Capítulo 1

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Desde que Saga decidío convertirse en un santo de Athena no se interesó en nada más que entrenar sin descanso hasta volverse el guerrero más fuerte del Santuario.

Fue nombrado caballero dorado de Géminis a los 14 años junto a Aioros que recibió la armadura de Sagitario; su primera misión juntos los llevó hasta Francia donde una ciudad fue devastada por los espectros del dios del inframundo.

Sin embargo llegaron demasiado tarde y solo encontraron muerte en cada rincón de la ciudad; Aioros se quedó atrás luchando contra docenas de espectros mientras Saga seguía al líder que pensaba huir con un niño entre sus brazos.

El único sobreviviente de la masacre de su ciudad.

Saga le cerró el paso al enemigo obligándolo a detenerse en medio de los escombros de algunas casas que se caían a pedazos por el fuego.

—¡No dejaré que nadie me quite mi hermoso rubí! —aseguró el espectro, acariciando la cabeza del pequeño que tenía la mirada perdida y la expresión en su rostro sin ningún tinte de emoción.

—¡Déjalo ir, desgraciado! —bramo Saga, con rabia al ver que el espectro acercaba su nariz sobre la larga cabellera del niño aspirando su aroma.

—¡El color escarlata de su cabello y el calor de su cuerpo me hacen sentir que es sangre entre mis brazos... no dejaré que me lo quites, asqueroso santo de Athena!

—¡Otra dimensión! —exclamó el caballero dorado, lanzando al espectro lejos del niño.

Después de acabar con el enemigo, Saga se acercó hasta donde yacía el pequeño de rodillas con los ojos clavados en el piso, lo cargó con un brazo observando de reojo la fragilidad de su cuerpo, conmovido y enojado por qué bastaba con lanzar una mirada a los cadáveres regados por el piso para saber que las atrocidades de esos espectros dejaron una marca profunda en el alma del niño.

—Revisé toda la ciudad y no hay más espectros —mencionó Aioros con una mirada llena de ira e impotencia por la culpa de haber llegado tarde a la ciudad.

—Regresemos al Santuario.

—Espera... Saga, ¿qué harás con ese niño?

—Lo llevaré con el patriarca, tiene un cosmos muy fuerte... quizás no lo sientas por qué está dormido en su interior, pero si te concentras bien lo podrás percibir.

Aioros asintió recordando que hace 10 años su compañero de armas había perdido su hogar por culpa de los espectros de Hades y un caballero de plata lo había llevado al Santuario junto a su hermano gemelo por tener un cosmos poderoso.

—¿No te sientes culpable por llegar tarde? —preguntó Aioros, atormentado por su conciencia.

—Solo tenemos que volvernos más fuertes... por eso debemos entrenar más duro —aseguró Saga, dándole la espalda a su compañero con el niño aún sobre su regazo.

El caballero de Sagitario le regaló una sonrisa cargada de sinceridad a su compañero sin imaginar el huracán de impotencia que destruía los ideales del contrario.

Saga había pasado por lo mismo que ese niño, perdió su hogar y creyó que al convertirse en caballero podría evitar que esas atrocidades se volvieran a repetir. Fue ingenuo y se dio cuenta que su poder no era suficiente para derrotar a sus enemigos prometiendo en silencio que a partir de ese momento protegería a ese niño y haría hasta lo imposible por verlo sonreír.

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