[1] Él solo pidió algo de tiempo

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"Tu felicidad, te aseguro que no durará por mucho tiempo"

—Hands, touching hands... Reaching out, touching me, touching you... —Aquella canción había estado en mi cabeza por varios días; seguí con mi camino para volver a casa, sentía la presencia de alguien más, pero el aroma a café que provenía de la cafetería de la esquina me termino distrayendo, todo era tan familiar y monótono. —Sweet Caroline... —Mis pasos, uno delante del otro, las tiendas estaban cerrando como siempre, exactamente a la misma hora, debía de volver a casa.

Aquella presencia que había sentido antes, pude percibirla mientras doblaba la esquina, instintivamente, desvié mi mirada hacia el vitral de la cafetería, pude ver el reflejo de un hombre que estaba vestido completamente de negro. Lentamente baje el volumen de la música mientras intentaba agudizar todos mis sentidos, sus pasos detrás de mí se hicieron mucho más fuertes.

Tranquila, falta poco para llegar a casa, no debía de preocuparme.

Pensé en caminar mucho más lento, esperando que aquel hombre siguiera su camino, pero no lo hizo. Sus pasos me estaban siguiendo, cada vez más cerca, mis latidos estaban coordinados a sus pisadas, ambos resonaban fuertemente, el primero en mi pecho y el segundo en el suelo. No, no debía de preocuparme, faltaba muy poco para llegar a casa, tranquila, cálmate.

—I have been inclined, to believe they never would... But now I... —Aún podía escuchar suavemente la voz de Niel Diamond en mis oídos, demasiado bajo como para seguir escuchando los pasos de aquel hombre. Solo debo tranquilizarme, un par de calles más en línea recta y estaría en casa, pero ¿a quién trato de engañar?

No hay nadie esperándome, desde hace mucho tiempo que nadie me espera en casa... mis latidos iban cada vez más rápidos, sus pasos estaban cada vez más cerca, quería volver a casa, necesitaba volver a casa.

—Sweet Caroline... —El sonido de un disparo. Yo... de verdad quería volver a casa, no importaba que no hubiera nadie esperando a por mí, pero, duele.

En mi mente sigue pasando el pensamiento de "ya falta poco para llegar a casa", era absurdo, mis pasos eran cada vez más lentos, me sentía cansada y mis piernas estaban temblando, no podía centrar bien la vista y mi pecho dolía demasiado.

No quería bajar la mirada, pero mis ojos no pudieron obedecer a mi mente, había una mancha roja que crecía rápidamente, pintando mi blusa favorita.

Me comencé a sentir mareada, mis piernas siguieron temblando hasta que no pudieron más, estaba cayendo al suelo, sentía todo en cámara lenta, pero lo extraño fue, que no sentí el frio del suelo, mis ojos se cerraron mucho antes de poder sentirlo.

El sonido de la puerta abriéndose, de unos lentos, pero firmes pasos haciéndose cada vez más fuertes, ello me hizo despertar, me sentía extraña, solo podía ver con claridad una manta rosada que me cubría, mis manos eran pequeñas y pálidas, todo era distinto; los pasos que había escuchado antes se detuvieron, había una figura borrosa frente a mí, tenía un cabello castaño muy largo, acercó sus brazos hacía mí para tomarme entre los suyos con cuidado, intenté alejarme, pero mi cuerpo no obedeció.

Cuando estuve entre sus brazos, me di cuenta rápidamente de que se trataba de una mujer, la cual vestía un vestido rosado (casi del mismo tono que la manta queme rodeaba antes), un encaje blanco caía sobre sus hombros y le hacía lucir elegante, por el estilo del mismo y la joya del centro, podría jurar que se trataba de un vestido de época, casi como sacado de un cuento de fantasía. Sus ojos eran color chocolate, pero ello no quitaba que brillaran como diamantes; me mostró una hermosa sonrisa antes de abrazarme con fuerza, aunque sin llegar a lastimarme.

Segunda Vida Para Amelie [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora