente no estaría vivo.

Esa chica me había intrigado demasiado, la forma en la que apretó ese gatillo, sin dudarlo, demostrando que no debían subestimarle, me resultó fascinante. No lo voy a negar, la primera vez que le vi tampoco es que me pareciera una flor y mucho menos alguien frágil, simplemente no me esperaba que llegase a esos niveles.

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2020 ⏰

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