Healer no podía esperar más, no había tiempo para reestructurar algo en específico, debía actuar cuanto antes.
Conversó con Kane para atacar así, ellos dos a Mongrel:- ¿Cómo vamos a entrar a Mongrel tan fácilmente?; preguntó Kane.
- Tengo algo así como una conexión con gente de adentro, no me será difícil; contestó Healer.
- No poseo el suficiente tiempo de rehabilitar a más personas del psiquiátrico, así que entraremos solos, tu y yo. Al estar dentro, mi plan de crear un juego donde ellos mismos sean quienes se asesinen, dará un giro drástico. Entraremos a matar directamente, nadie puede quedar vivo.Healer aún no daba fe de lo que había sucedido antes, mucho menos conocía sobre la traición de Kane. Algo más planeaba el hermano de Pía, y el mismo Healer desconocía todo.
Utilizando la misma túnica, negra, y su máscara blanca característica que les acompañaban esa noche a ambos consiguen ingresar a una mansión pulcra y sumamente elegante.
Kane reconoce el lugar.
Aprieta su puño con ira, frunce el ceño de manera notoria bajo su máscara mientras Healer omite preguntar qué sucede;
- Quizá y tenga miedo; pensó. Quizás sea muestra de debilidad, pero no puedo ir marcha atrás, si he de morir aquí que así sea. Prefiero la gloriosa muerte antes que un día más de deshonor.Caminaron como cuales Reyes entrando a su castillo, en cámara lenta, subían uno a uno los peldaños que dirigían hacia aquella enorme puerta. El viento acariciaba suavemente sus vestimentas, logró retirar la capucha que los cubría pero ellos no dieron muestra de interés a eso.
Healer mostró una larga cabellera rubia, que se movía con el viento así como las esquinas de sus túnicas.
Se arrodilló, Healer, ante la entrada, ante las puertas mientras Kane permanecía inmóvil, pero de postura retadora junto a Healer, así, el mismo Healer murmuró, sin ánimo de llamar la atención; "Si existe un Dios, que perdone todos mis pecados. Si no existe, permítanme seguir adelante"
Las puertas, con un fuerte rechinido, mostraban poco a poco el interior de aquella morada. En la entrada, tres hombres, altos, vestidos de igual manera, pero, con sus rostros cubiertos por máscaras de color negro, un negro frío y sin expresión alguna. Apenas la abertura para los ojos se dejaban ver. Una voz profunda e intimidante, sin titubeos, claramente profesó;
- Senya, de nuevo aquí. De nuevo en casa. Qué alegría para la alianza el tenerte de regreso, pero, ¿y quién es tu acompañante?, ¿Acaso algún discípulo?A lo que Healer contestó, aún de rodillas frente a los tres hombres;
- Estoy aquí para dar un importante mensaje a nuestra líder, pido se me conceda el honor de platicar con ella. La persona que me acompaña es mi escolta personal. Que no se tema de él, ya que está con nosotros de corazón.
- Sabes que lo que pides no está permitido. Pero tu cargo con nosotros en tu tiempo de servicios fue bastante alto. Se te concederán diez minutos, sin ningún acompañante. Antes, debemos revisar que no portes armas, la negativa a esto sentenciará tu muerte y la de tu acompañante.
- Entendido; respondió Healer.
Mis más sinceros agradecimientos, mayor.Healer se levanta de nuevo, abraza a Kane acercando su boca a su oído, diciendo:
- Si no regreso en diez minutos, asesina a quien puedas aquí dentro, y presiona éste botón, tendrás cinco minutos para salir de acá. Afuera te estará esperando una limusina, dentro de ella encontrarás lo que me pediste.Respondiendo, un poco asombrado Francis Kane:
- Necesito entrar con usted, era parte del trato.
- Sé lo que prometí, como te dije, tienes cinco minutos para salir. Gracias por tus servicios.
Healer no dejó hablar más a Francis retirándose de manera pronta, caminando detrás de los tres hombres, dirigiéndose hacia un pasillo de aquella vasta y refinada fortaleza.
Al entrar, después de que aquellas tres entidades le abandonaran al tercer pasillo. Healer se puso de rodillas ante el gran trono que frente a sus ojos desvelaba grandeza. En el, una mujer con pose de prepotencia, con el ego por sobre altura conocida, y una mirada de desprecio ante cualquier forma de vida, engrandecía toda la sala con una belleza que ni las palabras podrían describir. Vestida de negro, con botas altas, elegantes, y una enorme cola en su vestido aterciopelado que se extendía por debajo de cada peldaño a ella.
Una diosa, una reina en toda la extensión de la palabra, miraba al ocaso.
Aquella doncella, sin necesidad de mirar abajo, dijo:- Senya, ¿a qué debo esta visita tan inesperada? Creí que desde nuestro último encuentro no había quedado autoestima en eso que llamas cuerpo.
- Seya, mi querida hermana. Vengo a ti con un sólo objetivo; respondió casi inmediatamente Healer.
- Nuestra historia no es para nada buena, y tu corazón latiendo aún no es más que una obra de caridad que tuve para contigo. No me hagas arrepentirme de haberte perdonado después de tu insolencia; agregó Seya, la dueña del trono.
Healer respondió:
- Hoy vengo a enmendar aquel error, el de amarte, el de intentar cambiarte. Hoy vengo a matarte, o morir en el intento.
Seya, la diosa, no pudo ocultar su rostro de ira para con las palabras de aquella ordinaria persona.
Apretó su puño con fuerza, miró directamente a Healer y con furia renegó:- ¡Cómo te atreves!, si hoy estás aquí es por mi.
No permitiré más insolencia de una cualquiera como tu. Ya me cansé de escucharte con esa voz tan irritante, al menos ten la decencia de mostrar tu verdadero rostro, tu verdadera voz.Healer se levantó, siempre mirando hacia el suelo, puso su mano sobre su máscara, la retiró de su cara por encima de su cabeza, en ella, iba un artículo colocado en la boca, un modificador de voz conectado a ella.
Miró hacia arriba con sus ojos azules que hacían un bello contraste con la luz de las vitrinas de aquel cuarto. Su cabellera larga que brillaba como luz del sol, sus labios rojos como cerezas, brillantes como oro rojo.
Soltó su túnica, dejándola caer al suelo, mostraba directamente su cuerpo; delicado, similar al de Seya. Y a todo esto, segundos después de mostrarse dijo:- Aquí estoy, de nuevo frente a ti, pero esta vez el desenlace será otro.
Seya continuó:
- Mi querida hermana, extrañaba verte así, siempre tan bella mas nunca como yo.
- Ya no soy más aquella Senya que tanto te amó, ahora soy Healer, he escogido ese nombre porque soy quien curará toda esta organización, a toda la alianza y por ende a todo el mundo. Si he de matarte, a ti mi pequeña hermana, no lo pensaré dos veces, no lo dudaré como lo llegué a hacer alguna vez. Y si he de morir por intentar salvarte, será un honor. Pero ten algo por seguro, de aquí las dos no saldremos vivas.
Seya, se levanta de su trono y responde:
- Tu mayor problema es que aún crees que el amor puede coexistir en un mundo como este. Soy tu hermana menor, pero veo que maduré mucho antes que tu.
Esta vez, créeme... No tendré piedad.
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Mongrel/ Pía y Healer.
ActionThe Shifter; capítulo dos. Continuación de la historia de Pía y Healer.