Ir a ver los sollozos.

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Caminas hacia la puerta. Al abrirla, cosa que cualquier curioso haría, notas las escaleras para bajar a un sótano que es iluminado por unos opacos focos que irradiaban luz morada. El olor es más fuerte acá. El simple aroma puede hacer que cualquiera vomitaría; era olor a muerte, a sangre y a llantos.

Bajas aquellas escaleras, luego de cerrarla y dibujar una runa de bloqueo, que son menos de siete escalones, se llega a un largo y ancho corredor que lleva a otra puerta. A diferencia de todas las del piso superior, ésta es metálica y con algo parecido a un lector de huellas. Caminas hacia ella y logras abrirla.

-Te extrañaba. -Enciendes un interruptor. La luz dorada, opaca y sin calor, ilumina todo el lugar. Luce como un cuarto de torturas, con un pobre chico amarrado, el cual se nota que ha sufrido una larga y dolorosa tortura.

-¿Sabes? Todas las historias de fantasía son de héroes y princesas. De un elegido salvando al reino, llevándose a la princesa y además de eso, por si fuera poco, el villano siempre termina muerto bajo la espada de aquel sacro señor. -murmuras mientras que camina en círculos alrededor de un chico de cabello dorado, ojos verdes, piel blanca y tersa, además de apagar la cámara y guardas el celular en su bolsillo nuevamente-. Pero, esto no es una historia de fantasía. Puede que, si exista la magia, también puede que yo sea el villano de este mundo...

»Todo eso puede ser real, a excepción de que tú eres el héroe de esto; sabes, yo fui culpado injustamente de hacer hechizos con humanos, han pasado cinco años y el consejo aún manda personas para revisar si estoy haciendo las cosas realmente bien. -Suspiras mientras lo vez. Él no puede verte, incluso estando al frente.

Si hubiera otra persona allí, solo lograría ver tu sonrisa blanca. Para incrementar el miedo de aquel chico, modificas la luz para que este solo logre ver tus dientes blancos. La función era más de cegarlo que de iluminar el lugar. No tiene su espada, pero si su vaina colgada en la cintura, ¿por qué alguien usaba una espada en pleno siglo xxi? Y mucho menos un arma de fuego. Las gotas de agua caían lentamente al lado del "héroe". Es molesto y más, cuando se llegasen a escuchar durante más de doce horas.

-Si esto fuera una historia cliché, te contaría mi plan y luego me vencerías. -El sonido de un arma quitándose el seguro retumba por toda la habitación-. Lo gracioso, es que esto no es una historia cliché. Tal vez si de fantasía, pero jamás será cliché; quien sabe tal vez te mate ahora mismo, o, por otro lado, ¿quieres ser útil para mí y contarme quienes te enviaron?

¿Será la opción correcta matarlo? Todavía puede ser útil. ¿Qué harás?

Decisión: No disparar.

Descripción: No es necesario matar al pobre chico, está lo suficiente herido para que muera por sí mismo.

Decisión: Seguir torturándolo.

Descripción: No ha dicho una sola palabra sobre cómo consigo aquella información durante más de cuarenta horas.

Decisión: No matarlo

Descripción: Seguir presionándolo no servirá de nada. Es inútil mantenerlo con vida más tiempo. Solo está haciendo perder el tiempo.

El gremio del dios ladrón. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora