VIII. ADIOS, TOM

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Levestrange hace sonreír a la castaña

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Levestrange hace sonreír a la castaña.

Hace unos meses había conocido a Samira, gracias a Tom y al club de eminencias , el sangre pura se había enamorado de ella, sabía que alguien como Riddle no merecía a Samira.

La Ravenclaw era demasiado Hufflepuf como para estar con él. Tom era su amigo pero es demasiado oscuro para ella, habla de su odio interno hacia los sangre sucias y Samira no era sangre pura.

—Eres gracioso— murmura la castaña y a lo lejos ve a Albus junto a Hagrid.

Deja de prestarle atención a las palabras del castaño.

Dumbledore parecía preocupado.

—¿No haz escuchado? Tal parece que el incidente de la cuatro ojos fue por el gigantón y su bestia— expresa con repulsión.

Samira quien gira su rostro para mirar al castaño con desagrado respira hondo.

—Esa 'cuatro ojos' era mi amiga. Eras agradable Levestrange — se va dejándolo solo.

¿Todos los Slytherins eran así? ¿Por que se empeñaban tanto en recalcar su 'supremacía'?

Eran unos idiotas.

Cuando está lo suficientemente alejada del castaño se encuentra con el pelinegro quien la miraba con enojo.

—¿Sucede algo?

—¿Qué hacías con Lestrange? ¿Acaso te gusta?

—¿De que hablas , Tom? — el pelinegro sostiene con firmeza la muñeca de la Ravenclaw— ¿Qué haces? Me lastimas

—¿Acaso no te entregué mi alma, mi corazón? ¡Te atreves a abandonarme!

—Tom ¡estás demente! ¡suéltame! Me estas asustando— el pelinegro suelta a la castaña

—Lo siento yo...

—Aléjate de mi— murmura con miedo— mantente lejos de mi

—Samira...

—No Tom... solo dame un tiempo.

Así transcurrió el período escolar, el 'dame un tiempo' se transformó en un largo tiempo. En cada reunión del club de enminencias Samira solo le dirigía la palabra al Slytherin cuando era necesario, algo dentro de él crecía y no precisamente amor.

Tom no veía mucho a la pelinegra ya que en sus tiempos libres Samira pasaba la mayor parte de tiempo en la sala común de Ravenclaw o iba a los partidos de quidditch, él los odiaba.

Samira sabía que desde la última vez que hablaron el pelinegro se veía más escalofriante pero eso no impedía que fuese elegido como prefecto y al año siguiente ganándose el premio anual.

En 1945 cuando se despidieron y Tom le profesó amor eterno y que sus sentimientos hacía ella eran reales.

Las veces que le dolía verla y lo mucho que le quemaba que ella lo ignorara.

Esa fue la última vez que habló con Tom.

La pelinegra -quien iba en busca de su padrino- entra al enorme castillo con una sonrisa, extrañaba sus tiempos en Hogwarts. Un par de niños le sonríen a lo lejos, ternuras.

Cuando todos los alumnos salen del aula de transformaciones, Samira entra con una sonrisa.

—¡Mi niña! ¿Qué haces aquí?— Albus abraza a su ahijada con emoción.

—He venido a despedirme, el tio Newt y yo partiremos hacia brasil.

—¿Qué? ¡Por supuesto! Se me ha olvidado, donde está mi mente.— el adulto busca algo en su maleta y se detiene antes de enseñarlo— esto es algo muy especial... se supone que esperaría hasta que cumplieras treinta o te casaras pero... ¡no puedo esperar!

Dumbledore muestra una hermosa pulsera de plata con una serie de figuras grabas en ella.— era de tu madre, creí que te sentirías más conectada con ella. Tu padre estaría orgulloso

Samira suelta un pequeño grito de emoción y nostalgia. Su padre no hablaba mucho de su madre pero la definía como alguien 'astuta, inteligente, gran carácter y gran corazón' y haberlo perdido hace dos años aún le dolía.

—Es hermosa ¿me ayudarías?— Dumbledore asiente y ayuda a la ex-ravenclaw a ponerse la pulsera.

—Perfecta—pronuncia para abrazar a su padrino.

Nostalgia.

Después de largos minutos, Samira sale del aula con tristeza, extrañaría a Dumbledore.

Camina por los corredores del castillos.

—¿Samira? — una extraña voz provoca que cada bello de su cuerpo se erice. — Creí que nunca te volvería a ver

—¿Eres tú?— La Ravenclaw se acerca al pelinegro— te ves... diferente — la pelinegra toca con delicadeza el rostro de Tom y este solo cierra los ojos ante el tacto.

Samira suspira antes de apartarse del mago.

—Veo que aún lo llevas— señala la mano de la chica, esta lleva su mirada hasta uno de sus dedos. — Dime¿Aún lo extrañas?— Tom se acerca a la pelinegro a paso lento

—¿El qué?— pregunta con cierto nerviosismo.

—Esta cercanía, Samira— murmura cerca de los labios de la chica— está conexión

—Tengo que irme— dice sin separar los ojos del pelinegro.

Asiente.

—Pues espero que no me olvides— vuelve a murmurar antes de besar a la pelinegro por última vez, la extrañaba.

Cuando se alejó de él, Tom sentía la necesitadad de estar más cerca de ella. La amaba. La seguía amando, sin saberlo.

—Adios Tom

Samira simplemente se marchó, la única esperanza para Tom. La única persona que podía lograr que el alma del Slytherin no se corrompiera más.

Su salvación se había ido y con ella el corazón de Tom.

𝐌𝚰𝐃𝐍𝚰𝐆𝐇𝐓 𝐑𝐀𝚰𝐍 - tom riddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora