Lucifer - Al cielo y de regreso ✔️

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Descargo de responsabilidad: No soy dueño de Lucifer

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Capítulo 14

Lucifer estaba sentado en su habitacion tocando en el piano colocado en el centro. Lo había traído unas semanas antes. Tocarlo era lo único, aparte del alcohol, que le hacía olvidar su miseria por un rato.

Lucifer no tardó en oír que alguien entraba en sus habitaciones. Ni siquiera se giró mientras hablaba. "Fuera."

"No", dijo una voz engreída.

Lucifer gimió al reconocer la voz de su hermano menos favorito. "Maldito infierno. ¿Qué quieres, Michael?"

"Padre te quiere en su despacho", le dijo Michael.

"No me importa", dijo Lucifer antes de volver a jugar. No iba a sucumbir a todos los deseos de su padre. Que el bastardo viniera a él si tanto lo deseaba. Tampoco es que a Lucifer le gustara demasiado esa idea.

"Harás lo que te digo, Diablo", gruñó Michael.

"No haré nada de eso. Vete o te echaré literalmente", advirtió Lucifer.

"No tienes poder sobre mí, pequeño bastardo. Te llevaré con Padre inconsciente si es necesario!" Gritó Michael.

Lucifer se rió mientras se giraba finalmente para mirar a su hermano. "Nunca has podido vencerme en una pelea, Michael. No seas idiota. Ah, es verdad. No sabes parar". Michael era bastante fuerte, pero carecía de inteligencia, lo que siempre fue su perdición, al menos con Lucifer. "¿Qué quiere Padre de todos modos?"

"Tal vez enviarte de vuelta al Infierno, donde perteneces", dijo Michael con suficiencia.

"No tengo tanta suerte", replicó Lucifer.

"Sabes, no va a aguantarte mucho más tiempo. Pronto se dará cuenta de que no perteneces aquí y de que hizo bien en arrojarte al Infierno. A menos que decida matarte. Fuiste un error, Samael. Nunca debiste haber sido creado". dijo Michael con odio.

Lucifer se levantó y puso los ojos en blanco. No le molestaban las palabras de su hermano. Su presencia, sin embargo, le irritaba más y más a cada segundo. "¡Maldita sea! Bien, me voy. Prefiero la presencia de papá a la tuya cualquier día. Retírate de mis habitaciones para cuando regrese".

Lucifer salió de sus aposentos sin otro pensamiento hacia Michael y caminó por la Ciudad Plateada hasta llegar a los aposentos de su padre. Los atravesó hasta llegar al despacho de su padre. Entró sin molestarse en llamar. "¿Qué?"

Dios levantó la vista y enarcó una ceja. "¿Es ésta una forma apropiada de entrar en mi despacho cerrado?".

"¿Mandar a Michael a molestarme era apropiado? Buen trabajo, papá. No hay mejor manera de conseguir lo que quieres que enviando a la persona que sabes que más odio", dijo Lucifer.

Dios no pareció feliz al escuchar las palabras de su hijo. "Envié a Remiel a buscarte, no a Michael. Tendré que hablar con ella sobre el empeño de sus tareas. Toma asiento, hijo".