What If? ENDGAME [Romanogers]

10.What if?

Natasha despertó de forma abrupta al sentir una incomodidad a la altura del vientre. Steve abrió los ojos de inmediato al sentir el movimiento a su lado.

-¿Estás bien? -le preguntó a la mujer rubia con un tono que denotaba preocupación.

Ella no supo responder. De un momento a otro, sintió que lo que había comido subía rápidamente por su esófago y solo alcanzó a inclinarse al costado para no manchar la manta ni las sábanas con el vómito.

El ex capitán América no supo qué hacer. Se limitó a acariciarle la espalda, buscando tranquilizarla. La rusa intentó respirar para tranquilizarse, pero no fue buena idea. Desde pequeña que no le sucedía eso. Apenas estuvo un poco segura de que no volvería a expulsar algo por la boca, se levantó para ir directo al baño. Se quitó la remera sin mangas y la ropa interior que llevaba para darse una ducha.

Mientras tanto, Rogers hizo una llamada que había estado postergando por varias semanas. Además de eso, limpió de habitación para que después Natasha pudiera descansar tranquila.

La rubia salió del baño envuelta en una bata de baño y con una diminuta toalla secando su cabello corto.

-Estoy bien, no te preocupes -le dijo al hombre que la esperaba mirando por la ventana del departamento.

Ellos estaban acostumbrados a estar alerta en todo momento. Después de no aceptar firmar los acuerdos, aquel era su nuevo estilo de vida. Se cuidaban el uno al otro, Sam estaba haciendo un trabajo en Venecia y Wanda estaba en Escocia.

-Nat, esto no es normal y no quiero arriesgarme. Por favor, trata de entender mi punto. Eres lo más importante que tengo -habló muy afectado.

La rusa asintió. Momentos como ese la dejaban fuera de combate, así que aceptando el pedido del capitán, se recostó unas horas mientras él preparaba lo que llevarían. 
 

Partieron muy temprano, el sol apenas se estaba asomando. Utilizaron el jet que Rogers había prestado del rey de Wakanda. Subieron a la nave, Romanoff colocó las coordenadas de destino y después despegaron. Una vez en el aire, el piloto automático hizo el trabajo.

-No creo que sea nada grave. Trata de no preocuparte -la rusa tomó la mano del supersoldado. 

-Eso espero, Nat. Sabes que en la última misión que tuvimos con los traficantes italianos, nos expusimos a químicos muy fuertes. 

-Lo sé, pero no somos personas comunes -sonrió intentando disimular el malestar. 

La voz de Okoye se escuchó apenas entraron en el espacio aéreo que limitaba con Wakanda. Steve respondió al llamado informando que se trataba de él y de Natasha. Una vez que tuvieron la autorización, aterrizaron en una de las pistas privadas del rey. Shuri y la guardia de las Dora Milaje se acercaron para darles la bienvenida. 

El equipo médico de la princesa estaba listo para ayudar a Natasha, quién insistió en ir hasta en laboratorio por sus medios y sin subir a la aerocamilla. La rusa aceptó la bata blanca que le entregaron y se cambió en el baño. 

-Estoy lista -dijo al salir descalza del baño. 

La princesa le sonrió, indicándole que se pusiera en el centro de un círculo luminoso. La tecnología de análisis de ese reino era por mucho la más avanzada del planeta. Romanoff se sintió en una película de ciencia ficción cuando el círculo luminoso comenzó a elevarse, rodeándola como si se encontrara en el centro de un cilindro vertical brillante. 

Un holograma con la silueta de la mujer se desplegó sobre la mesa de trabajo de Shuri. La wakandania comenzó a analizar capa por capa los datos obtenidos. El escaneo se completó en pocos minutos, entonces Romanoff puso pasar a la sala de espera donde Rogers la aguardaba.