Deseos

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Eran las 3 de la mañana y MinHo no había llegado, en ocasiones cuando había mucho papeleo que organizar su marido se quedaba hasta tarde y él le esperaba despierto. Estaba leyendo un libro, uno que Jonghyun escribió y le regaló por su cumpleaños, quien diría que al comienzo de todo él lo odiaría pero con el tiempo se dio a la tarea de conocer al mayor; al fin y al cabo era el novio de su mejor amigo y entre mejor se llevasen más fácil sería la convivencia.

El libro era tan bueno que no escucho la puerta abrirse, MinHo entraba mientras desanudaba su corbata, dejó su portafolio en el sillón y se dejó caer junto a él, los pies le estaban matando, la cabeza le dolía y le quedaban escasas horas de sueño. Vio a Jinki recargado en la puerta de su habitación, mirándole, él jamás hacía preguntas como ¿porque llegaste tarde? ¿Donde estuviste? ¿Sabes la hora que es? Él solo esperaba, se acercaba a él y le daba un masaje en los hombros, le llenaba de besos, le acariciaba el cabello o le ayudaba a desvestirse.

"¿Cenaste?"

"Lo hice"

Jinki comenzó a desvestirlo y no pudo evitar percatarse del extraño y desconocido olor que estaba impregnado en la ropa del menor, no desesperó, muchas mujeres están locas por su marido y hacen lo posible por estar cerca de él, lo abrazan, van hasta su oficina a entregar documentos, etcétera. Sin embargo por más que la duda le estuviera matando por dentro, jamás le preguntaría con quien ha estado toda la noche, porque él confía en su marido y él confía que MinHo jamás le sería infiel. Sin embargo hoy había dudado un poco sobre dónde estaba.

Cuando Jinki y Kibum se juntaban era lo mejor que podía pasar, comían juntos, salían de compras y charlaban sobre su vida, era el momento cuando Kibum le dejaba a la pequeña Rosse a Jonghyun y podía tomar un respiro junto al hombre que más le entendía, Lee Jin Ki. Él estar juntos les hacía llenarse de vida y recordar aquellos momentos de locuras en la universidad.

"¿Como está la pequeña?"

Poco después de que Kibum y Jonghyun se conocieran empezaron a tener encuentros como amigos con derechos, Jonghyun juraba y perjuraba que no era gay, sin embargo cuando conoció a Key esa palabra estaba escrita en su frente, Key al contrario era todo un GAY con mayúscula y en negritas, pero cuando conoció a jonghyun se le hizo un hombre arrogante, grosero, presumido y muchas descripciones negativas más. Pero ambos eran tan idénticos y diferentes que comenzaron a tener encuentros casuales para solo sexo, ambos admitían que el otro era bueno en la cama. Y entre noches y noches un día llegaron a la casa de Jinki y MinHo para decirles que se casarían. Tiempo después adoptaron a Rosse, una pequeña bebe que desde que Kibum la vio él sabía que sería su pequeña princesa.

"Cada vez más grande, anoche le pidió a Jjong que le enseñara a tocar la guitarra"

"Y qué pasó?"

"Tuve que pagarle los 500 de la apuesta, se supone mi hija sería la heredera de mi gran nombre de diseñador, pero ella escogió la música como su padre"

"Era obvio, desde que llegó a ustedes él le canta todas las noches, era claro que ella escogería la música"

"¿Onew..."

Ya sabía hacia donde iba la conversación, Key le preguntaría si jamás tendría hijos, y es que Jinki deseo tener hijos, sin embargo había dos cosas que se lo impidieron. El miedo a cargar bebés y animales pequeños y el hecho de que MinHo nunca se lo pregunto. O eso fue lo que pensó que le preguntaría, porque jamás en su vida se hubiera imaginado la cuestión que le hizo.

"... qué tal el pastel de anoche?"

¿Pastel? ¿Que pastel?.

"Bueno" respondió.

"Jjong me dijo que MinHo le llevó a que le ayudara a escoger un pastel, así que me llamo para preguntarme que tipo te gustaría. Espero te haya gustado"

No había podido pegar el ojo durante toda la noche, MinHo se acababa de ir y no podía ni descansar un poco. ¿Pastel?quizá era para su madre, quizá se hecho a perder puesto que se quedó tarde en la oficina.

Cuando MinHo se quedaba hasta tarde no era solo por un día, en ocasiones era hasta una semana entera y solo tenía el desayuno como único alimento, así que hoy le llevaría comida preparada en casa para que tenga más energías. Alisto todo, las cajas de almuerzo las metió a un pequeño bolso, tomó la sombrilla y salió de casa.

Al llegar a la empresa los asistentes le recibieron aunque no sabían que él y MinHo estaban casados, sabían que eran muy buenos amigos, casi como hermanos; Así que tenía entrada libre 24/7 a la empresa. Estaba a punto de tomar el ascensor cuando se encontró al padre de Min frente a él, un hombre viejo pero sin dejar de derramar poder y prestigio con su simple presencia. Jinki hizo una reverencia en señal de saludo, pero está no fue respondida. ¿Hasta cuando aquel hombre aceptaría su matrimonio con su hijo? Han pasado 15 años y le sigue tratando como la primera vez que lo conoció. Sin importarle mucho, entro al ascensor y presiono el botón que lo llevaría al último piso, aquel donde se encontraba su marido. ¿Como reaccionaría Min? Antes solo había venido cuando se celebraba algo o cuando Min le pedía venir, pero hace ya mucho desde la ultima vez que había pisado la empresa, hoy venía para poder darle comida nutritiva a MinHo. Salió del ascensor y llegó a la primera puerta, no necesitaba permiso o una secretaria, él llevaba una llave electrónica, entró al primer espacio, la sala de recibimiento.

"Cierra los ojos"

"Jaja, Min ya los tengo cerrados, tus manos ya se encargaron de eso"

"Cierto, pero ok ¿preparado?"

"Si"

"3... 2... 1"

Poco después de que Min se graduara como abogado, su padre le heredó una de sus más grandes firmas, todo un edificio para el, donde podría tener secretarías y hombres trabajando bajo su liderazgo, MinHo le había llevado a conocer la que ahora sería su oficina, y vaya que era hermosa, tan solo la primera sala era enorme.

"Amor, es grandiosa ¡Felicidades!"

Le tomó por las mejillas y le acercó a él, pequeños besos fueron dados por toda su cara y Min solo reía por las cosquillas que sentía, al fin tenía algo para él, para ambos.

Después de tanto beso MinHo no pudo resistir a estrenar el sofá y la mesita de cristal frente a él. Jinki estaba sobre ella, mientras MinHo están envistiéndolo, no era rudo, era tan cálido y romántico con el que a veces se preguntaba como había llegado ese hombre a su vida.

"Te amo, te amo mucho Jinki"

"Yo también te amo"

Vaya recuerdo, Jinki sonrió para sí mismo, quien diría que cuando era joven tendría sexo en lugares que jamás se le pasarían por la cabeza, dejó todo en la mesita y se dirigió a la siguiente sala, ahí donde estaba el hombre a quien tanto ama. Entró  sin hacer ruido, pero la imagen que vio no fue la que esperaba. Nunca te esperas ver a la persona que amas en los brazos de otra persona.

Salió de ahí, se llevó todo, no quería que MinHo supiera que había estado en aquel lugar, todo había sido su imaginación, eso es, todo fue producto de su imaginación y ahora las lagrimas no le permitían razonar la situación.

Subió al auto, pero no lo encendió, se quedó ahí ¿Qué hizo mal?, le dio todo, su vida, su cuerpo, su amor, su compañía  ¿qué le pudo faltar? Su llanto le ahogaba, no podía respirar, si pudiera se arrancaría los ojos para olvidar lo que había visto, se arrancaría el corazón que tanto le estaba doliendo. Desearía  poder regresar el tiempo.

Prometí amarte hasta el final.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora